Tigres sacaron las garras a la hora buena
especiales
Confieso que tras ver a Pinar del Río ganar el sexto partido, no confiaba en que Ciego de Ávila pudiera ganar el domingo. Empiezo de esta manera, aunque siempre di a los Tigres como favoritos en esta final, sobre todo porque llegaban en mejores condiciones físicas que los pinareños.
De cualquier manera, no me esperaba que la serie se pusiera 3-0 a las primeras de cambio, y entonces fue cuando los Vegueros sacaron a relucir su estirpe, y sin dejar de cometer errores serios sobre todo en el corrido de las bases, lograron extender esta disputa de trofeo hasta un siempre emocionante séptimo partido.
Por desgracia, de todo menos emoción tuvo este encuentro, decidido demasiado temprano, pero no se le puede restar un ápice de mérito a los protagonistas de ambos bandos, que regalaron excelentes desafíos, salvo el primero y el último.
Ganar el bueno es algo que separa a los equipos mediocres de los equipos Grandes, y ya este Ciego ha demostrado que se une a este selecto grupo donde se encuentran desde hace rato sus rivales de turno.
Cuando los nervios se tensan, y para colmo ves caer en casa a tu mejor carta de triunfo en el montículo, son pocos los que salen con tal ímpetu al choque decisivo, y estos Tigres tomaron por asalto el José Ramón Cepero con más fiereza que nunca.
Excelente premio para el que fue desde el primer día el equipo que mejor lució, el más profundo en su nómina, y el mejor conducido desde el puente de mando. A los otros tres que avanzaron a los play offs les faltó algo de eso en algún momento, y a los otros 12 más de una, y hasta las tres en algunos casos.
Sigo estando inconforme con que en la final de nuestro principal pasatiempo ocurran errores mentales tan graves como no correr bien las bases o no tirar al lugar adecuado, pero de ninguna manera eso empaña la nueva coronación de los Tigres.
Habrá que seguir trabajando con más ahínco, sobre todo en las categorías inferiores, para que a la Serie Nacional no lleguen peloteros con tantas lagunas, y lo mismo va para los árbitros, los coach y los propios managers.
En un momento de celebración como este no debe olvidarse, como ocurre tan a menudo, por desgracia, en todo lo que falta por mejorar en la pelota cubana, sin buscar culpables fuera de nuestro archipiélago.
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