USA: “bomba” sobre sus procesos electorales
especiales
Su titulo “El circo electoral”, y lo firma uno de sus columnistas, Daniel Morcate.
Atribuye esa denominación a lo que considera la verborrea exhibicionista del aspirante presidencial republicano Donald Trump.
Pero, aclara de inmediato, “aunque no exclusivamente”, porque hay otras causas.
Recuerda que en ese contexto cámaras de televisión siguen y seguirán a Trump donde quiera que vaya a “despotricar”.
Luego Morcate, basado en su experiencia, define qué necesitan allá quienes como precandidatos aspiran llegar a la Casa Blanca.
Sincero en extremo afirma que precisan llamar la atención de multitudes por la vía mediática, haciendo “un poco de payaso”.
Es decir, -agrega- expresando unas cuantas barbaridades contra alguien o algo y luego reiterarlas como si formaran parte de un discurso coherente.
Asimismo escribe que, por su larga experiencia en medios televisivos, Trump los conoce mejor que los demás postulantes.
Debido a esa razón ha trazado el camino que seguirán otros menos eficaces en tales medios de difusión masiva.
El columnista Daniel Morcate pregunta, ¿Cómo hemos llegado a esta forma de hacer campaña presidencial? Y responde:
Sería fácil admitir que “las bufonadas siempre han sido parte integral de las contiendas presidenciales en Estados Unidos”.
Pero, subraya, el tono circense en la campaña que estamos presenciando sobrepasa a los consignados en nuestra memoria reciente.
Y a renglón seguido puntualiza, Donald Trump no es el único de esos personajes, aún cuando represente lo más simbólico.
Hace siete meses simularon que 16 aspirantes republicanos y demócratas transitaban la Casa Blanca, según el Independent Journal Review, “para comprobar cómo peleaban entre sí”.
Otro aspirante a candidato presidencial, Ben Carson, transformó esa posibilidad “en un homenaje a su descomunal ego”.
Cuando refirió la campaña del ultraderechista de origen canadiense-cubano, Ted Cruz, la sintetizó como muy cercana a una caricatura.
Por eso, recordó, ha provocado centenares de sátiras, como cuando le mezclan su postura antiinmigrante y su nacimiento en Canadá de madre estadounidense y padre cubano.
Detrás del tono burlesco, afirmó Daniel Mercate, alienta una realidad: no somos capaces de hacer algo importante, como elegir a un Presidente, “sin apelar a la chacota, el vacilón y la vulgaridad”.
Nos hemos acostumbrado tanto a la cultura kitsch que optamos por ella en todos los renglones de nuestra vida, sentenció.
Sin dudas, otra bomba política sobre el verdadero fondo de los procesos electorales en Estados Unidos.
Añadir nuevo comentario