Yandro Quintana: De Chambas a Florida y de Florida a la gloria

Yandro Quintana: De Chambas a Florida y de Florida a la gloria
Fecha de publicación: 
26 Enero 2015
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 Quien ve a Yandro Quintana (Chambas, ciego de Ávila, 30 de noviembre de 1980) repartiendo indicaciones, queriendo asaltar los colchones desde la esquina como si estuviera en aquel preolímpico del 2008 en el que barrió con cuanto rival se le interpuso de cara a un visado para Beijing, enseguida descubre un hombre esculpido a la medida de la lucha.

 

Hoy acuciosamente Yandro, as bajo los cinco aros de los 60 kilogramos en Atenas 2004, examina cada recurso de su hermano menor Davián (61), festejó con cierto recelo el bronce de este y de Jonny Duarte (57) en el Nacional disputado en la sala Rafael Fortún agramontina, al tiempo que reconoce el excelente momento por el que atraviesa la escuela cubana del estilo libre:

 

“La lucha va creciendo, reflejo del trabajo que se realiza con los muchachos desde las categorías infantiles, donde comienzan a desarrollarse sus virtudes. Poco a poco incluso las muchachas se van deshaciendo de la herencia del judo y se cuenta con sólido potencial en los juveniles, a pesar de que la eliminación de la ESPA Nacional torna más lenta esa transición al equipo élite. “Mundialmente se ven los resultados pero para mantener el nivel y escalar peldaños de calidad es necesario chocar con los grandes, entiéndase europeos y asiáticos. Este año ser la sede del Panamericano juvenil nos abrirá otra puerta para perfilar detalladamente aquellos luchadores de mayores virtudes, pues la posibilidad de presentar tres escuadras completas prácticamente será única, ganada a fuerza de rendimientos y medallas en cualquier escenario.

 

“Otro indicador de interés se da en la rivalidad interna, en nuestra época salvo en contadas excepciones como los 74 kg con Serguey Rondón e Iván Fundora la diferencia entre las primeras figuras de cada peso y las segundas era mayor. Ahora tanto batallar por la titularidad se traduce en crecimiento hacia lo interno.”

 

¿Recursos indispensables en un luchador y la tutoría de tu hermano Davián?

 

La explosividad es vital en los pesos pequeños. Se convierte en un arma para materializar entradas a tackle efectivas. La mía era natural, luego pasaba al agarre de cabeza y brazos, una llave que considero crucial. En los pesos mayores priman la resistencia de la fuerza y la fidelidad táctica, no suelen tirarse muchos movimientos técnicos en esa categoría y cualquier error bien aprovechado en muchas ocasiones determina.

 

“Davián tiene una capacidad de trabajo enorme, depende de su resistencia. Es de esos luchadores que puede mantener la intensidad de combate durante los seis minutos. Solo tiene que convencerse de su potencial y ser más agresivo.”

 

Rivales escabrosos y el peso corporal

 

“En el colchón el ruso Alan Dudayev. Me derrotó las dos veces que nos enfrentamos, en la final del Mundial del 2005 en Budapest y al año siguiente en el match de la Copa del Mundo de Sari, Irán. El peso corporal fue mi mayor enemigo, siempre preferí trabajar en el colchón, pero con el paso de los años el cuerpo no asimilaba igual y necesitaba correr además de cumplir hasta tres sesiones diarias de entrenamiento. Era muy bajito y me costaba mucho bajar al punto de que me perdí el certamen del orbe de Bakú 2007. Estuve peleando en 60 kg desde 1996 cuando triunfé en la cita universal juvenil de Moscú hasta el 2008 en Beijing.”

 

Beijing, Juegos Olímpicos, momentos memorables y grises…

 

“Contrario a lo que muchos puedan pensar, el oro de Atenas 2004 fue la cima en mi carrera deportiva, pero no el momento de mejor condición. A Beijing 2008 llegué luego de ser seleccionado el más destacado en el preolímpico clasificatorio universal. Ya en la sede me lesioné el hombro entrenando con Iván Fundora (74).

 

“Me infiltraron diariamente pero no pude superarlo y finalicé octavo, con una victoria y dos derrotas, en octavos de final ante el ruso y a la postre monarca Mavlet, y en la repesca frente al azerí Zelimkhan Huseynov. Esa lesión prácticamente acabó con mi carrera deportiva.”

 

¿A quien no dejarías de mencionar en tu vida como gladiador?

 

“Compañero de equipo, el capitalino Serguey Rondón (74 kg). Entrenadores varios, Jorge Luis Tejera en la EIDE de Camagüey, Filiberto Delgado y Arturo Yánez desde la ESPA hasta el equipo nacional. Tenían una metodología espectacular, muy minuciosos con el trabajo en una época en la cual la diferencia entre las primeras figuras y sus sucesores era más notable. No puedo dejar de mencionar a Manuel Rubio. En la parte psicológica fue mi mayor apoyo, sobre todo cuando quise apartarme de la lucha por desmotivación antes de Atenas, derivada de que estuve un tiempo sin asistir a las competiciones más importantes.”

 

¿Te exige más tu nueva vida de entrenador?

 

Mucho más compleja. Ahora mismo preferiría amanecer corriendo algunas veces. Es como si una fiera interna quisiera ponerse la trusa, salir al colchón y hacer las cosas a mi modo.

 

Comencé hace dos años en el municipio de Florida, una tierra fértil en materia de lucha, y el trabajo allí fue intenso, llevaba todas las categorías. Cada niño o niña tiene sus especificidades y todo por aprender en esa etapa. Desde septiembre pasé a entrenar acá en la provincia con los juveniles y los mayores. Una tarea bien compleja, pues Camagüey siempre ha sido potencia de la disciplina y cualquiera se pinta de conocedor.”

 

Sentencia de un extraclase, que inició su estela en los colchones a los siete años y entre sus méritos está el haber emulado a la leyenda rusa Alexander Karelin como los gladiadores más jóvenes en alzarse con un cetro universal juvenil. Entonces corría el año 1996 y en Moscú, Yandro no creyó ni en lágrimas ni en rivales.

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