Se sigue tocando mucho en Cuba

Por Lemay Padrón Oliveros (http://guajiroarrepentio.blogspot.com)

Lo aprecié el otro día por televisión y con uno de los mejores directores de Cuba en estos momentos. Matanzas perdía en el segundo inning contra Villa Clara y Víctor Mesa mandó a tocar a su tercer bate cuando tenía corredores en primera y segunda sin out. Resultado: rolling al pitcher out en tercera, ponche al cuarto bate y fly del quinto; en fin, 0 carreras.

Esta situación me motivó a adentrarme un poco en las estadísticas de la actual Serie Nacional, en la cual se han jugado más de 200 de los 253 desafíos disputados hasta el jueves con la volátil Mizuno 150.

Sin embargo, aunque está probada la eficacia ofensiva de esta pelota, o la ineficacia de la mayoría de los serpentineros cubanos, los mentores siguen apelando demasiado al toque de bola, pues se habían registrado 257 efectivos, a más de uno por desafío.

No me sorprende que Mayabeque sea el equipo que más apele a esta solución, porque a todas luces salía de arranque con uno de los bateos más débiles del campeonato (actualmente marcha en el lugar 13 por average y 15 por sluggin), con 26 toques exitosos en 29 encuentros.

Nótese que uso el calificativo exitoso, porque a las estadísticas oficiales de Cuba no van los intentos totales, esos no los registra nadie en el mundo, que yo sepa, y por eso el encargado de iniciar estas líneas tampoco aparece contabilizado.

Siguiendo con lo que tenemos a mano, sorprende que Camagüey (sexto en average y quinto en sluggin) sea el segundo con 24 sacrificios en 32 juegos, y Holguín (cuarto y séptimo) el tercero con 22 en 29. Aparentemente, una cosa no tiene mucho que ver con la otra, según estos guarismos.

¿Quiénes son los menos proclives (o menos efectivos) a la hora de usar esta variante ofensiva? Lázaro Vargas y Alcides Sánchez, pues Industriales y Santiago registran apenas tres y cuatro intentos efectivos hasta el momento. No por gusto son las novenas que más batean.

No soy enemigo del toque de bola, pero sí me molesta el abuso, sobre todo en momentos en los cuales en mi opinión no se justifican. Bueno es lo bueno, pero no lo demasiado.