China no se duerme en los laureles

Los más recientes acontecimientos y noticias sobre la República Popular China no pueden ser más halagadores: la nación más poblada del mundo, que construye un socialismo con características propias, se ha convertido para los expertos en la primera potencia económica mundial, con un crecimiento siete veces más sostenido que Estados Unidos y el reciente respaldo de un acuerdo con Rusia que eleva el intercambio a más de 100 000 millones de dólares para el año próximo, que se realizará plenamente con las respectivas monedas locales, sin apelar al dólar para nada.

Lo cierto es que la puesta en práctica hace 36 años del proceso de reforma y apertura, la ha hecho crecer rápida y sostenidamente, manteniéndose con la mayor reserva de divisas y como el principal acreedor de Estados Unidos.

La importancia del acuerdo con Rusia es naturalmente el lógico respaldo a Moscú ante las sanciones promovidas por Estados Unidos por su supuesta intromisión en los asuntos ucranianos; pero también una mejor calidad en un crecimiento chino que hasta ahora se basó en el alto consumo y la alta emisión de contaminantes, por lo cual el futuro desarrollo no estará limitado por la energía, los recursos naturales y el medio ambiente.

Y es que la dirigencia china no se duerme en los laureles y lleva a cabo una efectiva campaña en la lucha contra la corrupción, acompañada hoy en día por la denominada línea de masas, tendente a estrechar los lazos de los funcionarios locales del Partido Comunista de China con la población.

En este contexto, se deben eliminar estilos de trabajo que conlleven formalismo, burocracia, hedonismo y despilfarro, lo cual no es una tarea fácil, porque choca con intereses de algunos individuos que se consideran intocables.

Tal cuestión fue detectada de manera particular en la provincia de Hebei, donde el presidente Xi Xinping recordó a los funcionarios que tendrán que realizar esfuerzos enormes para resolver la capacidad excesiva en acero, hierro, hulla, cemento, vidrio, y reducción de la contaminación del aire, y pidió que eleven la supervisión de la aplicación de la campaña y cumplan las promesas hechas al público.

En una entrevista para este portal con el anterior encargado de Negocios de la Embajada china en Cuba, Chen Ping, el diplomático citó la desigualdad entre los ricos y pobres, el desequilibrio de desarrollo entre las zonas costera e interior, así como entre la ciudad y el campo, con 150 millones de habitantes que todavía no se han librado de la pobreza.

Además, están incompletos los sistemas de seguro social, de salud pública y de educación, y hay necesidad de crear muchos más empleos.

La democracia y la legalidad aún no están suficientemente perfeccionadas, con problemas de injusticia social, ineficiencia administrativa e insuficiencia de las funciones del mercado.

Porque sí, es cierto, los números y estadísticas hablan bien de la posición de la República Popular China, que no tiene que sufrir o puede eludir las crisis económicas que afectan a las naciones capitalistas desarrolladas, pero aún queda un largo trecho para llegar al buscado modelo chino de desarrollo expuesto en el XVIII Congreso del Partido Comunista.

De ahí que el Consejo de Estado esté preparando desde septiembre último el XIII Plan Quinquenal (2016-2020) para el desarrollo económico y social del país, el cual debe completar la construcción de una sociedad modestamente acomodada, con resultados decisivos en la profundización de las reformas, teniendo en cuenta los profundos cambios en el mundo, las nuevas realidades del desarrollo nacional y los riesgos y desafíos emergentes.

Según el primer ministro, Li Keqiang, «China debe seguir dando la máxima prioridad al desarrollo, poner énfasis en la reforma y la innovación y buscar un mayor avance en la promoción del desarrollo científico, la transformación de la modalidad de desarrollo y la solución de los problemas profundamente arraigados».

Ello va acorde con el principio sustentado por esta y anteriores dirigencias de que el socialismo con características chinas es la única vía para lograr el bienestar del pueblo, y que hay que estar preparados para eliminar obstáculos, problemas, riesgos y desafíos, así como enfrentar situaciones impredecibles.