Otra cumbre contra el cambio climático y la pobreza

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Otra cumbre contra el cambio climático y la pobreza
Fecha de publicación: 
6 Noviembre 2025
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Imagen tomada de https://www.sinpermiso.info

Hasta el 21 de noviembre líderes mundiales participan en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) 2025 que esta vez se desarrolla en Belém, Brasil. Otro evento de esta naturaleza centrado en combatir los efectos de este fenómeno y sus causas, pero que no por celebrarse en nuestro continente, en plena región amazónica, nos ofrece optimismo.

Cierto es que los participantes se muestran entusiastas y en sus discursos y proyectos todo se encuentra calculado con líneas muy precisas de lo que podemos hacer para contener el daño que le hacemos a la capa de ozono, por ejemplo, o las consecuencias del calentamiento global que genera tal deterioro, así como puntos más directos como la contaminación ambiental por el exceso de desechos en todos los ecosistemas. La lista es enorme, sin embargo, a pesar de las promesas, de los pactos y tratados firmados, sabemos que el próximo año todo continuará igual o peor.

Esta no es una reunión cualquiera, a ella suelen asistir jefes de Estado, representantes multilaterales y organismos internacionales, es decir, un numeroso grupo de personas influyentes y poderosas que se supone tienen las herramientas, los contactos y la economía para hacer de verdad por este planeta, y no obstante, poco se consigue. ¿Cuántos años llevamos en esto? Muchísimos. ¿Se nota resultado? Poco.

¿Cómo la gente común interesada en este tema podemos mirar con buenos ojos y sin desesperanza si encontramos que cada vez el mundo se parece más al barrio olvidado repleto de basura en el que nadie se comporta de manera civilizada y ni las autoridades hacen mucho? Esto, a mayor escala, es lo que vivimos en la Tierra, donde ningún rincón escapa ya al cambio climático.

Anticipadamente la COP30 ya estaba proyectada como una de las más importantes de los últimos años, y, como es lógico, entre sus objetivos trazados se cuentan diversos enfocados a la protección del Amazonas, con la mira en concretar financiamiento para, al menos, disminuir las emisiones de carbono. Para ello cuentan con la asistencia de movimientos ecologistas, campesinos, indígenas, feministas, ecosocialistas y otros sectores.

Asimismo, en su primera jornada el gobierno brasileño reiteró que en cualquier propósito afín se debe incluir trabajar por la justicia social, la soberanía ambiental y la transferencia de tecnología porque, en realidad, el cambio climático no deteriora ecosistemas aislados sino a todas las especies del planeta; sus consecuencias harán más intensas las crisis humanitarias, ya sean por falta de alimento, migraciones forzosas, entre otras.

La COP30 pretende impulsar acciones para que la pobreza no sea otra de sus aristas, pero indudablemente esta es una meta abstracta. Pensemos en cuáles son las causas más comunes que se derivan del cambio climático y que afectan grandemente la economía doméstica: escasez de recursos vitales como el agua y la comida. 

Entre las prioridades no basta con incentivar la adaptación y que seamos resilientes porque si no existe empleo ni alimento, no habrá forma humana, para muchos, de salir de la indigencia extrema. No es asunto de dos o tres.

Las iniciativas están muy bien, y la suspicacia nos llega porque no es la primera vez. Ojalá en esta oportunidad los más vulnerables comiencen a sentir que no son olvidados porque, como ya sabemos, el cambio climático toca a todos, pero menos a quienes viven en la burbuja de la abundancia, no obstante está en los segundos el poder para cumplir agendas.

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