Nuestra América: protagonista en el segundo acto de octavos

Nuestra América: protagonista en el segundo acto de octavos
Fecha de publicación: 
25 Junio 2014
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Definitivamente va siendo el Mundial de nuestra América, esa unida, total, sin fronteras étnicas ni de creencias. Porque en definitiva el fútbol es una religión común que nos une a todos. De lo contrario, cómo explicarse que entre CONMEBOL y CONCACAF superan abrumadoramente a la UEFA en el duelo particular ocho victorias contra tres y dos empates.

Por si fuera poco, al menos uno de estos cuatro elencos sudamericanos tendrá presencia segura en semifinales: Brasil, Uruguay, Chile o Colombia. ¿El resto? Lamentablemente a casa, pero con la frente en alto, erguidos, y quién sabe si se mantenga el maleficio que azota a los onces de Europa, incapaces en ocho versiones de Copas del Mundo a este lado del Atlántico de erigirse campeones, de besarla, y bordar luego una estrella a la izquierda de sus camisetas.

Iluminados por los ancestros de las culturas precolombinas, estuvieron tres de los cuatro actos de este martes, que sellaron otros dos cruces de octavos.
 
Uruguay: garra latente y afilada

No fue Luis Suárez, pese a ser la segunda parte de mordida infernal la postal del partido que más revuelo ha causado en la red, e incluso pende de un hilo su posible continuidad en la justa. No fue Cavani, amén de ser su grito ahogado en el festejo el de un verdadero “caníbal”. No fue Forlán, ni siquiera vio la cancha, señal de que sus años de fulgor ya se apagaron.

Diego Godín fue el ángel salvador de los charrúas esta vez. Y créanme, para aquellos que los dieron por muertos tras la estocada inicial 3-1 que les propinara Costa Rica, volvieron a demostrar los charrúas esa fidelidad a su historia, ese compromiso con el sabremos cumplir que constituye el cierre de su himno, esa garra latente y afilada.

Le pasó la vida factura a Italia, por el conformismo, por confiar en un empate como boleto, por no lucir como grande y trocar su casaca de tetramonarca en una camisa de fuerza de inmovilismo.

Otro adiós gris el de Andrea Pirlo, pese a emular el genio creador de la Juventus a otro legendario transalpino con 112 apariciones internacionales: Dino Zoff. Continúa la frustración transalpina, eliminada en fase de grupos en 2010 y ahora, algo que no les sucedía desde 1962-1966, además del doble descalabro frente a España en las Eurocopas del 2008 y 2012. Por esas cosas del destino cruel Godín, militante del Atlético de Madrid en el fútbol ibérico, se vistió nuevamente de héroe. Lo hizo en el partido final por la liga, en el momento justo para mantener con vida a la celeste y conducirlos a octavos.

Barco griego en puerto seguro

Cuestión de carácter, justamente de eso veníamos hablando, y todo el que le faltó a los comandados por Cessare Prandeli (por cierto, al igual que el presidente de la Federación Italiana de Fútbol, dimitió), lo destilaron los griegos.

Y lo de ellos sí fue una batalla, a la más pura usanza de la de Maratón frente a los persas, especialmente por el hecho de ver caer antes de la media hora a dos de sus soldados más valiosos: el medio campista adelantado Pangiotis Kone y su arquero, Orestis Karnezis. Entonces emularon a Polícrates, considerado uno de los primeros y mayores piratas de la historia, para saquearle todo el coraje y la apuesta por el triunfo a Costa de Marfil.

Otra escena de falta de intensidad, los elefantes se aferraron demasiado a su mote esta vez y no fueron capaces, como Aníbal, de atreverse a cruzar los Alpes de más allá de tres cuartos de cancha. Ese macizo montañoso certero de nombre defensa griega.

Solo Gervinho, quien sin duda jugó uno de los mejores torneos de su carrera, descolló en el complementario con su asistencia a Bony.

Pero los griegos son una nave con un carácter divino, desde que emergieron campeones en la Eurocopa del 2004. Primero anidó Samaris en el 42’, otro que anda en rol de suplente. Luego el propio Gervinho le cedió su lugar en la cancha a Giovanni Sio. Corría el 83 y Zeus accionó las piernas de este último para que en solo una decena de minutos de juego provocara la eliminación de su conjunto al cometer una falta cuasi tonta sobre Samaras en el área. No serán el dúo chileno de Marcelo salas e Iván Zamorano, pero este dúo griego Sa-Sa se encargó de borrar de golpe sus dos intentos fallidos mundialistas anteriores, en Estados Unidos 1994 y Sudáfrica 2010. Ahora, al menos ya vislumbran octavos como puerto seguro.

Costa Rica… ¡ticos-Killers!

¿Costa Rica presa fácil? ¡Ni soñarlo! Los ticos no creyeron en feudos, ni en siete estrellas bordadas, ni en grupo de la muerte. Transitaron rutilantes, con total irreverencia. Su artillería comandada por Joel Campbell y Bryan Ruiz, su castillo custodiado por un infranqueable Keylor Navas, solo ha permitido el gol de penal de Edinson Cavan.

Ni siquiera los más fieles hinchas del once centroamericano hubiesen presagiado tal performance: siete puntos, sablazos a dos otrora reyes del orbe, y abrazo con el otro. Un gol en contra ante artillerías temibles y el cambio de cartel de Cenicienta a Peligro en la siguiente fase, donde se medirán al barco griego. Los comandados por el colombiano Jorge Luis Pinto tienen organización, disciplina táctica en todas sus líneas y talento, por qué no, su fórmula ganadora, esa que los convierte en una de las mayores sorpresas de esta Copa, una capaz de superar a la de Italia 1990, la ocasión precedente en la que vencieron la etapa preliminar, tras desbancar entonces 1-0 a Escocia y 2-1 a Suecia.

Café con aroma goleador

Bouquet único, tras 16 años de ausencia Colombia irrumpió nuevamente en Copas del Mundo. ¡Y de qué manera! No bailan samba, pero están bien próximos al jogo bonito, no profesan el fútbol total, pero se avienen a los conceptos de aquella Naranja Mécánica de ensueño.

No importa si reposan rezagos anglosajones en los nombres y apellidos de sus jugadores… James, Jackson, ni siquiera añoran mucho la ausencia de su cañonero estrella, Radamel Falcao.

Estos colombianos al parecer le pusieron dosis extras de talento y gol a sus habituales cafés mañaneros para perforar en nueve ocasiones las redes rivales y pasear un grupo C que si bien no aparecía como de los más fuertes en el papel, sí se antojaba muy parejo.
 
Colombia vive un carnaval futbolero; tal es así, que ya superaron su mayor número de goles en una cita, cinco, que databa de 1962.

Estado de gracia que viene desde el mismísimo banquillo y esa aura que tiene Pekerman para mantenerse imbatible como orquestador: seis sonrisas y dos empates, únicamente superado por Vittorio Pozzo (8-1-0). Fiesta que les dio, además, para tener el detalle de colocar a Mondragón en el complementario y verlo inscribirse en la historia como el jugador más veterano en disputar un Mundial a los 43 años y tres días.

Estado de gracia que les cambia el pensamiento y los vaticinios a muchos y coloca a Uruguay, con todo y su garra charrúa, cuesta arriba de cara al compromiso de octavos de final.

No sé si sea con todos y para el bien de todos, pero lo rendido por los onces de Nuestra América hasta ahora mucho se me parece.

Caigo nuevamente en terreno de pronósticos, me atrevo, y confieso que pesa una mínima dosis de sensibilidad latinoamericana. Por Valderrama, por Higuita, por 16 años de olvido y la posible redención, por el fútbol que destilan de sus botines… con el perdón de muchos, me inclino por Colombia y Costa Rica. Tándem de C al poder.

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