Televisión cubana: Otra opinión sobre Playa Leonora

Playa Leonora (lunes, miércoles y viernes, 9:00 p.m., Cubavisión) adolece de los mismos defectos que otras tantas telenovelas cubanas: la puesta en pantalla deja mucho que desear. Aunque aquí, hay que reconocerlo, los problemas van mucho más allá de la realización.

Hay que aplaudir la pretensión del autor de crear una historia original para el espacio: la historia de Playa Leonora no se parece a ninguna otra que haya asumido la teledramaturgia nacional.

Las tramas son sustanciosas, los personajes complejos, la mirada resulta franca y arriesgada… pero todas estas virtudes palidecen ante una concreción televisiva de escaso vuelo.

Hay un asunto, sin embargo, que quizás golpee desde la concepción misma de la historia: la falta de equilibrio del cariz de las tramas. Casi todas se regodean en ambientes opresivos, en cierta sordidez, en una descarnada recreación del contexto y las circunstancias.

No es que esté mal. Pero no es lo que se espera de una telenovela: el espectador necesita “relajarse”, momentos de distensión o humor que en esta propuesta escasean.

Es difícil, por otra parte, identificarse con algunos de estos personajes, pues la mayoría ofrecen pocos asideros. La carga conflictual es demasiado pesada, “afea” ante los ojos del televidente. Faltaron quizás matices o personajes más nobles o menos comprometidos con los dramas fundamentales de la serie.

Pero, insistimos, los principales problemas de Playa Leonora están en la puesta.

Buena parte de la fotografía resulta mediocre, rara vez trasciende la mera funcionalidad. Uno extraña, por ejemplo, una vocación paisajística en los exteriores: perfectamente pudo aprovecharse la singularidad del entorno costero. Mejor logradas están las secuencias submarinas.

Los interiores están bastante bien concebidos (aunque, como ya es casi habitual, hay algunos mejor ambientados que otros), la iluminación en esas escenas es correcta; pero en exteriores todo parece insuficientemente iluminado, sobre todo los pasajes nocturnos.

La escenografía tiene aciertos, aunque no siempre resultan suficientemente potenciados por la fotografía y la iluminación.

Punto y aparte para la edición, que llega a ser caprichosa y caótica. Muchas veces se fragmentan escenas sin que se llegue a plantear nada concreto.

Llama la atención el carácter del tema de presentación (bien realizada, por cierto), que poco o nada tiene que ver con el tono de la telenovela. Al verla, uno pudiera esperar una propuesta con más humor, más gracejo.

El nivel de las actuaciones es desigual: los buenos actores están bien; los no tan buenos, regulares… Es cierto que no hay pésimos desempeños, pero también se extraña una dirección de actores que aunara intenciones y énfasis.

No parece que Playa Leonora marque hitos en la realización de telenovelas en Cuba. Debe ser una historia más, olvidable. Lástima, porque había material para alcanzar mejores resultados.