El precio de los carros y el costo del transporte en Cuba

El precio de los carros y el costo del transporte en Cuba
Fecha de publicación: 
15 Enero 2014
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¡Cómo cuesta el transporte en este país! Y no me refiero a la versión criolla de la cucarachita Martina que circula por estos días entre los cubanos, ojalá estuviera en esa disyuntiva entre un apartamento en Manhattan y un carro en La Habana, que con los 250 mil duros en el bolsillo ya se me ocurrirá qué decidir, pero no puedo permitirme emplear neuronas en tal dilema, mientras espero por la bondad ajena en un semáforo y me pregunto, eso sí me preocupa: ¿me dará o no me dará botella? He ahí la cuestión…

Es cierto, los carros están caros, esa es una verdad de pero grullo, pero no me parece el pollo del arroz con pollo para la mayoría de los cubanos que hacen colas en espera de un transporte público muchas veces demorado, insuficiente y deteriorado.

¿Vendrá o no vendrá el P11 a tiempo? He aquí otra cuestión.

En fin, que si algo debería robarnos el sueño ahora mismo es pensar en las vías, los métodos, las estrategias, para mejorar y hacer más eficaces y solventes los medios de transporte que resuelven el problema concreto de la gran mayoría de nuestros coterráneos. Si alguna crítica y algún aporte demanda con urgencia la sociedad cubana en esta materia, no creo que esté, al menos no en primer orden, relacionado con los precios exuberantes que establece el recientemente abierto mercado de vehículos.

Antes, mucho antes, la catarsis y el esfuerzo colectivo deberían enfocarse en estos aspectos que afectan de forma mucho más inmediata, no me lo podrá negar, la calidad de vida suya y mía y la de otros millones como nosotros que desesperamos en una parada o sufrimos la indolencia de algunos con cuatro ruedas y cero solidaridad.

Y porque me toca muy de cerca hago un alto en este punto. La «botella» es mi medio habitual de transporte para la ruta Matanzas-Habana y viceversa que hago constantemente de mi casa al trabajo, la cual comparto con estudiantes, médicos, un número no insignificante de atrevidos que nos determinamos a acortar distancias mentales y de oportunidades al costo de asumir la distancia geográfica.

¡Ay, si me hubieran tocado aquellos tiempos de los que habla mi madre en que las guaguas de la terminal salían no sé cuántas veces al día y el tren de Hersey era un medio de transporte más o menos seguro! Pero me ha tocado la época de las Transtur, Transgaviota, Transmetro… de 20 pesos, y la «transgenerosidad» de muchos, muchísimos choferes siempre dispuestos a darte un aventón.

Pero también, la de otro montón cuyos valores no les alcanzan, aun al timón de un vehículo estatal, para ayudar al prójimo. Envueltos en la desidia y ausentes de humanismo, miran fijamente para otro lado, o improvisan un cuento, o esparcen cuanto bultico o papelito traigan en todo el asiento trasero y fingiendo compunción, te explican: «voy lleno», o simplemente te dicen redondamente que no, incluso antes de tú hacerles la pregunta.

Estos últimos conforman el grupo de los que «no van para ninguna parte», está el de los que «se quedan ahí mismo» y el de los que «nada ven, nada oyen, nada saben», y así podría implementar muchas más clasificaciones para seccionar en definitiva una sola especie: la de los insensibles, indolentes, egoístas… ¿sigo?

Ese es el costo del transporte en Cuba que realmente me afecta y me preocupa: lo que tenemos que pagar en estrés y hasta desgaste físico por un transporte público muy barato, pero que pide a gritos inversiones, y por vías alternativas subordinadas a las buenas intenciones de otros.

A riesgo de ser condenada a la hoguera de la opinión pública, les digo a los humoristas espontáneos que si la tal cucarachita tuvo tan buena estrella de encontrarse semejante cifra, ojalá se decida por el carro en La Habana y sus consiguientes impuestos, así compartiría su suerte con la mayoría de los cubanos que dependemos del transporte público y, si no es mucho pedir a la querida Martina, que, una vez comprado el Peugeot, no se olvide de cuando era una cucaracha de a pie y dé botella…

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Comentarios

ES INTERESANTE, CON LA VENTA DE UN PEGEOT SE PUEDE COMPRAR UN OMNIBUS ARTICULADO O DOS RIGIDOS, ASI QUE ES MEJOR COMPRAR EL OMNIBUS SE PONE A DAR VIAJES Y DA MAS RESULTADO QUE UN PEGEOT.
Lukito que buena son tus recetas.Para tener casa, salud y educación gratuitas hubo que hacer una Revolución. Por cierto se hizo por lo mejor del Pueblo Cubano y con el apoyo casi unánime de todos.Eso trajo las llamadas conquistas para el Pueblo.Ahora te aclaro que las mantiene así el trabajo de todo el Pueblo. Los presupuestos no caen del cielo.Ni existe una interminable botija. La Revolución tambien nos cambio.Nos abrio los horisontes a todos (sobre todo con cultura y educación). Nos lleno de ánimo de superación y desarrollo personal.¿Por qué no querer tener un carro?. Eso no debe ser ni una quimera, ni un dijusto para nadie.
Me parece que esos precios de los carros estan super que duros con el dinero de un carro moderno se pueden comprar hasta 3 microbus Diana. Me parece que el estado debe de revisar esos precios y darle mas oportunidades al trabajador que hace todo por mantener esta Revolución. Debemos revisar los precios pues dentro de poco muchos carros seran ensamblados en nuestro territorio, pues la Geenly esta interesada en ensamblar en el Mariel.
no estoy de acuerdo con los precios se esta llevando hoy en día, los carros no se puede comprar ni con cinco años de trabajo ahorrando el salario del mes entero, no de a basto la comida ni decirte super cara,en la tienda en cuc los precios están altísimo, es transporte escaso, las gua guas se tardan en llegar a la parada y después llena que no se puede ni montar, hasta cuando vamos a seguir en la misma, suban el salario, bajen los precios y así viviremos mucho mejor.
¡Qué foto más interesante la del artículo! Una Dra pidiendo botellas, la misma que da sus servicios gratuitos a los cubanos. ¿Será porque no lo necesita o lo merece o porque simplemente sus posibilidades económicas no se lo permitiría jamás? O porque prefiere depender del transporte público, en este caso gratuito o exigido en muchos casos, y sus innumerables inperfecciones nunca resueltas.<br />De todo hay que hablar y no ser agnósticos a todo lo que pasa, porque no cabe dudas que pasan cosas en cualquier parte. Siempre nos comparamos con lo mismo y ha pasado más de medio siglo, y no por gusto… o es que la historia se detuvo en el 59. Recordemos que existió una etapa que se le entregó –vendió- carros a algunos profesionales en moneda nacional y precios que parecían simbólicos, los mismos carros que ahora especulan con nosotros y nos cobran tan barato que da risa, o que también entraron a jugar en la bolsa de compra venta y jugosas ganancias. ¿No pudieramos venderle uno a esa Dra para que no pida botella y llegue temprano a su centro asistencial para salvar quizás una vida?<br />O es que solamente debemos seguir parados en la educación y la salud gratuitos, que como logro de la Revolución todos debemos sostener con nuestro trabajo, independientemente a que existan necesidades de todo tipo siempre crecientes, o es que olvidamos a Marx también. (Espero que la periodista no sea de las que decía que no le gustaba la filosofía y la economía política y que no las entendía cuando estudiante, o de los profesionales de la prensa que piensan que lo que dicen es ley) <br />Del transporte público se puede hacer una separata que necesariamente no hay que vincularla a las posibilidaes personales de tener un transporte propio, y de eso trata la cucaracha, que para nada debe asustarnos porque se habla de nuestra realiad, la que debemos resolver. Los cubanos sabemos de muchas cosas, ya no somos analfabetos, y sabemos cuanto vale un carro en muchas partes del mundo, y de la economía de sus ciudadanos y otras cosas como la existencia de la educación y la medicina gratuitas también, que no es exclusivo de nuesro país, amén diferencias. Y hasta de cuantos carros circulan en el mundo: no lo dude. Lo que pasa es que el precio es una categoría económica muy política y de gran necesidad de aprobación del afectado en cualquier parte del mundo y si esto se une a las esperanzas…<br />Lo malo es que llueve sobre lo mojado en muchas cosas porque los efectos serían devastadores con todo.

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