Laritza Bacallao: sin miedo a lo comercial
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Fotos: Cortesía de Laritza Bacallao para Cubasí
Que suenen los tambores resultó, además, el Mejor Video Merengue Electrónico en los recién concluidos Premios Lucas. El tema ha pegado tanto, que se ha convertido en viral. Se escucha en la radio, en las casas, en los negocios particulares y en los carros.
La mayoría de las personas no sabe que Laritza canta desde que era una niñita. «Yo sigo estudiando, no se trata de saber cantar y ya. Escucho mucha música para retroalimentarme y a cada rato levanto el teléfono y llamo a mi gran amigo Darío Balzanelli, un tenor italiano, con quien doy clases de canto. Cada vez que salgo de su casa me siento nueva, siempre hay que superarse», comenta la artista que recibió a Cubasí en su casa.
Actualmente la intérprete está grabando en los estudios de la EGREM los temas del concurso infantil Cantándole al Sol, y a pesar de que ella nunca se presentó a esa competencia cuando era niña, confiesa que se siente muy bien al compartir hoy con esos pequeños.
—¿Cuándo y dónde aprendiste a cantar?
—No sé exactamente cuándo, fue algo que nació… pero sí sé que la primera vez en que subí a un escenario yo tenía cuatro años y canté la canción de La sirenita, la película de Disney.
A partir de ese momento, despertó en mí el bichito de la música, el mundo de los escenarios, los micrófonos, y fui perfeccionando con el tiempo esta técnica vocal. Estudié Dirección Coral y mi papá (Ernesto Bacallao, cantante de La Aragón) siempre me daba consejitos aquí en la casa.
—¿Qué proyecto ocupa tu tiempo ahora?
—Estamos enfrascados en nuestra primera producción discográfica. Si Dios quiere, saldrá con la disquera italiana Planet Records, aunque se comercializará aquí también porque, por supuesto, Cuba no puede faltar. Gracias a Cuba es mi carrera.
—¿De qué va el disco?
—Será muy comercial y tendrá mucha cubanía y la alegría que nos caracteriza. Es un álbum de muchos géneros: hay fusión, que fue lo que me lanzó, y también kizomba, un ritmo angolano que tiene éxito mundial actualmente.
Estamos grabando y trabajando en los arreglos; la producción musical es de Osmani Espinosa, quien también es el compositor de varios temas del disco. Me acompañarán mis músicos, sin ellos ya no me imagino, llevamos más de dos años juntos.
—¿Has pensado componer para ti?
—Creo que la única vez que compuse algo fue con 15 años, la musa bajó en ese momento. Le tengo mucho respeto a componer, quizás miedo, pero no niego que en el futuro pueda hacerlo.
—Hay artistas que se limitan para hablar de música comercial, tú no le temes a ese término.
—Para nada. Que mi disco sea comercial no significa que no tenga calidad. Es música. Cuando decimos comercial, nos referimos a una forma más directa de llegar al público, que la gente quede atrapada con el tema. No quiere decir que una guaracha, un cha cha chá o un bolero no sean comerciales, al final, cuando sacamos un tema, los artistas siempre queremos que los demás coreen sus estribillos, que los conozcan.
—Tú eres muy joven, y a pesar de que estás empezando todavía, has alcanzado el éxito. Tu música está en el hit parade de Cuba y es muy popular. ¿Te esperabas esto?
—No, en realidad no me lo esperaba. La gente piensa que yo empecé ayer, pero no es así. Yo estoy cantando en grandes escenarios desde los 10 años, cuando hice mi primera gira internacional en el espectáculo Cuba Tropical. Yo era la única niña de ese elenco, entre grandes como Miriam Ramos, María Antonieta, Los Papines, el Ballet de la TV Cubana…
Yo tengo 17 años de vida artística y cuento ese tiempo desde que grabé mi primer disco; se llamaba La orquesta Aragón presenta la princesita del cha cha chá, era música tradicional infantil. Desgraciadamente, nunca salió a la venta. Me gustaría que algún día los niños cubanos lo tuvieran en sus manos, porque es una forma de hablar de nuestras raíces y tradiciones.
Desde ese momento, yo tenía que exigirme a mí misma como una profesional. La orquesta Aragón es un emblema de la música cubana. Yo tenía que estar a la altura de ellos.
Cuando hice la gira, compartí camerino con Miriam Ramos y María Antonieta. Para mí eso fue una gran experiencia.
—¿Te ponía nerviosa estar junto a esas estrellas, siendo tan pequeña tú?
—Mucho. En esa gira mi mamá me acompañaba, pero aun así fue un reto. La primera actuación fue inquietante. Imagínate estar al lado de esas estrellas. Fue un encuentro de emociones, era la primera vez que salía de Cuba, el público en Japón no entendía el idioma en que cantábamos, pero la música no tiene idiomas, siempre comunica. Y ya en las demás actuaciones me sentía con más confianza.
—¿Recuerdas lo que cantaste?
—Fue un popurrí de cha cha chá: El bodeguero, Los tamalitos de Olga…
—¿Esa experiencia fue la que te hizo estar segura de dedicar tu vida al arte?
—Artista yo siempre quise ser. Recuerdo que yo quería ser bailarina española, pero la música me atrapó más que el baile. A los 10 años ya estaba segura de que quería cantar.
Tuve mis tropiezos como todo el mundo, fui rechazada porque en ocasiones mis condiciones físicas no eran lo que buscaban. Eso me chocaba mucho y por momentos pensé colgar los guantes, pero no me rendí. Lo que soy hoy es el resultado de 17 años de estudio y trabajo. Cómo llegamos a la popularidad, no lo puedo explicar, porque ni yo misma me di cuenta.
Me percaté de eso este año, en los carnavales de Santiago, fui la única mujer en dar concierto en tarima. No pensé que yo gozara de esa popularidad y me impresionó muchísimo. Aún no me lo creo.
Siempre he tratado de trasmitir a la gente energía positiva. Mi trabajo de tantos años, mis noches en vela, están dando frutos.
—Y eso te hace feliz.
—Feliz es poco. No tengo palabras para describir lo bien que me hace sentir eso. Estar en un escenario y no ver el final del público porque son demasiadas personas que fueron a verme y están bailando y disfrutando lo mismo que yo, eso no tiene nombre.
—¿Qué crees que te ha hecho conectar con el público?
—Yo trato de ser lo más natural posible. Me gusta ser sencilla y que la gente me vea como un ser humano igual que ellos. Quiero que se sientan libres como yo, que bailen, canten y rían.
—Cuando un compositor te entrega un tema, ¿qué haces para prepararte antes de cantarlo? ¿Qué no le puede faltar para que la interpretación quede bien, auténtica?
—Me gusta esa pregunta. Lo primero que hago es leer la letra varias veces, puede ser que no tenga nada que ver conmigo. Yo trato de trasmitirle al público mi vivencia para que se sientan identificados con lo que yo estoy cantando.
Esto forma parte de la actuación del cantante, o como se quiera llamar. Cuando tengo que hacer una canción temperamental, me meto dentro de ella, la vivo, siento su fuerza. Creo que al público le gusta eso.
—Háblanos sobre tu trabajo con PMM.
—Con PMM y Hectico DJ comencé a trabajar hace casi cuatro años. Él es mi productor. Los grandes conciertos que he hecho en La Habana han sido con PMM, ellos son otra parte de mi familia.
—¿Cómo es tu rutina diaria?
—Siempre ando de un lado para otro trabajando. Y cuando estoy fuera del trabajo, me gusta permanecer en mi casa, descansando, viendo una película. Estoy loca por llegar a una discoteca y bailar hasta el cansancio, pero ahora mismo no puedo hacerlo, estoy muy ocupada. Pero no me pesa, porque es tiempo que le dedico al público. Si tengo que dejar de dormir, lo haré por la gente que me sigue, gracias a ellos soy lo que soy.
—¿Qué haces para mantenerte en forma, lucir bien en el escenario?
—Ejercicios, abdominales en casa, y a veces voy a un gimnasio a hacer pesas. Se necesita resistencia corporal para dar el espectáculo como la gente lo espera.
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