Muerte sobre el ring: amateurismo vs. profesionalismo

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Muerte sobre el ring: amateurismo vs. profesionalismo
Fecha de publicación: 
22 Noviembre 2013
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«Yo en Cuba soy millonario de amor».
                                                          Félix Savón Fabré

La tentación es grande y la imagen de los triunfadores en la arena profesional llega a la Isla como perspectiva del triunfo material: las luces, el dinero, la televisión, el éxito entendido como el «tener» por encima de todo...

Según plantea la mayoría de los historiadores, el boxeo llegó a Cuba de la mano del chileno John Budinich en 1910. Budinich, boxeador profesional en los Estados Unidos, fue contratado por el Vedado Tenis, un aristocrático club habanero, para entrenar en la práctica del pugilato a sus ricos asociados.

Aunque existen referencias de peleas de boxeo organizadas por el ejército yanqui de ocupación durante el período de 1898 a 1902, sobre todo en Matanzas, la fecha más aceptada es esa de 1910.

Durante 40 años el boxeo cubano brilló en la arena internacional con peleadores como Eladio Valdés «Black Bill», Esteban Gallard «Kid Charol», Evelio Mustelier «Kid Tunero», Gerardo González «Kid Gavilán», Eligio Sardiñas «Kid Chocolate», nuestro primer campeón mundial miembro hoy del Salón de la Fama, radicado en Canastota, EE.UU., junto a «Kid Gavilán».

El 23 dEl panameño Pedro Alcázar murió tras una pelea en Las Vegas en el 2002. Fue campeón en los Juegos Centroamericanos.e febrero de 1961, la Revolución, mediante la Resolución 83-A, decretaba el fin del deporte profesional en Cuba, poniendo fin al sucio negocio de mercaderes que se enriquecían con el hambre, el sudor y la sangre de los deportistas cubanos.

Menos de medio siglo de boxeo profesional en Cuba trajo la muerte por golpes recibidos en el ring a Kid Malayo, Joe Marroquín, Sergio Rivera, Gerardo Hernández, Julián Varona, José «El Tigre» Blanco y Lázaro Souval. En 1962 perdía la vida en el Madison Square Garden de Nueva York Bernardo Kid Pared, un joven pugilista cubano que defendía su título mundial welter.

A muchos sobrevivientes del macabro negocio se les ve vagar por las calles, bares y cantinas de los Estados Unidos, Indonesia, México o República Dominicana, solos, pobres y convertidos en zombis, con la mirada perdida o lanzando golpes a imaginarios rivales.

La Revolución cubana dignificó el deporte; con la creación del INDER el boxeo dejó de ser una maquinaria moledora de atletas para convertirse en escuela de campeones: Rolando Garbey, Enrique Regueiferos, Roberto Balado, Félix Savón, Teófilo Stevenson, toda una pléyade de campeones mundiales y olímpicos alcanzaron el estrellato en el boxeo amateur.

Hoy los mercaderes del deporte rentado se lanzan con todo el poder de su maquinaria propagandística, con el atractivo de sus promesas millonarias, sobre los atletas cubanos, hombres y mujeres de calidad indiscutible, fruto del desarrollo alcanzado por el deporte revolucionario, no escapa ninguna manifestación o práctica deportiva. La tentación es grande y la imagen de los triunfadores en la arena profesional llega a la Isla como perspectiva del triunfo material: las luces, el dinero, la televisión, el éxito entendido como el «tener» por encima de todo lo humano y divino.

Así vemos al talentosísimo pelotero Yoenis Céspedes exhibiendo la súper camioneta ganada en el Derby de jonrones de las Grandes Ligas; al lanzador Aroldis Chapman rodeado de bellas modelos en una lujosa discoteca; a Pito Abreu firmando un contrato lleno de ceros; a Guillermo Rigondeaux, Joel Casamayor, o Yuriorkis Gamboa, luciendo como prueba de su éxito, autos, cadenas de oro, sortijas, un gran despliegue de brillo y glamour.

Viéndoles, no puedo dejar de recordar imágenes muy similares vistas en las revistas de antaño: Kid Chocolate cubierto de prendas, manejando lujosos autos, rodeado de mujeres; Black Bill y Kid Gavilán en situaciones muy semejantes; nada nuevo bajo el sol, mercancías de lujo que sirven mientras llenan los bolsillos de sus dueños, luego ya sabemos cómo terminan.

Un día descubren que los cheques llenos de ceros son eso, ceros, la mayor parte se va en impuestos, en las ganancias de representantes marrulleros, en estrafalarios lujos, polvo en el viento, y terminan pobres, solos y olvidados, deambulando como sombras por las esquinas.
Anthony Jones
Un ejemplo cercano de un admirado atleta, Orlando el Duque Hernández: ¿a dónde fueron a parar los cheques millonarios que firmó?, ¿por qué se ve obligado a fundar una academia de béisbol? (hasta ahí está bien, se quedó sin plata y quiere enseñar béisbol, excelente), pero el eterno industrialista no pudo compartir con sus hermanos de equipo de visita en Miami, al pelotero del «mundo libre» no le permitieron hacerlo, ¿por qué?, bueno, porque depende para poder hacer funcionar la academia del apoyo financiero de la mafia fundamentalista cubano-americana de Miami. Y de nuevo la pregunta: ¿dónde está el dinero?, polvo en el viento para el atleta y cuentas en el banco para los mercaderes del deporte.

Le deseo lo mejor a nuestros deportistas, tienen todo el derecho a elegir, pero cuando lo hagan, recuerden que se están poniendo en venta y que van a parar a las vitrinas de un mundo que no cree en el ser humano, cambian de hombre a mercancía y la mercancía cuando deprecia, cuando pierde valor, cuando no tiene demanda, se arroja al basurero, recuerden los boxeadores la larga lista de víctimas del pugilismo profesional (les dejo unos link como muestra).

http://foro.univision.com/t5/Boxeo/lista-de-boxeadores-muertos-en-el-ring/td-p/350459106
http://i121.photobucket.com/albums/o224/35009lila/boxeo_boricua.jpg
http://videostotal.com/boxeo/la-muerte-en-el-ring/
http://www.telemundo51.com/deportes/fotos/Boxeadores-muertos-en-el-ring-228977151.html#/2

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