César López: «Llegar al orgasmo musical»

Si usted ama la música cubana, dígase escucharla, hablar sobre ella, estudiarla y, por qué no, bailarla (ya que hay muchas formas de bailar sin despelote), entonces tiene que escuchar el disco de César López Cubop. Los Cubanos (EGREM), que está como para chuparse los dedos.

Y hablo de forma general de música cubana y no solamente de jazz —que es el género por el que más se conoce a dicho saxofonista— porque Cubop… es un tinglado de ritmos de esta isla, foráneos, de sentimientos, recuerdos, sueños e ilusiones, que bien sintetizan eso que llamamos identidad.

La imagen de portada del álbum que muestra niños jugando en alguna calle de La Habana; el retrato de los otros músicos implicados en este proyecto (Rolando Luna, Luis González, Jorge Reyes, Alejandro González y Jesús Madera), cada uno entregado con su instrumento, y la música que suena dentro, hablan de nosotros, los cubanos, que somos sensibles a un tema tan bello como La tarde, de Sindo Garay, o a otro como Lazy Bird, de John Coltrane.

Cubop… fue concebido con un formato inusual en el jazz: sin batería, solo percusión cubana (tumbadora batá y bongó), y al sonido del bajo, el saxo y el piano, se incorporó el chelo. César y sus colegas lograron así un sonido original, coherente e impredecible al mismo tiempo, clásico y atrevido, que nos pregunta y nos responde sobre el sentido de la música.

Cuando un creador logra estas emociones en el público, creo que ha triunfado. Es lo que César López llama «pasar de ser un músico a un artista». Para él lo primero es el placer de sentir y hacer sentir. Por eso sabemos que estamos en presencia de un artista auténtico que sabe distinguir entre producción musical, virtuosismo y hacer disfrutar al público. Cuando se logra una sintonía entre el instrumentista y el auditorio, se ha llegado a la cima. «Es un orgasmo», asegura César.

«Si algo bonito tiene mi carrera, es que el esfuerzo se goza. Los músicos de jazz son egoístas a veces, suben al escenario para autosatisfacerse y dejan al público sin orgasmo».

El también flautista y pianista dijo que le interesa mantener el formato de este disco para otros proyectos en teatros o carnavales. «Hay que hacer cosas sabrosas, con sandunga. Hay que recuperar el buen gusto de las orquestas de antaño, que daban un recital y todo era diferente, tocaban lo mismo un mambo que un cha cha chá para mantener al bailador sorprendido».

Da gusto escucharlo hablar sobre la música cubana tan apasionadamente, defender su esencia. «Mi obra es un seguimiento de los valores que compartieron los grandes músicos cubanos. Siempre en mi música habrá un homenaje a ellos».

Y si mencionamos a Irakere, César se emociona aún más. «Irakere era la aplanadora, arrasaba por donde quiera que pasara. Yo tenía 19 años cuando entré a ese grupo y por la exigencia, creo que es la mejor escuela de música para un instrumentista, así que puedo decir que casi toda mi discografía es un tributo a Irakere. Mi formación allí me hizo comprender la música cubana y darle el valor que tiene, su fuerza tremenda».

Cubop… es un homenaje a quienes fueron protagonistas del nacimiento del Bebop en Estados Unidos. «El Bop fue uno de los más influyentes estilos del jazz en los años 40 del siglo XX. Fue la unión de los ritmos afrocubanos y el jazz americano. Es el antecedente de lo que es hoy el Latin Jazz».

—¿El hecho de retomar el término Cubop para darle nombre a tu álbum es una vuelta a las raíces?

—Sí, de alguna manera es un homenaje a Chano Pozo, que fue uno de sus precursores junto a Dizzy Gillespie. Es retornar a lo que nos marcó y fundó el cimiento de mucha de la música que hacemos hoy en Cuba. Ellos llevaron la vanguardia en aquellos tiempos de la música cubana por el mundo.

—¿Cómo se manifiesta esa estética inicial en el jazz que se hace hoy en Cuba? En otras ocasiones has enfatizado en la idea de que existe un jazz cubano…

—Estoy claro en que se debe hablar de un jazz cubano. Ese Cubop que surgió en Nueva York era la mezcla de la música cubana con el jazz. Creo que el movimiento de los jóvenes jazzistas que existe hoy en Cuba tiene tremenda salud. Ellos hacen música de mucha calidad. Para mí este fenómeno es inédito. No existió antes un movimiento de este tipo con tanta calidad. En la música de ellos se ve también lo que era el jazz cubano en sus inicios.

—Tengo entendido que estás haciendo un disco de boleros. ¿Para cuándo lo tendremos listo?

—Será un volumen de 12 canciones, aún faltan cuatro, pero ya están terminados casi todos los arreglos. La mayoría son de mi autoría y seré yo quien los interprete. Se grabará a fines de año. Son boleros inéditos de estos tiempos y los otros compositores son contemporáneos conmigo.

Estoy muy concentrado preparando este álbum con mi grupo Habana Ensemble. Tendré algunos pianistas invitados como Rolando Luna, Peruchín, Alejandro Falcón y una orquesta de cuerdas.