ATLAS DE CUBA: Las lomas de Florencia
especiales
De repente todo es verde. Pero no un verde homogéneo: es una explosión de matices, de tonalidades. El paisaje rural del municipio avileño de Florencia deslumbra por su belleza. La línea del ferrocarril del norte de Cuba se interna entre lomas de mediana altura, cubiertas por una vegetación tupida. Es una visión singular, que poco o nada tiene que ver con la del resto del viaje. El tren zigzaguea entre las elevaciones. Viniendo desde Santa Clara, por las ventanillas de la izquierda, se extiende una gran pared de árboles. El paisaje de la derecha es más variado: alternancia de lomas y valles, barrancos con pequeños ríos en el fondo. El "espectáculo" transcurre durante unos 15 minutos, son apenas unos pocos kilómetros. Pero el pasajero cansado (el recorrido de este tren es largo y extenuante) se solaza. Apenas se notan signos de la intervención del hombre. Así, más o menos, debió haber lucido Cuba antes de la colonización. El aire en las alturas de Florencia parece más puro, la luz es distinta.
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