Nerys Pupo: Mis libros son para toda la familia cubana (Entrevista)

Vamos a cantar y a soñar fue el primer libro de Nerys Pupo que tuve en mis manos. Recién acababa de nacer Diego Alejandro y para mí fue una suerte de privilegio tener una colección donde podía encontrar aquellas canciones infantiles con las cuales había crecido y que guardo en mi memoria.

Luego comencé a investigar un poquito más sobre ella y descubrí otros libros como Vamos a jugar, Vamos a leer en familia, Vamos a museos, sitios y monumentos… títulos que forman parte de la colección Para que crezcas conmigo, de la Editorial de la Mujer, y que se han convertido en una especie de best seller cubano. Soy testigo de las colas que se forman en las Ferias del Libro y en aquellos lugares donde son presentadas sus colecciones.

Y es que la magia de los libros de Nerys radica justamente en que atrapa tanto a adultos como a niños. Los expertos aseguran que esta periodista, devenida en escritora, está marcando una pauta importante dentro de la literatura infantil que se hace en la isla, en especial porque va al rescate de nuestras tradiciones, historia y cultura.

Siempre quise entrevistarla y la oportunidad llegó recientemente, justo de la mano de ratones, ratonas, gatos y cucarachas. Personajes que aparecen reivindicados en su última colección Las aventuras del Ratón Pérez, un hermoso libro escrito junto a Enrique Pérez Díaz y con ilustraciones de ese magnífico artista plástico que fue Vicente Rodríguez Bonachea.

Me la encontré como imaginaba, rodeada de niños y padres que reclamaban su atención en la Plaza de Armas, en la Habana Vieja, y junto a sus amigos imaginarios Ratón Pérez, Cúcara, la bella y Martinito Pérez. Sonriente y diáfana aceptó gustosa compartir unos minutos con los lectores de Cubasí, y después de un intercambio de mensajes, dejó para nosotros la siguiente entrevista.

—¿Pudiera hablarnos un poquito de la Nerys Pupo de niña? ¿Hasta qué punto cree que su niñez contribuyó en su formación como escritora de literatura infantil? ¿Qué aportaron sus hijos y nietos?

—Tengo una hija y una nieta, pero me parece que tengo cientos de hijos y nietos porque en verdad me encanta acercarme a los pequeños y todos, sin dudas, son mi inspiración. Mariana, la nieta, es presencia diaria y su sola sonrisa me anima, su inocencia me hace pensar en sus necesidades espirituales. La animo, le encantan las obras de arte, los libros, solo por su forma e ilustraciones porque es pequeñita. Se asombra de que en las botas del abuelo se haya colado un ratoncito (ilustración de Bonachea).

Recuerdo que cuando yo era pequeña aún, digamos hasta los siete años más o menos, vivía en el campo, en Mayarí, en una zona cafetalera muy intrincada. De esa etapa mis imágenes son fugaces, pero retengo el paisaje, los bohíos con amplios jardines, la casa de mi abuela, típica, de madera, con granero; la vegetación, el monte, el lomerío, los pájaros; los ríos, a veces crecidos, las cuevas; las leyendas, casi siempre de aparecidos y miedos; las muñecas de trapo o de mazorca de maíz; las sombrillas de hojas de higuereta… Fui feliz en mi niñez, a pesar de la pobreza, y soñaba con la luz y muchísimas cosas más de las que mi abuela contaba después de haber ido a la ciudad (al pueblo) con su arria de mulos a buscar las provisiones para un largo período. Todo esto, la sencillez con que se vive en el campo, la convivencia familiar y vecinal, ha influido, por supuesto, en mi vida toda que comenzó a cambiar un día de 1959 cuando nos mudamos para La Habana y vine comiendo galletas de soda y tomando refresco de naranja durante todo el camino, casi sin despegar mi vista de las luces que para mí eran fabulosas, quedaban atrás los candiles, la oscuridad y las alegrías de infancia en familia.

—¿Cuándo comenzó a escribir para los pequeños? ¿Cómo fue ese tránsito de periodista a escritora de literatura infantil?

—Creo que empecé a escribir cuando era una jovenzuela, con mis amigas, recuerdo haber escrito una noveluca que titulamos Todas somos hermanas. Tal vez el bichito estaba, pero no sabía…, después, con veinte años participé en un concurso literario y gané premio; por cierto, de ello me enteré, en primera instancia, caminando por Belascoaín, cuando escuché la noticia por una radio de altísimo volumen. Mi vida se encaminó por el periodismo, fue lo que estudié mientras trabajaba, impartía clases, recibía preparación docente y leía muchísimo; en esa línea, realicé mucho más tareas de dirección y edición que de reportera propiamente. Pero a la par escribía mis cosillas.

—¿Cree que el escritor debe tener alguna sensibilidad especial para lograr la comunicación con los niños? ¿Qué consejos deja a los que quieran entrar en este mundo lleno de fantasías?

—Considero que el escritor debe pensar en el lector, en cómo le va a llegar su mensaje; si escribe para los niños, a ellos debe acercarse, a sus sentimientos, sus necesidades.

—¿Cómo y cuándo surgió la idea de realizar sus diferentes compilaciones como Vamos a cantar y a soñar, Vamos a jugar, Vamos a leer en familia...?

—Desde el año 2000, más o menos, tenía en mente la colección, la propuse varias veces, pero no fue hasta que Isabel Moya asumió la dirección de la Editorial de la Mujer que pudimos editar el primer título que fue de juegos, canciones. La primera no fue una buena edición. Después adoptamos mayor formato y dimos continuidad a las ediciones hasta llegar a los cinco títulos de los que concebí como una colección nombrada Para que crezcas conmigo. ¿Sabes por qué? Pues porque estos no son libros para leer de un tirón, son para tenerlos en casa, ponerlos en práctica, dejarlos y volver a ellos una y otra vez, en familia. Si te fijas, todos comienzan como muy niños y terminan adultos.

Portada del libro Explorando a Cuba, ilustración de Vicente R. Bonachea

—Los expertos aseguran que usted ha llenado un espacio importante dentro de la literatura infantil, y que para mí es especial porque va al rescate de nuestras tradiciones. ¿Es consciente de ello? ¿Qué significa para usted?

—Siempre hay espacio para todos. Esa fue mi idea para involucrar a la familia y buscar acercamiento entre todos sus miembros, mientras propicio el disfrute, el aprendizaje y la presencia de tradiciones. De lo que sí soy consciente es de cuánto puedo mejorar mi trabajo, siento gran compromiso en este sentido.

La familia necesita ayuda, tanta como los propios niños; por ello, sigo a Martí cuando recomienda que es importante y necesaria esa fusión dulce que se produce entre la inteligencia cultivada y la que se abre a la esperanza. Por otra parte, él también nos recuerda que quien olvida las tradiciones, la historia, la cultura, no lleva camino de pueblo porque de las raíces vive el árbol, son el sostén. Los orígenes deben recordarse con orgullo, con sentimiento. Puede convivir la tradición con todo lo nuevo, pero la Patria, sus hijos, su modo de vida, su cultura, su historia, deben ser amor y presencia siempre.

—Sus libros también se caracterizan por una excelente y exquisita ilustración. ¿Qué importancia le concede usted a los ilustradores? ¿Cómo ha sido trabajar con artistas plásticos de la talla de Ernesto Rancaño y Vicente R. Bonachea?

—Siempre quise que los libros de la colección, en la medida de lo posible, fueran arte, cultura, historia en sí mismos; que la familia, los niños, se acercaran a esas expresiones como algo natural, que las disfrutaran y que no las vieran vedadas a determinados grupos de conocedores y, a su vez, se sintieran impulsados a continuar la indagación. Así, inicié contacto con los artistas que me parecía debían estar presentes y aparecieron esos príncipes bondadosos que como Bonachea, Rancaño, Choco, Pedro Pablo Oliva, Zaida, Juan Carlos García, Alicia Leal, Ever Fonseca, Flora Font, Montoto y muchísimos más, se fueron sumando poco a poco como ahora lo hacen Kcho, Carlos Guzmán y García Peña, entre otros. Este es un privilegio que solo puede darse en el corazón de artistas tan grandes como ellos.

—Su último libro es una hermosa colección donde los personajes centrales son ratones, cucarachas y gatos. ¿Pudiera contarnos cómo ha sido este trabajo junto a Enrique Pérez Díaz?

—Imagínate, Enriquito es un ícono, un gran amigo, un entusiasta y reconocido creador; con él se facilita el trabajo y se disfruta extraordinariamente. Es tan creativo, tan ágil, todo fluye, nada es impedimento, acoge las ideas, el intercambio natural y, manos a la obra, como también me gusta a mí. Entonces, fue una feliz idea que nos uniéramos para juntar tantos ratones y ratonas y que saliera ese libro encantador en primera instancia por las simpáticas y tiernas ilustraciones del querido Bonachea, como sabes, recientemente fallecido y a quien deseamos homenajear cada día por su grandeza como artista y por su calidad humana.

—¿Qué opinión tiene de la literatura infantil que actualmente se produce en nuestro país?

 —Magnífica literatura se hace en nuestro país, nuestros creadores son muy profesionales y alcanzan a escribir con gran belleza y maestría. Ahí tienes, en Las aventuras del Ratón Pérez, a muchos de ellos. Están Enriquito, por supuesto, y Teresa Cárdenas, entre otros. Y está la inspiración porque gracias a autores extraordinarios como Herminio Almendros y a otros muchísimos escritores, conocemos hoy al Ratón Pérez y sus múltiples historias, sus travesuras.

—Háblenos de sus proyectos más inmediatos.

—Estoy terminando un libro que es una delicia, bueno, al menos para mí. Imagínate que es todo de divertimentos infantiles, será ilustrado por un gran artista que después te digo el nombre porque estoy tan contenta que casi ni lo puedo creer. Y por demás, como esencia, este libro da inicio a la primera colección de obras de arte para niños. Será como un tres en uno, porque, fíjate, tendremos un libro con obras de arte hechas para niños, para esta ocasión en su gran mayoría; esas mismas obras, serán reproducidas en gran formato para que la familia las pueda adquirir y, a la vez, montaremos una exposición con las obras para ser disfrutadas en galería. ¿Qué más? Bueno, que este sueño se nos dé. Todo está muy adelantado. Hay 13 artistas de la plástica participando, y ojalá en un futuro se pueda ampliar la galería con otros creadores que deseen participar, con solo comunicarse conmigo y manos a la obra, los niños cubanos tendrán, así, una exclusiva galería de arte.

También trabajo en un libro de los hermanos Cúcara, La bella y Martinito Pérez, personajes que ya conoces y que son los primeros descendientes de Ratón Pérez y Cucarachita Martina, esbozados en el libro Las aventuras del Ratón Pérez y ya antes en Explorando a Cuba, otro de mis títulos. Estos protagonistas son muy cubanos y representativos de la transculturación que se ha venido produciendo desde siempre en la cultura cubana.

Y no te cuento más… porque tengo muchísimas otras ideas, pero sin oblomovismo, te hablo solo de las que están en acción, como lo es también El libro de las vacaciones 3, que quisiera entregar lo más pronto posible a la Editorial Abril.

 —No es secreto para nadie que sus libros están entre los más buscados por la familia cubana, lo que hace que se agoten en muy poco tiempo. Entonces, ¿pudiera decirnos dónde encontrarlos?

 —En estos momentos se encuentran en librería Vamos a Museos, sitios y monumentos, también Las aventuras del Ratón Pérez y El libro de las vacaciones 3. En algunos lugares he visto Explorando a Cuba y en menor medida Vamos a disfrutar del arte. Los demás, creo que se han agotado. Por otra parte, el Ministerio de Educación acaba de imprimir la colección de los Vamos… para llevarla a las escuelas y a los instructores de arte. Por cierto, revisamos la edición para esta tirada, pues había algunas cosillas que debíamos mejorar y ahora estoy un poquito más satisfecha, pero solo eso, un poquito.