Cuba-Japón, duelo de zurdos en Clásico de béisbol
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Un duelo de zurdos lleno de incógnitas plantearán mañana Cuba y Japón, con la elección del debutante en el III Clásico Mundial de Béisbol Wilber Pérez y el experimentado Kenji Otonari.
Sin digerirse todavía la sorpresa del triunfo de China sobre Brasil cinco carreras por dos, con lo cual el gigante asiático aseguró su participación directa en el torneo de 2017, los manager Víctor Mesa (Cuba) y Koji Yamamoto (Japón) anunciaron sus pitchers.
El equipo Samurai, con denominaron al elenco anfitrión para el Clásico, a todas luces no quiere dar margen a improvisaciones y se decantó por Otonari, un lanzador que ya le ganó a los cubanos durante un amistoso en noviembre del pasado año.
Integrante de los halcones del Fukuoka Softbank en la liga nipona del Pacífico, Otonari se caracteriza por ser un monticulista que da muchos ponches en virtud de los enrevesados lanzamientos de rompimiento, básicamente slider y bola de tenedor.
En la temporada de 2012 conquistó 12 victorias con ocho reveses y promedio de carreras limpias de 2,03.
Wilber Pérez se estrenó aquí en encuentro de fogueo de Cuba curiosamente ante los halcones del Fukuoka Softbank, con dos innings de actuación sin permitir carreras pero sí dos hits. Aunque tiene 36 años, integra por primera vez el elenco principal de Cuba.
Figura clave en la reciente actuación de la escuadra de la Isla de la Juventud en la Serie Nacional cubana, incluido ya entre los ocho mejores para una segunda fase, se basa en su buen control y curvas en zona difícil para los bateadores.
La víspera el director Víctor Mesa deslizaba la idea de enviar al montículo a un lanzador en dependencia de lo que ocurriera en la llave B de Taichung, donde a todas luces serán Taipei de China y Holanda los clasificados.
Hasta el momento el plantel cubano mostró buena ofensiva en sus dos éxitos, 5x2 ante Brasil y, en especial, el nocaut propinado a China 12x0 con 15 hits y jonrones de Alexei Bell y José Dariel Abreu.
Japón, en cambio, monarca defensor del Clásico, se resiente del poco gasto ofensivo de sus bateadores y proyecta sus apuestas al denominado juego chiquito y el hermetismo de su staff de serpentineros.
Una vez se definan las cosas por Fukuoka, los cuatro mejores de las dos series viajarán a Tokio para batallar desde el viernes por dos boletos para San Francisco, Estados Unidos, sede de las semifinales y final del campeonato.
China dejó estupefactos a los brasileños en el octavo capítulo, con un racimo de cinco carreras, dos de ellas impulsadas por el tercera base y prospecto de los Rojos del Cincinnati Ray Chang y buen trabajo del cerrador Jiangang Lu.
Desastre para el coloso suramericano que llegó bajo las riendas de Barry Larkin tras batir a Panamá y Colombia en la lid clasificatoria, y estuvo a punto de hacer el milagro en Fukuoka frente a Japón.
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