La Florida y su política: Chorro de fango
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Algunos experimentan asombro, y muchos confirman sus criterios luego que en la Florida vuelven a desnudar la corrupción que devora su vida política.
El sábado publicaron en Miami una declaración de Allan Cox, ex vicepresidente del Partido Republicano en ese Estado, sobre la titulada reforma del jefe de su Cámara de Representantes, Will Weatherford.
La declaración de Cox señala: “Es el mismo enfoque del antiguo lavado y ocultamiento de dinero que ha estado en práctica desde que recuerdo la política de la Florida”.
Una periodista de Miami, Mary Ellen Klas, aclaró que con anterioridad Cox reveló el plan secreto de Jim Greer, presidente del Partido Republicano, “para robar los fondos del partido”.
Agregó tener la esperanza de que el caso Greer contribuya a poner fin a la tradición de los legisladores floridanos de utilizar dinero del partido en aras de eludir la ley estatal y “tener estilos lujosos de vida”.
Greer reconoció días atrás ser culpable de robo y lavado de dinero para establecer una consultoría y desviar fondos del partido a su cuenta personal.
Según la antes mencionada periodista Klas, en la Cámara floridana de Representantes circula un proyecto de ley que trata de frenar el uso de dinero para fines ilícitos a través de Comités de Existencia Continua (CCF).
Esos comités, apunta ella, son utilizados por los legisladores para “hacerse cheques a sí mismos” y evadir la ley que en teoría les prohíbe aceptar comidas, viajes y otros regalos de los buscadores de influencias (cabilderos).
La propuesta que menciona Klas no incluye leyes que exijan a demócratas y republicanos informar sobre cómo gastan los millones de dólares que reciben por concepto de donaciones.
Leyes actuales de la Florida son muy generosas con los dos partidos, pues no le fijan límites al dinero que reciben de poderosas empresas y de personas acaudaladas.
Hace apenas una semana el Herald-Times on Line informó haber visto a 6 senadores del Estado reunidos en un restaurante de Tallahasee (capital de la Florida).
En vez de pagar la comida –señaló Herald-Times- “el grupo la cargó al Partido Republicano”, algo que, según el líder republicano del Senado, Lizbeth Benacquisto, fue “una cena de agradecimiento.
Observadores hicieron notar que los republicanos no son los únicos opuestos a una completa información de los gastos partidistas.
El Nuevo Herald recordó este sábado la preocupación entre demócratas respecto a que, si revelan el monto de un donante a la Cámara o el Senado, “los republicanos intimidarían a los suyos”.
No es la primera vez que la Florida se exhibe como escenario de una gran jugada corrupta, al estilo, por ejemplo, de lo vivido allí durante las elecciones generales del año 2 000.
Ese espectáculo fue sintetizado para la historia en el libro The Best Democracy Can Buy (la mejor democracia que el dinero puede comprar), del periodista británico de la BBC de Londres, Greg Palast.
La obra fue valorada en marzo de 2003 por The New York Times como un best seller y su contenido desnuda las maquinaciones llevadas a cabo por el gobernador de entonces, Jeb Bush, para reacomodar las listas electorales a favor de su hermano.
Desde esa época no se ha detenido la corrupción política en aquel territorio, como han demostrado las renuncias de Lincoln Díaz-Balart y David Rivera, así como los escándalos de figuras al estilo del senador Marco Rubio.
A manera de contundente símbolo, este vertedero floridano se dio la mano este domingo con las elecciones generales en Ecuador, cuya limpieza ha sido certificada por un gran número de observadores internacionales.
He ahí el ejemplo que ofrece Ecuador, donde se afianza el presente y proyecta con vigor su futuro, mientras en la Florida irrumpe otro chorro de fango, muestra inequívoca del gradual cuesta abajo de un sistema carente de salvación.
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