Trump 2017 vs 2025

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Trump 2017 vs 2025
Fecha de publicación: 
19 Enero 2025
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El título es engañoso, porque el Trump que asumió como 45 presidente de los Estados Unidos, en enero del 2017, es el mismo, tal vez recargado, de seguro más anciano pero igual de peligroso. Pero eso ya lo sabe el lector, y de lo que se trata es de ver como es el mundo y en particular Nuestra América, el término martiano para referirse a América Latina y el Caribe.

Ostensiblemente son apreciable las diferencias, para bien en la mayoría de las variantes, y para mal en algunos aspectos. Veamos.

La primera consideración que hay que exponer se refiere al mapa político de la Región donde, a diferencia del 2017, predominan gobiernos de corte o inclinación progresista; desde luego esto no es garantía total, pero razonablemente no se imaginan en esos casos una subordinación lacayuna a Washington, y muy probablemente se abstendrían de un apoyo subordinado a cuales quiera de las tropelías del magnate recién reelecto.

Países de peso político en la Región como México, Brasil, Venezuela, Colombia, Chile, Bolivia y próximamente Uruguay,  están conducidos por gobiernos del mencionado corte, algunos francamente antimperialistas, como es el caso emblemático de la tierra de Bolívar y Chávez.

Miremos Centro América, históricamente suscrito como auténtico patio trasero de Estados Unidos. Aquí las correlaciones se han modificado desde una subordinación total, a países que con sus matices, mantienen posturas que los distancian de aquella etapa pro norteamericana del pasado siglo, por caso claramente Nicaragua y Honduras. En el medio de una cosa y otra, Guatemala, Costa Rica y Panamá. Sobre este último país se cierne ahora un peligro mayor, que se revisa más abajo.

En cuanto al Caribe, bueno aquí existe una continuidad histórica de respeto pero también de distancia hacia los mandatos norteamericanos, más evidente en los países/islas que integran el ALBA-TCP. Desde luego Cuba, que no requiere de mayor explicación, continúa siendo faro histórico del antimperialismo por convicción, en la región y el Mundo.

Ciertamente es tema muy polémico si Trump podrá o no avasallar a estos gobiernos progresistas; hemos visto los vaivenes con que algunos se han manejado ante el caso venezolano, desconociendo que el enemigo fundamental es el imperialismo y las oligarquías domésticas económica y culturalmente subyugadas por el primero.

En cualquier caso no cabe dudas que si de predicciones lógicas se trata, no es lo mismo Lula que Michel Temer, Claudia Sheinbaum que Peña Nieto, o Petro que Manuel Santos, por solo citar algunos casos; tampoco es igual Xiomara Castro que Juan Orlando Hernández.

En el lado claramente opuesto del visor emerge la Argentina de Milei y El Salvador de Bukele. El primero no requiere tampoco de mayor realce; auto encumbrado como líder mundial de la ultra derecha, su lealtad rayando en la traición a la Patria Nuestra americana está asegurada; en cuanto a El Salvador, está realmente por ver, y mejor que sea la historia quien lo ubique, más allá de tener el raro privilegio de ser invitado a la toma de posesión de Trump 2025, por algo será.

También queda pendiente que curso político seguirá Ecuador, abocado a inminentes elecciones para elegir al titular del Estado, o Perú con una política interna que tiene pendiente resolver los entuertos dejados con la destitución del presidente democráticamente electo, Pedro Castillo.

Tampoco el mundo está para nada igual. El ascenso vertiginoso de la República Popular China en el orden económico y político, ya bastante obvio en el 2017, constituye una realidad que nadie osa cuestionar, de allí las luces de alarma que genera en Occidente.

Tampoco es la misma Rusia, con independencia de los eventuales entendimientos que se presagian entre Trump y el líder del país más grande del mundo. Después de casi 3 años de guerra, Rusia presume de tener una de las economías más prosperas del mundo, y de particular relevancia para los tiempos que vivimos, probablemente la primera potencia en el orden militar, a la par de China.

La consolidación de los BRICS+ que pasó de generar el 23% del PBI mundial en el 2017 al 30% en el 2024, presupone un creciente conflicto con las estructuras hegemónicas internacionales tradicionales; evidentemente emerge como otro enorme escollo para las veleidades trumpista, que amenaza con castigar a quienes abandonen el empleo del dólar norteamericano, como única o fundamental reserva monetaria del mundo.

En vísperas de asumir como el presidente 47, Trump comportándose como Trump, enarboló sus primeras amenazas en el escenario mundial, dirigidas a sus vecinos México y Canadá, pero también contra los intereses europeos, por el tema Groenlandia y contra Panamá.

Muchos, dejándose llevar por el histrionismo verbal que le caracteriza calificaron de delirantes, de absurdas, los dichos por el próximo mandatario norteamericano.

Lo primero que hay que dejar claro es que las amenazas trumpistas responden muy probablemente a determinado nivel de reflexión, de seguro es tema de conversación en el entorno y en las aspiraciones imperiales del equipo que le acompañará.

Tan viejo como el propio imperialismo norteamericano son las bravuconadas de sus líderes, bien sabe de eso Nuestra América, y en esta posiblemente prolongada decadencia, serán cada vez más desopilantes. Es el tono de la política de la ultra derecha internacional con los matices de cada caso, no
hay sorpresas.

Además, concentrándonos en la persona de Trump, son conocidas sus habilidades como negociador; que actúa bajo la filosofía deleznable pero usualmente eficaz, que la mejor negociación se hace desde posiciones de fuerza, arrinconando al otro.

De eso se trata la retórica sobre el Canal de Panamá; siendo Venezuela y lógicamente Cuba, objetivos de una eventual política agresiva, bien vale la pena contar con el Canal y su entorno, para operaciones de cualquier tipo, incluso aunque sea como amenaza “creíble” sin que llegue a emplearse.

Ya de por si el Comando Sur tiene una avanzada en Panamá, por cierto encubierta, en el llamado  Centro Logístico Regional de Asistencia Humanitaria (CLRAH), su caracterización podría ser objeto de otros
análisis.

Imaginen una conversación entre los mandatarios de Panamá y EEUU después del 20 de enero: Trump: me quedo con el Canal salvo que…. Mulino: salvo qué?.... Trump: que facilites el uso de Panamá con fines inconfesables, como agredir a vecinos…

Parodias parecidas podrían aplicarse a las relaciones de EEUU con Canadá y México, el primero procurando una nueva y más egoísta reconfiguración del tratado comercial que une a estos tres países del norte continental, ahora T-MEC , TLCAM antes de que Trump lo renegociara en su primer gobierno.

Sobre Groenlandia, puede decirse que sobran las suspicacias, desde una lectura probablemente errónea de que sus habitantes quieren volverse gringos, algo que no es visible, hasta poner de rodillas a la OTAN/Unión Europea por otras razones también inconfesable. En contexto, las ambiciones del inefable Elon Musk, por yacimientos de tierras raras, que dicen yacen bajo los eternos hielos, que cubren la geografía de los más de 2 millones de km2 de la mayor isla del mundo.

En apretado resumen. El mundo de ahora es bastante diferentes al que recibió Trump en el 2017. En muchos sentidos para peor, solo veamos el desquicio de lo que sucede en Gaza y la impunidad con que actúan los
asesinos sionistas.

Una aclaración oportuna, este análisis no tiene ínfulas de adivinar el futuro, la dialéctica de los acontecimientos a veces se precipitan en un momento en que predomina el caos, en un mundo cuyas reglas fueron descartadas justamente por esa ultra derecha en ascenso. Veremos.

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