Raúl Castro en el Moncada: de combatiente de fila a jefe
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¿Cuál fue el rol desempeñado por Raúl Castro Ruz en las acciones del 26 de julio de 1953? ¿Había sido designado como jefe de alguno de los grupos que entraron en combate?
Aparentemente, Raúl no supo los detalles del plan de ataque en Santiago de Cuba hasta los últimos momentos. Su hermano Fidel Castro, el líder del movimiento, había mantenido la información rigurosamente compartimentada. Según escribió Nikolai S. Leonov, autor de Raúl Castro. Un hombre en Revolución, fue en la Granjita Siboney donde supo la misión que le correspondería.
Esa noche, Fidel habló a sus hombres:
“Ya conocen ustedes el objetivo del plan. Sin duda alguna es peligroso y todo el que salga conmigo de aquí esta noche debe hacerlo por su absoluta voluntad. Aún están a tiempo para decidirse. De todos modos, algunos tendrán que quedarse por falta de armas. Los que estén determinados a ir den un paso al frente. La consigna es no matar, si no por última necesidad”.
Raúl mantuvo su disposición a combatir a la tiranía de Fulgencio Batista. El holguinero de 22 años debía tomar, como parte de un grupo de seis compañeros, el Palacio de Justicia, a un lado del cuartel Moncada.
Desde la azotea de ese edificio de la urbe santiaguera, el pequeño comando del que Raúl era integrante debía apoyar a los hombres que, dirigidos por Fidel, protagonizarían la principal acción combativa: la toma del cuartel Moncada. Se trataba de la segunda fortaleza de Cuba.
En la madrugada del 26 de julio, al aproximarse al Palacio de Justicia, el destacamento en que iba Raúl capturó a un cabo y luego a los guardias que custodiaban la institución. Los desarmaron y encerraron en un local. Desde la azotea dispararon hacia el cuartel, como estaba previsto. Quien años después se convertiría en uno de los más importantes líderes de la lucha guerrillera maniobraba un Springfield, ocupado instantes antes, según recoge la historiografía.
Cuando se divisó la orden de repliegue de Fidel, los atacantes del Palacio de Justicia también se dispusieron a la retirada. Leonov narró en su libro que Raúl, al percatarse de que un grupo de militares estaba a punto de apresar a sus compañeros, “se abalanzó sobre el sargento que los dirigía, le arrebató la pistola y ordenó a los soldados y a su jefe tirarse al suelo, lo que cumplieron sin resistencia”. Estos fueron conducidos al local donde estaban los otros prisioneros.
En el repliegue arribaron al parque Céspedes, en la ciudad suroriental. Los encargados de la toma del Palacio de Justicia se separaron para refugiarse en casas de amigos. Dos días después, el 28 de julio, Raúl resultó apresado en San Luis, tras haber sorteado varios cercos mientras intentaba aproximarse a su natal Birán. No obstante, ni él ni sus compañeros cayeron en combate. Tampoco resultaron asesinados durante la revancha batistiana.
En un inicio, a Raúl no le fueron asignadas tareas de dirección; él demostró sus cualidades de líder en el transcurso de los acontecimientos. Como valoró Leonov, el hermano menor de Fidel, ante la ausencia de mando del jefe de su grupo, dio las órdenes oportunas y organizó la retirada en el momento adecuado.
De tal modo, en los sucesos del 26 de julio, Raúl, “de combatiente de fila, pasó a ser el jefe” de su grupo.
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Angel
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