OPINIÓN: Hilda, hermana, tus rosas están en buenas manos

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OPINIÓN: Hilda, hermana, tus rosas están en buenas manos
Fecha de publicación: 
9 Mayo 2025
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El rosal de mi vecina Hilda mantiene la lozanía tan indispensable para mi cuadra, mi municipio, mi provincia. Sin lo hermoso, ¿para qué sirve este planeta náufrago en un mar violento? En medio de las tristezas, ese pequeño oasis, junto a diversos hechos sensibles, me salvan. Ah, como el reciente desfile del Primero de Mayo al mostrar lo mejor de mi pueblo, tan golpeado por el cerco del eterno enemigo y las imperfecciones nuestras que permiten a la maldad externa deslizarse por los resquicios de la interna. Miente quien diga que lo obligan a ir, y no tiene bien puesto el pantalón o la saya.  No somos perfectos, pero no han podido arrebatarnos el patriotismo.

 La fuerza, la unidad conseguidas en este acto urge entregarlas al trabajo cotidiano sin alharaca. Por Cuba, por los muchos a los que les es necesaria la luz de esta nación en la que se sostiene la presencia de Fidel. Tal vez alguien se queje de cierta entrada al análisis en mi texto y mi paso a otra vertiente, Todo en la vida se relaciona de alguna u otra manera. Tal vez me critique el escape de lo poético.

Es imprescindible: lo lírico debe alimentar el quehacer, incluso debe vigorizar lo épico. Y la mayor isla del Caribe vive una epopeya por ella y por el universo. Su victoria es la de la poesía, de lo bello. ¿Acaso algo es más hermoso que intentar repartir con justicia los bienes materiales y espirituales que creamos?  Francisco López Sacha, hace más de cuarenta años durante una guardia miliciana, me lo demostró con voz sabia: la labor del escritor no se queda en reflejar la realidad, debe interpretarla.

VOLVAMOS A LAS ROSAS DE MI VECINA
 
Ascienden, buscan el sol, desean agua. Hay manos podando, quitan la sed, evitan las quemadas. Espero no falten ahora, cuando la muerte nos arrebató a Hilda.  hace varios años. Aquella ama de casa, del brazo de su esposo, desde Guantánamo trajo tanta dicha sencilla a la capital. Esas dichas sencillas benefician en grande.  Familiares, vecinos, aun los actuales conocen que las linduras de las flores vibraban en las acciones de mi amiga: los que tuvimos la dicha de compartir con ella se las contamos emocionados y agradecidos
 Fui testigo de algunas relacionados con el rosal.  Un joven observaba arrobado las flores un 14 de febrero. La sembradora y cuidadora del eje de las miradas se da cuenta: arranca de un par de rosas, se las entrega:” Oí cómo te quejabas al no tener nada para regalar en el Día de Los Enamorados a tu novia”.  Al cuánto le debo tímido, le respondió: “No soy una negociante, y si las cobrara, esto no tiene gracia”-
   
Aledaño al rosal existe un árbol de guayaba de gran productividad todos los meses del año. Un ciclón lo dañó. Amenazaba con desaparecerlo. No la abandonaron. Se repuso. Ha seguido ofreciendo sus delicias. Hilda las repartía entre los vecinos. Sus familiares siguen manteniendo esa actitud. Por cierto, mi amiga fabricaba con esas frutas unos casquitos riquísimos y los obsequiaba. ¿Y cómo no acordamos de la temporada del aguacate? Los saboreábamos sin pagar un centavo gracias a ella Era generosa hasta con los pajaritos. Gozaba con echarles migas de pan en las esquinas del portal y verlos comerlas con tranquilidad.

Hay tantas heroínas y héroes de la sencillez y del amor por los demás. Dejan su huella, nos hacen mejores seres humanos. Por gente así también desfilamos. Con solo recordarla, me nacen varias lágrimas porque ya no está, ocultadas por mi machismo, lágrimas de felicidad especial por haberla conocido. Aquí le dedicó a ella, a su familia estas líneas, sabiendo que sus rosas van a quedar en buenas manos.

 

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