Nuevamente, los medios en Brasil

Una vez más se demuestra el enorme poder de los medios de comunicación en los procesos políticos. Como ha sucedido tantas veces en el mundo, Brasil fue presa de la parcialidad de la prensa y los criterios de actores de opinión en un contexto complicado de revuelta y violencia popular que aún se investiga. En este tipo de acontecimientos suele ocurrir mucha desinformación, se tergiversa la realidad o no se consigue ser objetivo por el difícil acceso a los datos.

Este domingo trasciende que el presidente de la nación suramericana, Luiz Inácio Lula da Silva, destituyó, por decreto, la dirección de la Empresa Brasileña de Comunicación (EBC), responsable de los medios de difusión del gobierno de ese país, por su postura durante los hechos ocurridos el 8 de enero pasado.

Recordemos que gran cantidad de seguidores radicales del exmandatario Jair Bolsonaro protagonizaron actos vandálicos e invadieron las sedes del Congreso Nacional, el Supremo Tribunal Federal, y el Palacio del Planalto, donde se ubica el Poder Ejecutivo en la ciudad de Brasilia.

El asalto a los tres poderes recibió un tratamiento confuso en los medios que alentó a las masas, y causó indignación e incomodidad. La cobertura fue calificada desde blanda, con falta de objetividad, provocadora y con abuso de ideas subliminales con tendencia contraria a la democracia.

La EBC es responsable de transmitir, de manera oficial, los eventos del Gobierno federal y las acciones gubernamentales. A ella se suscriben medios públicos como TV Brasil, la agencia de noticias Agencia Brasil, y la emisora Radio Nacional. El decreto incluye cambios en la directiva, como parte de un proceso de transición y reorganización que durará 30 días.

En este contexto destaca que, hasta el momento de la implementación de la medida, la dirección de la EBC continuaba bajo el control de funcionarios escogidos por Bolsonaro, lo cual respalda el seguimiento que se le hizo a los hechos y la masiva convocatoria.

Un comité investigador trabaja para esclarecer la implicación que tuvieron medios y políticos en las manifestaciones, mientras se adoptan disposiciones como la destitución temporal del gobernador del Distrito Federal (DF) de Brasilia, Ibaneis Rocha; y la detención preventiva del secretario de Seguridad Pública del gobierno regional, Anderson Torres; por considerarse que los hechos se planificaron y acontecieron bajo la mirada de las autoridades.

También la Fiscalía General de Brasil pidió al Tribunal Supremo Federal indagar al ultraderechista antecesor de Lula por su presunta participación intelectual en el intento de golpe de estado. Otros investigados serán el exsecretario de Seguridad Pública interino del DF, Fernando de Sousa Oliveira, y el excomandante de la Policía Militar del DF, Fábio Augusto Vieira.

Lo sucedido el 8 de enero en Brasilia era previsible pues siempre de esa manera actúan los mismos que atacan la veracidad de las elecciones insinuando fraude electoral y deslegitimando a los ganadores. Así comenzó la gestión de Lula. Sin embargo, el escenario no le es ajeno, bien sabe por dónde sangra la herida.