Incertidumbre en Perú: Entre vacancia, coronavirus y crisis económica

Si sorpresa fue que el Congreso destituyera a Martín Vizcarra y éste se marchara tranquilamente a su domicilio sin impugnar lo que denominan vacancia permanente por corrupción, más lo fue que miles de personas salieran espontáneamente a las calles de varias ciudades peruanas, principalmente en Lima, la capital, y Cajamarca, para apoyar al Presidente y expresar su disgusto con un legislativo que consideran inmoral.

Sin dudas el pueblo no se equivoca, cuando se sabe que unos 60 de los 105 diputados que votaron a favor de la vacancia contra Vizcarra, con 19 en contra y cuatro abstenciones en un hemiciclo de 135, tienen abiertas causas judiciales por igual motivo, de ahí el repudio general.

Siempre se habla de lo ruin y malhadado de los fujimoristas, que fueron expulsados del Congreso, pero muchos de los que quedan responden a partidos de derecha y ultraderecha, mientras Vizcarra nunca fue apoyado por partido alguno, a pesar de haber estado en las filas de la entidad que lideraba el hoy ex presidente y multimillonario Pedro Pablo Kuczinski, a quien hicieron renunciar por corrupto.

Vizcarra era su vicepresidente y embajador en Canadá, cuando tuvo que asumir el cargo y, pese a que es un hombre de derecha partidario del neoliberalismo y apoyó causas contra gobiernos progresistas, como el de Venezuela, en lo interno supo granjearse alguna simpatía popular e incluso trató de combatir eficazmente a una pandemia de la COVID-19 que ha hecho de Perú uno de sus principales centros mundiales.

Esto ha conllevado una contracción de la generalmente fuerte economía peruana, con un gran desborde en el desempleo.

Mientras, Vizcarra se refugió por decisión propia en su vivienda y se negó a apelar a un tribunal constitucional para echar atrás la decisión congresional, y anunció que preparará su defensa contra los alegatos de corrupción, espetando que “algún día se sabrá quienes son los verdaderos corruptos”.

Su sustituto momentáneo, hasta dentro de las próximas elecciones generales, será el jefe del Parlamento, Manuel Meriño, considerado un hombre de las corporaciones y que ahora manejará un préstamo del Fondo Monetario Internacional por 11 000 millones de dólares –uno de los mayores que ha concedido el FMI- para endeudar aún más a Perú y hacer víctima a la población de medidas restrictivas.

El panorama peruano no puede ser más tétrico, porque es una nación donde la inmensa mayoría de su población vive de la informalidad, es el segundo exportador mundial de cocaína -después de Colombia-, hay un fuerte tráfico ilegal de maderas preciosas y de los recursos minerales, principalmente el oro, en tanto la población autóctona es expulsada de sus tierras para complacer a compañías mineras extranjeras.

Este perturbador panorama peruano llega desde hace años con cada administración, algunas de las cuales apoyaron férreamente la presencia de militares norteamericanos en el territorio, bajo el pretexto de siempre de combatir el tráfico de drogas, cada vez más boyante.