El Club Antiglobalista: Más allá del demonio y la posmodernidad

El Club Antiglobalista: Más allá del demonio y la posmodernidad
Fecha de publicación: 
9 Septiembre 2020
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Los cubanos somos un pueblo de mucha fe cristiana, de hecho, el fenómeno está intrínseco en el núcleo fundacional e iniciático de nuestra nación. No solo los católicos, sino otras tantas denominaciones han participado en construir un destino común, en el cual primen las bondades de la tierra, más allá de la diferencia. En la base de esa identidad existe el respeto hacia el diferente, la participación en los procesos emancipatorios y la conmoción ante el dolor del prójimo, porque eso -amar al otro como un hermano- es la esencia.

Muy distinto es el paradigma posmoderno de hoy, en el cual se tergiversa esta o aquella identidad para colocarla en contra de los que profesamos una fe.

Hace mucho, según cuenta la historia, nos acompañan los cultos a María, que los católicos vinculan a la Patrona Cubana, la Virgen de la Caridad. Quienes somos de raíz protestante, respetamos a nuestros hermanos, conscientes de que solo la convivencia nos permite alcanzar metas tangibles en este mundo. Por ello, instrumentar un culto legítimo en contra de un país, hacerlo de forma oportunista, compromete cualquier causa espiritual y nos lleva al peor de los callejones. Jesús es un ejemplo de cómo debemos ser los creyentes, tardos en la ira, prontos en el perdón.

Lejos de ello, en las redes hemos visto cómo respondiendo a estrategias para nada cristianas, se habla de girasoles, de derrumbe, de conmoción social. Las famosas técnicas de Gene Sharp en su Manual del Golpe Suave vuelven  y quienes jamás hablan de Jesús, toman el nombre del Nazareno en vano, solo preocupados por infligir dolor, enajenarnos unos de otros, hacer de la tierra un infierno. Más allá del derecho a una fe, estos sujetos del caos apelan a la destrucción de un patrimonio en función de una agenda harto conocida.

En la página InfoCatólica leí recientemente que el magnate George Soros, -padrino de los golpes de Estado, las revueltas de colores, de las ideologías identitarias (como el feminismo antihombres, el racismo que culpa al blanco o el ecologismo que tilda a la humanidad de “virus” que destruye el planeta)-, está tratando de instrumentar a una parte de los sacerdotes jesuitas en Centroamérica con el fin de que respondan a una agenda globalista desestabilizadora. La misión apuesta porque los fieles y la curia, mediante previos pagos, funjan como soldados en el interior de las naciones, de manera que esos gobiernos bajen la cerviz ante las órdenes de la Open Society Foundations y su ambición de un control único sobre toda la Humanidad.

Soros ha puesto su mirada sobre América y, como dice el filósofo español César Vidal en su libro Un mundo que cambia, la gran batalla por la soberanía de los pueblos se dará en este continente y va a decidir el futuro del mundo y sus estructuras de poder. Y es que somos un solo pueblo con el mismo fervor, idioma, similitudes en costumbres. La agenda globalista se comporta como una nueva colonización de las mentes y de la cultura en función de que los recursos queden a resguardo de las grandes compañías. El error de los países es seguir analizando esta dinámica en términos de la guerra fría, de este-oeste, y no bajo el sesgo de que existe un conjunto de intereses organizados en la consecución de un gobierno mundial.

Este nuevo orden quiere barrernos como identidades soberanas, usando precisamente tales elementos que nos distinguen, para deformarlos. Así, por ejemplo, ya existen editoriales bajo el control de la agenda globalista que violan los preceptos cristianos e imprimen biblias en las cuales se cambian determinados paradigmas que le son incómodos al nuevo poder. Lo que Soros y el resto de los interesados en la agenda globalista realizan es una batalla cultural por las mentes, por el espíritu de las personas. La posmodernidad se transforma en un instrumento y genera cambios en la esfera concreta, de forma tal que no podamos defendernos en términos identitarios. Ya no solo se han robado a la izquierda socialdemócrata, pagada en muchos lugares en función de la agenda globalista, sino que se intenta que el cristianismo sucumba (desaparezca) o que se sume el cúmulo de medidas draconianas de los amos del mundo.

Y hacen eso porque, como dijo Jesús, primero entrará un camello por el hueco de la aguja que un rico al reino de los cielos, una máxima que los globalistas quieren eliminar, en su afán por un mundo más parecido a la barbarie de la Antigua Roma y alejado totalmente de cualquier sesgo humanista. La pretendida Revolución de los Girasoles, pregonada para Cuba en redes, responde a la agenda de Soros, ya que es de hecho un producto que lleva el sello de las trasformaciones sociales violentas, que en el  pasado apadrinara el magnate y criminal en medio mundo.

Los que aman la sangre ajena derramada, los que sienten indiferencia ante el dolor, son quienes hoy levantan un pendón que no les pertenece, sino que brilla incólume en lo más alto de las ideas humanistas de la verdadera fe. El filósofo cristiano César Vidal sostiene en su citado libro que el ataque a la familia, la soberanía, la identidad y la religión, se basa en construir caminos de esclavitud que dejen a la persona abandonada e indefensa, para que solo tenga la alternativa de elegir entre aquello que propone la agenda globalista. En un mundo que ya aspira a los posthumanos, se habla también del post-cristianismo, como si profesar los principios que han hecho grande y noble a la humanidad fuese un demérito.

Las redes sociales, con su labor de ingeniería, han tratado de tergiversar los significados que nos acompañaban. En el ámbito posmoderno, la sangre derramada es un espectáculo, una ofrenda al Baal que sostiene los hilos del mundo. Más allá de si es cierto o no que los amos de la riqueza terrenal son satanistas, lo real está en que bajo sus recetas hemos bajado al punto de la crisis definitiva, el dolor incesante y el verdadero infierno. No son casualidades, se trabaja con la percepción de la gente, con el ideario, se modifican los pensamientos como se quisiera hacer con la genética.

Esta agenda globalista, cuyo peligro inminente se basa en la rapidez con que acontece hoy la vida, se inmiscuye en la realidad cubana, tratando de ponernos a unos contra otros, como hiciera Roma en el pasado con los pueblos conquistados. La vida vale más ante Dios que cualquier plan urdido en los laboratorios de las revueltas de colores. No se trata de negar la libertad ni de culto ni de pensamiento, sino de estarnos alertas ante ideas que no responden a una soberana existencia de la persona, sino a robotizar a la humanidad, a detener la historia. La parálisis que decretó la agenda globalista requiere el silencio y la muerte de los agentes sociales de cambio. En un mundo en el cual los ricos controlan los medios, no hemos tenido la suerte de construir instrumentos que no dependan de las tecnologías colonizadoras y malsanas.

Para quienes se organizan en torno a lo que ellos mismos llaman cuarta revolución industrial, reseteo de la economía o capitalismo de partes interesadas, los cristianos somos un estorbo y usarán nuestros símbolos, la fe que nos distingue, en contra de nuestros hermanos. La alerta deberá llevarse hasta los confines donde haya un cubano creyente, cuya decencia y responsabilidad pesen más que el hambre posmoderna por el dolor, por el espectáculo mediatizado y la mentira.

La agenda globalista es real, pero no podemos rendirnos ante sus Baales de bronce, ni mucho menos ofrecerle un sacrificio a su voracidad inhumana. Somos criaturas cuya sapiencia nace de la fe y de la razón, unidas en el sentido común por la existencia sana de una especie que corre inminente peligro.
 

Comentarios

Buen artículo, no digo perfecto, pero bien redactado sin deslisarse demasiado hacia la derecha e izquierda, pero con las bases bien sentadas. Es una lastima que muchos utilizen el nombre de nuestro Señor Jesucristo para apoyar ideas con las que el propio maestro estuvo totalmente en desacuerdo, mas cuando Él mismo nos manda: darle a César lo que es del César, y darle a Dios lo que es de Dios, en otro lugar tambien dice: someteos a las autoridades... pues estas por Dios estan puestas, que Dios Bendiga al redactor @Mauricio Escuela. Es una lastima que noticias como estas no lleven a las personas a dejar su humilde opinión. ¿Porque será?
harold.930324@gmail.com
Excelente artículo Mauricio, es una pena que muchos sean tan ingenuos e incrédulos y se presten como corderos a apoyar los planes de estos siniestros del mal y los Baales de bronce; otros como usted dice desde su posición de guiar a los fieles se presten mediante previos pagos, viajes al exterior y premios desde centros de cierta influencia, vengan y funjan como soldados en el interior de las naciones, hay que estar alerta ya va siendo hora de echar a estos mercaderes del templo.
felicitavp@infomed.sld.cu
Faltaría solo por añadir la manipulación que ha facilitado el apoyo masivo evangélico hacia agendas radicales de derecha, como Bolsonaro en Brasil y Trump en USA, que alcanzaron el poder en gran medida por su apoyo electoral de estos
ochoa@finlay.edu.cu
Ama a tu projimo como a ti mismo. De los 10 mandamientos.
teresavp2411@nauta.cu
Hasta con esto pretenden dividirnos y a echernos a pelear tratando de manipular las creencias de la gente.
edelio@citmassp.gob.cu

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