Cuba: ¿motivos para celebrar el primero de mayo?

En Cuba las celebraciones por el primero de mayo fueron pospuestas debido a afectaciones climatológicas, pero no suspendidas. La Mayor de las Antillas atraviesa por una crisis económica, es una realidad insoslayable; sin embargo, una parte importante de la ciudadanía celebra con optimismo el Día Internacional de los Trabajadores.

Entre quienes asisten a los desfiles, festejos y concentraciones populares también se encuentran jóvenes de diferentes ámbitos sociales. ¿Cómo asumen ellos estas actividades? ¿Qué los motiva a sumarse y participar, en circunstancias que para muchos pueden ser desesperanzadoras?

Ana García Soca, trabajadora del sector turístico, 30 años

Es un momento importante. Desde niña siempre me entusiasmó participar en los primeros de mayo. Eso es para mí orgullo, alegría, júbilo…  

A pesar de todas las dificultades que estamos atravesando, nuestro pueblo tiene disímiles razones por las que celebrar el Día Internacional de los Trabajadores. Transitamos por muchas vicisitudes; pero, como dice el slogan, a la patria manos y corazón.

Encierra gran significación. Sin nosotros los trabajadores, no puede haber desarrollo en la economía. Además, celebrarlo equivale a defender la patria, a reafirmarnos que sí se puede, que saldremos de esta.

David Muñiz Chall, cibernético, 29 años

He ido a muchas de las anteriores marchas por el primero de mayo. Es cierto que cada vez la situación económica es más difícil, pero el espíritu se mantiene intacto. Las ganas de luchar contra lo imposible, por una sociedad más justa, continúan.

Si una vez caminé 20 kilómetros para regresar a mi casa desde un desfile, no sería un gran problema caminar unos pocos kilómetros para este, teniendo en cuenta la situación del transporte.  

Las celebraciones por el primero de mayo reúnen a parte de las personas con que el país puede contar, las personas que apoyan al proceso revolucionario. Esta conmemoración representa a quienes aún no han perdido la esperanza de defender un país libre y soberano.

Leydis Cruz Herrera, profesora universitaria, 33 años

Siempre ha sido una fiesta. Cuando pequeña, mi mamá era cuadro profesional del Sindicato de Educación en mi tierra holguinera y siempre participaba en los primeros de mayo; así que en mi formación, desde la primera infancia, estuvo presente la emoción y entusiasmo de mi mamá cuando se acercaba el día.

Una vez, con 10 años, mi mamá estaba en La Habana como delegada al congreso de la CTC: no olvido su emoción al participar por primera vez en la capital, ¡y cerca de Fidel!

Es sinónimo de alegría y fiesta. Aunque no me gusta levantarme temprano, madrugar para ir a la Plaza de la Revolución “Calixto García”, en Holguín, era más que emocionante.

Al estudiar en la Escuela Superior del Partido tomó otra significación. Conocí el origen de lo que para mí siempre fue un jolgorio. Me sorprendió que la triste motivación de esa fecha surgiera, justamente, en Estados Unidos, y cómo en otras latitudes no era un día para celebrar, sino para exigir mediante huelgas y manifestaciones salarios más justos, jornadas de ocho horas y un trato humano en sociedades capitalistas en las que muchas veces un obrero es considerado una bestia de trabajo forzado sin derechos...

¿Cómo no sentirme comprometida, orgullosa y feliz de participar este año? Soy consciente y siento en carne propia la difícil situación que vivimos. Entiendo que muchos se sientan cansados, incluso, desesperanzados; es comprensible y responde a complejidades no solo económicas, sino de un impacto multidimensional y que son causales, entre otras cosas, de la bien estructurada estrategia de nuestros enemigos, que a veces es tan sutil que no la percibimos claramente.

Pero cuando pienso en nuestros hermanos latinoamericanos y de otras latitudes que salen a exigir ser tratados como seres humanos, cuando pienso en mi mamá, ya jubilada, no necesito más motivaciones para estar como la primera, aunque tenga que caminar 10 kilómetros o más.