2024: Un año difícil en un mundo más hostil para los niños y niñas

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2024: Un año difícil en un mundo más hostil para los niños y niñas
Fecha de publicación: 
10 Enero 2024
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Niños palestinos víctimas del genocidio israelí

Pudiera parecer un titular más, pero estremece hasta las entrañas: «Niños en Gaza atrapados en una pesadilla que empeora a diario». Es uno entre los tantos que a diario dan cuenta de la situación catastrófica que sufren los pocos infantes que van sobreviviendo a una masacre que parece ya no tener límites. 

Así lo confirma también la directora general del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Catherine Russell, quien ha dicho que los niños de Gaza están atrapados en una pesadilla que empeora cada día que pasa y ya no solo por las bombas, la destrucción permanente y la inevitable pérdida de vidas a cada instante, sino porque «la vida de los menores corre cada vez más peligro debido a enfermedades prevenibles y a la falta de alimentos y agua».

Según un comunicado del ente mundial reseñado por la agencia Prensa Latina, los casos de diarrea en niños de menos de cinco años aumentaron de 48 mil a 71 mil en solo una semana a partir del 17 de diciembre, lo que equivale a tres mil 200 nuevos por día. 

Se estima, además, que han sido más de 600 los ataques que impactaron hospitales y otras infraestructuras médicas vitales en la región desde el pasado 7 de octubre.

Si solo pensáramos por un instante en esta situación, ya fuera suficiente para que el 2024 abriera sus puertas en un mundo realmente complejo, convulso y poco seguro para los infantes, «cada vez más hostil», como lo calificara Unicef tras reconocer que una cuarta parte de los menores del planeta viven hoy en zonas en guerra o huyen de ellas.

Y es que, a los conflictos en regiones como Burkina Faso, la República Democrática del Congo, Ucrania y Yemen, que desencadenaron oleadas de violaciones de los derechos y sufrimiento, se sumaron en 2023 otros en países como Sudán, con la mayor crisis de desplazamiento infantil del mundo, y Gaza, considerado el lugar más peligroso del planeta para la infancia, con casi seis mil niños y niñas muertos en menos de tres meses.   

La titular de la Unicef ha recordado que detrás de cada una de esas cifras hay una historia de sufrimiento infantil inimaginable, de derechos violados y denegados, y que «el dolor de estos niños y niñas es una acusación contra un mundo que no les ha protegido de los peligros de la guerra». 

Otras crisis devastadoras como las inundaciones de Libia o los terremotos de Afganistán y Marruecos, los brotes de enfermedades como la epidemia de cólera de Haití y las situaciones de inseguridad alimentaria como la que se vive en el Cuerno de África, también han marcado la vida de personas de todas las edades y, en particular, de los más pequeños.

«Cada una de ellas tiene el potencial de amplificar los efectos de las demás y de provocar desastres cada vez peores», consideró Russell, quien recordó, además, que el número de niños y niñas que viven en condiciones de pobreza multidimensional aumentó un 15 por ciento hasta llegar a mil 200 millones en tan solo los últimos tres años.

«Son tiempos oscuros, especialmente para la infancia, tiempos que han llevado a que la esperanza escasee entre muchos de nosotros», advirtió.

El informe de cierre de año de Unicef especifica que cada día mueren cerca de 14 mil menores de cinco años por causas, en gran medida, evitables, como las enfermedades diarreicas y el paludismo, por lo que resulta más urgente y necesaria que nunca la labor de la organización, que ha tenido una gran incidencia —por ejemplo— en la reducción de la desnutrición infantil a escala mundial. 

En este escenario, algunas luces despuntaron: las tasas de inmunización infantil llegaron en 2023 a cuatro millones de niños y niñas más que en 2021, y se alcanzó casi la universalización del acceso a la escolarización primaria. Más de 23 millones de personas tuvieron acceso a agua potable y se vacunaron unos 27 millones de niños y niñas contra el sarampión, gracias a los esfuerzos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

Para Catherine Russell, este será otro año difícil, con más dificultades por delante, y habrá que «optar por asumir compromisos audaces y medidas decisivas para mantener la seguridad de la niñez», entre ellas, invertir más en los sistemas y servicios que se requieren para que nuestros infantes crezcan y se desarrollen de forma saludable. 

En su llamado final, convocó a «redoblar nuestros esfuerzos», y no solo en 2024, sino en los años que están por venir.

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