Cuba: de Tokio 64 a Tokio 2020
especiales
Me gusta y necesito utilizar la imaginación en lo que escribo. Martí me enseñó que es un arma maravillosa para el razonamiento. También me demostró lo indispensable del análisis. Fuego o frialdad en demasía queman. El matrimonio bien llevado de los sueños y el estudio es esencial para no solo escribir, crear, descubrir, revelar: para vivir. Eso no significa dar al lector la papilla cotidiana sin dejarlo aprender a preparar sus platos, a cocinar, a desarrollar sus gustos, su apetito.
Enrique José Varona, sin dejar de valorar a las escuelas de periodismo, abogaba por crear escuelas de lectores. Hay que saber ahondar, disfrutar de las bellezas del idioma y del paisaje, no irse por lo burdo, lo simplón, aun lo venenoso y tirarle a cualquier lanzamiento. Si no estás entrenado para correr, unos cuantos metros te parecen un maratón. No gozas la carrera, hasta te daña. En las cuestiones de pensamiento ocurre igual. Félix Varela esclareció que lo primero es pensar. Y en esa escuela de lectores pesan mucho quienes comunican: ayudan a esculpir.
Algunos pueden decir este hombre se va mucho por el deporte. Es que le debo tanto... Ah, tiene la existencia mucho de lo atlético y éste de todos los frentes de la vida. Además, el texto que ofreceré a continuación parte de lo agonal. Y se los doy para que ustedes saquen sus propias conclusiones como dice Taladrid.
Tokio 1964
La capital japonesa iba a ser el escenario de los XII Juegos Olímpicos en 1940. La Segunda Guerra Mundial lo impidió. Catorce años después sería el teatro de la 18 edición de la fiesta que albergó a 5 143 contendientes de 93 países. Cuba estuvo representada en ella por 27 competidores, dos de ellos mujeres: la velocista Miguelina Cobián y la esgrimista Mireya Rodríguez.
Solo obtuvimos una medalla, la de plata de Enrique Figuerola Camué, con 10.2 en la prueba reina, solo superado por el estadounidense Bob Hayes quien logró la marca olímpica de10 segundos, En semifinales igualó el récord mundial (9.9), pero no le fue reconocido el logro por contar con viento a favor por encima del límite. Enrique se convirtió así en el primer medallista olímpico después del triunfo de la Revolución. Hayes integró el colectivo de relevo corto que con 39 quebró la plusmarca del orbe.
Enrique Figuerola, segundo, esperando ser premiado.
Los otros dos representantes nuestros en atletismo fueron Miguelina, quien fue la quinta en los 100 lisos por sus 11. 6, primera cubana en llegar a finales en estos clásicos, y Lázaro Betancourt, as centrocaribe y bronce panamericano que llegó a la fase semifinal donde consiguió 14.2.
Miguelina Cobián.
La floretista Mireya, oro panamericano, no pasó de la segunda etapa, después de acumular en la primera tres y tres. Su compañero de arma, Enrique Penabella, no sobrepasó la vuelta inicial. El pesista Ernesto Varona, el abanderado, terminó en el sitio quince en la categoría de más de 90 kilos al totalizar 457.5.
Los púgiles Rafael Carbonell (51 kilos), Fermín Espinosa (54), Roberto Caminero, conocido por Chocolatico Pérez (57), Bienvenido Hita (60), Félix, la Panterita, Betancourt (63.5) y Virgilio Jiménez (67) no brillaron como se esperaba. En el periodo de cuartos de finales por sus sendas victorias, las únicas alcanzadas sobre el ring, estuvieron Espinosa y la Panterita.
En cuatro sin timonel los remeros Gilberto Campbell, Alfredo Hernández, Leovigildo Milián y Segundo Mora resultaron eliminados en el repechage luego de ser sextos en la lid anterior; 7: 17.11. Fue de suplente Manuel Padrón. En ocho con timonel, juntos a Norge Marrero, Osvaldo Díaz, Ezequiel Montenegro, Roberto, Waco, Ojeda y Mario Tabío llegaron quintos en la eliminatoria(6:31.76) y cuartos en el repechage (6:27.29).
El conjunto de gimnástica ocupó el escalón 15 entre 18 al sumar 522.96. Lo integraron Andrés González (lugar 96 entre 130 rivales), Héctor Ramírez (97), Octavio Suárez (97), Félix Padrón (100), Luis de Pablo (109) y Carlos García (114).
XXXII Juegos
La Mayor de las Antillas concurrió con 70 competidores: 36 hombres y 34 mujeres. Obtuvo el 14 lugar en el medallero con 7-2-5. Solo por encima en América: Estados Unidos (39-41-33), Canadá (7-6-11) y Brasil (7-6-8) en los sitios primero, once y doce respectivamente. Sus siete medallistas de oro fueron el peso máximo Mijaín López, convertido en el más laureado luchador del mundo en el olimpismo, y Luis Orta, de los 60 kilogramos, una de las mayores sorpresas del certamen, ambos en la especialidad grecorromana.
Los boxeadores Julio César la Cruz (peso pesado), Arlen López (ligero pesado), Roniel Iglesias (welter) y Andy Cruz (ligero). Los dos primeros conquistaron sus segundas doradas en la gran fiesta. Serguei Torres y Fernando Dayán Jorge resultaron los mejores en el C-2. Y pensar que algunos quisieron no enviar a Serguei porque no le veían ya condiciones para vencer.
Julio César la Cruz y Arlen López.
Contendientes plateados: la judoca Idalys Ortiz en más de 78 kilos, Leuris Pupo en la pistola a 25 metros, y el saltador largo Juan Miguel Echevarría. Los de bronce: el púgil ligero Lázaro Álvarez, el taewandoca Rafael Alba de los 80 kilos, el saltador de longitud Maikel Masó, Yaimé Pérez en disco y el luchador libre de los 97 kilos Reineris Salas.
Idalys Ortiz.
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