Dentro del archipiélago Jardines de los Canarreos, situado en la costa suroccidental de Cuba, Cayo Largo se ha convertido en un destino de gran aceptación para quienes visitan, cada año, la Mayor de Las Antillas.

Este cayo atesora entre sus atractivos numerosas playas de ensueño, con blancas arenas que mantienen una temperatura agradable al tacto y aguas cristalinas cuya transparencia permite divisar los peces, corales y estrellas de mar que llegan hasta la misma orilla.

Dichos animales son parte de una variada fauna, que incluye también un grupo de valiosas especies del mar Caribe: las tortugas marinas, de las cuales tres subgéneros han escogido esta zona como lugar de anidamiento y reproducción.

Hoy, la Tortuga Caguama, la Tortuga Verde y la Tortuga Carey se encuentran protegidas en un proyecto de conservación que se distingue por implicar también a los huéspedes de los hoteles.

Todo comienza en la época de desove (entre abril y septiembre) cuando biólogos y especialistas medioambientales pasan largas noches esperando la llegada a la playa de las tortugas hembras, que vienen a depositar sus huevos en tierra. Una vez que la madre regresa al mar, los conservadores recolectan los huevos para trasladarlos a una Granja o Centro de Cría que cuenta con todas las condiciones. Allí se desarrollan hasta el nacimiento de los pequeños quelonios. ¿El motivo? Se busca con esto proteger a los huevos y las crías de los cuantiosos depredadores que también acechan en esta época: jutías, iguanas, aves marinas y la acción inevitable del hombre sobre las dunas de arena.

La Granja de Tortugas se abre al público en horarios específicos, y se permite a los visitantes observar todo el proceso. Cuando las tortuguitas se hallan listas para enfrentar su vida en los mares cubanos, llega el momento de mayor emoción.

Previa coordinación con los hoteles como Memories Cayo Largo y Starfish Cayo Largo, los científicos animan a los clientes para participar en la liberación al mar. Es un evento único, que suele tener lugar en las primeras horas de la mañana. Turistas y locales se alinean a pocos metros de las olas, y a una señal se liberan los cientos de tortuguitas que buscan instintivamente el agua. Es momento para cada quien de animar a su favorita, reacomodar a alguna desorientada o simplemente tomar fotos y videos del espectáculo. Las que van llegando al océano reciben el aplauso de todos, que lleva implícita la satisfacción de haber contribuido a conservar estas importantes especies.

Acciones de protección hacia las tortugas tienen lugar también en otros sitios del Occidente Cubano, como la Península de Guanahacabibes y la Isla de la Juventud. No obstante, en Cayo Largo este proyecto asume una importancia superior, por la emotividad y conciencia ambiental que logra transmitir a todos los participantes.

Una experiencia sin igual, que reafirma a la isla caribeña como un destino de inolvidables aventuras, promotor del turismo de aprendizaje, seguro y sostenible.

Tomado de: https://www.buenviajeacuba.com