Se oyó al poeta cantar…

Se oyó al poeta cantar…
Fecha de publicación: 
31 Diciembre 2022
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Foto: tomada de elmundo.es

Diciembre. El mes 12 del año siempre suele ser, por regla y no por excepción, muy especial para las mayorías. Recuento de lo vivido, de lo trabajado, festividades privadas y colectivas, viajes, convites, encuentros, bienvenidas… y, también, despedidas que a veces son duras, difíciles, tristes, inaceptables.

Así es el sabor que me deja el “adiós” de los escenarios proclamado por Joan Manuel Serrat la pasada semana, cuando ofreció su ¿último? concierto. El escenario del Palau Sant Jordi, en la ciudad española de Barcelona, y un público delirante, dan fe de ello.

 


Noche de concierto y despedida de Serrat en el teatro Palau Sant Jordi, de Barcelona. Foto: EFE

Dicen en tierra ibérica que es el cantautor más emblemático de esa nación europea. Quizá. Lo cierto es que para mí su grandeza musical y de varón sobrepasa el espacio en mi pecho. “De vez en cuando la vida nos gasta una broma”.

Pertenezco a una generación que lo amó, que vibró seducida por su voz, por sus canciones hermosas, sencillas, populares, repletas de poesía, añoranzas, amor. Tu nombre lo llevo atado en un pliegue de mi talle y en el bies de mi enagua… aunque estés lejos yo te siento a flor de piel…

La Habana. Finales de la década del 90 del siglo pasado. El teatro Karl Marx parecía no aguantar la embestida de público que multiplicó en varias cifras las 5 500 butacas que tiene ese coliseo de La Habana. No era para menos. Joan Manuel Serrat estaba de vuelta y la cita era inevitable, sí o sí. 

Entonces cantamos con él y nos creímos elevados al olimpo: La Saeta, Aquellas pequeñas cosas, Mediterráneo, Lucía, Nana de la cebolla, Hoy puede ser un gran día, Cantares,  Tu nombre me sabe a yerba, Palabras de amor, Para la libertad, Lucía, Esos locos bajitos, No hago otra cosa que pensar en ti, Penélope… y otras y otras coplas que aún deben andar palpitando por ese sitio. 
 


El joven cantor que sedujo a varias generaciones de seguidores. Foto: tomada de elmundo.es 

No recuerdo otra visita del cantor a mi tierra, aquella pudo ser la última, no sé; tenía la esperanza de que nos incluyera en la gira del adiós que lo llevó desde abril hasta diciembre de este año a través de medio mundo. Nombró al extenso tour, “El vicio de cantar 1965-2022”. Las presentaciones llegaron a los 75 conciertos, 45 de ellos en la propia España. 

Porque nació en el Mediterráneo

El 27 de diciembre de 1943 nació Joan Manuel en Barcelona, Cataluña. 79 años después, una de las más grandes leyendas y símbolo de la canción  hispanoamericana se encuentra con el público en su ciudad natal. La noche es de despedidas y hay gente llorando. No hay vuelta atrás. Lleva cerca de seis décadas en el escenario, más de 300 obras escritas y unos 40 discos grabados. 

Esa función será, por ahora, la cremallera para una carrera que lo inmortaliza más allá de juicios y preferencias musicales. Y fue allí, cerca del mar Mediterráneo por donde entró al mundo.

 “Soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero. Qué le voy a hacer, si yo nací en el Mediterráneo, nací en el Mediterráneo… Mi cuerpo será camino, le daré verde a los pinos, y amarillo a la genista. Cerca del mar porque yo nací en el Mediterráneo…” 

De paso a la gloria, Serrat propició el encuentro de muchas generaciones con los grandes poetas hispanos Antonio Machado y Miguel Hernández. De ellos musicalizó varios poemas con un éxito raigal. De boca en boca, aquellas letras enamoraron la memoria para perdurar.

 


Serrat en 2007 junto al busto dedicado a Antonio Machado, en Madrid, mientras interpreta canciones con letras del poeta. Foto: tomada de elmundo.es

¿Cómo no evocar a Machado cuando Serrat nos trae sus Cantares?: “Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino sino estelas en la mar… Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Golpe a golpe, verso a verso…”.

¿Cómo no estremecerse con el dolor infinito y encarcelado de Miguel en su Nana de la cebolla?: “La cebolla es escarcha cerrada y pobre. Escarcha de tus días y de mis noches. Hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda. En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar cebolla y hambre…”.
 


Serrat nació el 27 de diciembre de 1943 en Barcelona. Foto: tomada de elmundo.es

Joan Manuel Serrat, te vamos a extrañar. Porque, definitivamente, el consuelo de escucharte nos llegará ahora solo a través de un audio distante y frío.  

“De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa…”.

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