Rubiales, un beso y la crisis en fútbol de España

Luis Rubiales ha dicho que no dimitirá de su cargo como presidente de la Real Federación Española de Fútbol durante la asamblea general celebrada este viernes.

Lo ha repetido hasta cinco veces antes de concluir su discurso y marcharse de la Ciudad de Fútbol de Las Rozas entre aplausos de algunos presentes, entre ellos los seleccionadores Luis de la Fuente, del masculino, y Jorge Vilda, del femenino, y la ausencia de muchos que condenan sus actos.

El canario de 46 años de edad afrontó un aluvión de críticas, luego de besar en la boca a la jugadora Jenni Hermoso durante la ceremonia de premiación tras el título mundial alcanzado por la selección femenina de fútbol de España.

El hecho, unido a gestos obscenos del directivo, que se tocó sus genitales como celebración, y a otra polémica que desató el hecho de cargar a la atleta Athenea del Castillo, le generaron el repudio y la indignación de varios sectores que van desde lo futbolístico hasta lo político.

Una de las primeras reacciones llegaron desde el Ministerio de Cultura y Deportes de España en voz de su titular, Miguel Iceta, quien calificó de inaceptable la conducta de Rubiales y hasta exigió tomar medidas a la RFEF bajo advertencia de que «si no toman las decisiones, lo hará el Consejo General de Deportes».

Incluso el presidente español, Pedro Sánchez, lanzó duras críticas al exfutbolista: «Fue un gesto inaceptable y las disculpas del señor Rubiales no son suficientes; incluso, no son adecuadas. Por lo tanto, debe seguir dando pasos para aclarar lo que vimos en los medios».

Entretanto, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (Fifa) abrió un expediente disciplinario para analizar los hechos.

El comité encargado de la disciplina en el ente estudiará si Rubiales incumplió las normas básicas de la conducta decente y se comportó de una forma que desprestigia al deporte del fútbol y/o a la Fifa.

Otros han reaccionado, como la presidenta de la Liga Femenina de Fútbol de España, quien catalogó de "pantomima" la asamblea convocada por el mismo presidente con el adelanto de que dimitiría, cosa que no sucedió.

Otros jugadores como Isco Alarcón y Borja Iglesias han mostrado su solidaridad con la jugadora del Pachuca, en la liga femenil de México, y señalan como abuso de poder en caso de que el beso no fuera consensuado.

«Como ciudadano, como a la mayoría de la gente, ha sido un comportamiento que no me ha gustado. No ha sido un comportamiento de un presidente de una federación», declaró el técnico italiano del Real Madrid, Carlo Ancelotti, quien no opinó sobre la decisión que debería tomar el presidente del fútbol español.

En medio de la expectativa por el anuncio de su renuncia, Rubiales calificó de asesinato social lo que se estaba haciendo contra él, definió el beso a Hermoso como consentido y mutuo, atacó al falso feminismo que es la gran lacra de este país y pidió perdón por su gesto de llevarse las manos a sus partes en el palco de autoridades, pero sostuvo que no dimitiría.

«El deseo que podía tener en ese beso era el mismo que podía tener dándole un beso a una de mis hijas. Por lo tanto, no hay deseo y no hay posición de dominio, aunque se esté vendiendo en los medios», argumentó.

Además atizó lo que consideró como falso feminismo y reiteró: «Fue un beso espontáneo, mutuo y eufórico. Y, sobre todo, consentido».

Por otro lado, distintos medios españoles aseguran que la jugadora declinó la petición del presidente de la RFEF sobre salir en un video junto a él restando importancia al asunto.

En cambio decidió guardar silencio y nombrar a quien hable por ella: «Mi sindicato Futpro, en coordinación con mi agencia TMJ, se están encargando de defender mis intereses y ser los interlocutores sobre este asunto», advirtió en un comunicado.

«Desde el sindicato estamos trabajando para que actos como los que hemos visto nunca queden impunes, sean sancionados y se adopten las medidas pertinentes que protejan a las futbolistas de acciones que creemos son inaceptables», aclaró Futpro en contraste a lo que asegura Rubiales.

Ciertamente, cuando muchos condenan el hecho, Rubiales se defiende tras el supuesto consenso y Hermoso permanece en absoluto silencio. Sus representantes lo niegan. No parece que la última palabra sobre los sucesos haya sido dicha.