Regresa Súlkary, obra cumbre de la danza cubana
especiales
Diseño del cartel: Adolfo Izquierdo
El maestro Isidro Rolando ha regresado por estos días a los salones de Danza Contemporánea de Cuba (DCC), la compañía que fuera su casa por más de cinco décadas, para asesorar, junto a la también maestra Luz María Collazo, el remontaje de Súlkary, obra cumbre del coreógrafo y bailarín Eduardo Rivero, y emblema indiscutible de la danza moderna cubana.
Luz María e Isidro integraron el elenco que estrenó la pieza, el ya lejano 13 de mayo de 1971, en el Gran Teatro de La Habana. Se han emocionado mucho en los ensayos, que dirige el maestro y bailarín Yoerlis Brunet (quien también la bailó, hace más de una década). «Cómo no voy a llorar —dice ella—, si estoy recordando uno de los momentos más felices de mi vida. Cuando bailé por primera vez Súlkary, hace tanto tiempo, supe que esa coreografía iba a trascender, me sentí parte de una creación para toda la vida».
En efecto, Súlkary llegó para quedarse. A lo largo de todos estos años ha subido una y otra vez a los escenarios, y siempre ha conseguido el aplauso unánime y entusiasta del público y la crítica, en Cuba y todos los países donde se ha representado.
Danza Contemporánea de Cuba, la agrupación que la estrenó (en aquel momento era el Conjunto Nacional de Danza Moderna) la repondrá en la temporada que comienza este viernes 28 de junio en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, junto a dos creaciones de los coreógrafos residentes de la compañía: Identidad (-1), de George Céspedes, y El cristal, de Julio César Iglesias.
El director de DCC, Miguel Iglesias, quiere sorprender al público con tres obras que no tienen nada que ver una con las otras... o sí tienen: el joven elenco las asume con el mismo ímpetu, asumiendo que la diversidad estilística, técnica y conceptual ha sido siempre carta de presentación del conjunto.
«Mira que trato de encontrarle defectos a Súlkary, pero no lo consigo. Yo digo que es la bandera de la danza moderna en Cuba. Con esa obra el alumno (Rivero) superó al maestro (Ramiro Guerra, el fundador) en esa búsqueda de una poética que definiera nuestro movimiento danzario. Hacía tiempo que no la programábamos, porque no estaban creadas las condiciones, y esta pieza hay que hacerla bien. Ya podemos. Y estoy seguro que va a seducir a los que nunca la han visto», afirma Iglesias.
Isidro Rolando, que fue el bailarín de los del estreno que más tiempo la bailó, cree que los jóvenes intérpretes que la presentarán ahora harán muy buen papel: «La técnica siempre la tuvieron, tenían que aprehender el espíritu. Y lo consiguieron. Es esa poesía del movimiento, esa fuerza, esa verdad que consiguió Rivero. Es lo que ha mantenido viva a Súlkary, lo que la hace un clásico».
Danza Contemporánea de Cuba cumplirá en septiembre 65 años y esta temporada se suma a las celebraciones por el aniversario cerrado.
«No podíamos festejar el cumpleaños sin reponer nuestra obra cumbre —asegura Jorge Brooks, el manager de la compañía—; Súlkary no es solo patrimonio de la danza cubana, lo es de la cultura toda de la nación. Es la reafirmación estética de una identidad y un ejemplo extraordinario de lo que le ha aportado Danza Contemporánea de Cuba a este pueblo».
Las funciones tendrán lugar el viernes 28 y el sábado 29 a las 7:00 p.m., y el domingo 30 a las 5:00 p.m.
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