RECORDANDO A: Alina Rodríguez, "tronco" de actriz
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La actriz Alina Rodríguez llevaba en sus ojos la salvaje ternura de las mulatas de oro fino de las que una vez habló nuestro Guillén, y ese asomo como de tigresa herida estuvo muy vivo en su primer protagónico para el celuloide. María Antonia, quien llena de sueños y pasiones busca renacer desde las hogueras de sus culpas.
Por siempre la artista recordó este personaje que en la ficción le devoró el alma. De su enorme trabajo en ese personaje dijo Consuelito Vidal: "¡Qué tronco de actriz es esa Alina Rodríguez!, para los cubanos ¡tronco! de lo que sea, es lo máximo, la cima, esa es la protagonista de María Antonia".
Cartel de María Antonia.
En una entrevista que a raíz de la película le realicé me contó: -Me metí tanto en María Antonia o ella en mí, que la llevo en la piel, la oigo respirar y, a veces, veo con sus ojos, hablo con su voz. Hay personajes que te clavan así, como si te sumergieran hasta el fondo y es difícil arrancarlos; pienso que solo el tiempo…
Sergio Giral, el director, nunca vio en ella a la protagonista porque había una imagen muy definida de María Antonia, negra, hecha por Hilda Oates para el teatro; sin embargo, después de probar a varias actrices, se decidió por Alina.
Los primeros tiempos, gracias a las tensiones entre Giral y ella, discutían mucho hasta que lograron entenderse: la mano del director es muy importante a la hora de forjar el personaje, de concebirlo. Él era un gran conocedor de estos ambientes y pudo aportarle a la actriz, que ya tenía otras referencias, e incluso en Santa Camila de La Habana Vieja, había ahondado en lo histórico-social de aquellas etapas.
-¿Cuál fue la más difícil de las escenas?
Todo el rodaje tuvo para mí muchas dificultades porque el personaje es muy inquietante, lleno de matices, más corazón que cerebro. Apropiarse de ese misterio que le ronda a pesar de ser tan común como seres humanos, no fue fácil. A mí me ocurre una cosa; soy de las artistas que a veces se suelta demasiado y Sergio tuvo que contenerme; por eso, creo que en la muerte de Julián logró ese encuentro de emociones y todo dentro de un equilibrio justo.
-Y del final que ha movido tantas controversias ¿qué opinas?
Es abierto, abierto a muchos cuestionamientos: hay quien ha dicho que sobra. Imagínate, cada uno tiene su punto de vista distinto a partir de sus propios niveles de lectura.
-¿Qué te ha gustado más de María Antonia?
Su autenticidad. Eugenio Hernández lo logró en el teatro, y Sergio en el cine.
-¿Cómo actriz, aún sientes miedo frente al público?
Sí, es un temor raro y creo que a todos los actores nos sucede, es algo que te mantiene el corazón en vilo, aunque te sepas las obras de memoria y hayas ensayado hasta el cansancio, pero es que la responsabilidad es muy grande y al público no se le puede fallar. Cuando uno se siente totalmente segura, confiada, ha perdido ese deslumbramiento inicial. Yo, aunque lleve 20 o 30 años sobre la escena, seguiré con ese susto de la primera vez.
Alina consideraba que para hablar de ella como actriz había que hacerlo después de En el parque con Adolfo Llauradó, dirigidos por Vicente Revuelta. Otras puestas importantes son las montadas por Raquel Revuelta, Berta Martínez y Estorino.
En el Parque, con Adolfo Llauradó.
-De cada director he aprendido algo, sin embargo, Vicente logró sacar todo lo que como actriz llevaba dentro; hizo una indagación muy profunda; esa capacidad histriónica la hizo despertar, hacer que aflorara. Es genial en su trabajo en la dirección de actores.
-¿Te preocupa la fama? ¿La disfrutas?
No podría contestarte exactamente esa pregunta porque no me considero famosa, si con cierta popularidad. El reconocimiento a mi trabajo no alimenta mi ego personal, soy una gente muy sencilla, que huyo de las vanidades
Para mí, el personaje de Caridad en La séptima familia fue una explosión; de él tengo miles de anécdotas. Lo que si te puedo decir es que eso me dio la medida de que llegó a la gente; lo mismo me felicitaban por mi actuación que me decían horrores “por ser mala madre”.
Alina nació en Camagüey, pero toda su vida ha vivido en La Habana. Primero, estudió magisterio y, luego, se inclinó por la medicina, y hasta laboró en un laboratorio; allí, en el mismo hospital, empezó a participar en actividades culturales hasta que decidió pasar la prueba en el ISA. En 1982 se graduó y entró en Teatro Estudio: “Es el único en el que he estado y en el que me propuse estar porque su línea de trabajo siempre me interesó”.
En su amplia carrera profesional también resaltan sus personajes en Cuando el agua regresa a la tierra; y en Tierra Brava, donde encarnó a Justa Quijano en inolvidable dupla con Enrique Molina, en el papel de Silvestre Cañizo. En el cine entregó otro rol icónico en Conducta, como la maestra Carmela. Alina falleció el 27 de julio de 2015.
En Tierra Brava.
En Conducta.
Entre sus numerosos premios y reconocimientos:
- En el Parque. Obra teatral. Mención de actuación femenina. Concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.La Habana, 1987. Mención de actuación femenina. Festival de Teatro de Camagüey. 1987.
- El premio flaco. Mejor actuación. Premios ACE 2011, otorgados por la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York. Estados Unidos, 2011.
- La boda. Premio de actuación femenina en teatro. Concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. La Habana, 1997.
- La séptima familia. Mención de actuación femenina en televisión. Concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. La Habana, 1988.
- Lista de Espera. Premio a la mejor actuación secundaria. Concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. La Habana, 2000.
- María Antonia. Premio de actuación femenina. Festival Latino de New York. Estados Unidos, 1991.
- Tierra Brava. Premio de actuación femenina en televisión. Concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. La Habana, 1997.
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Chen
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Iván
Arquero
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