RECORDEMOS A: Eduardo Abela
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Eduardo Abela, La vaca (1955) https://www.bellasartes.co.cu
Hace casi 60 años, en un mes de noviembre, perdimos a uno de los artistas cubanos más valiosos, con una carrera consolidada en las artes plásticas, sobre todo en el dibujo y la pintura, popularizado en su época por un personaje singular, irreverente, irónico y carismático: El Bobo (1926); y con un portafolio de obras importantes para la pintura moderna en su país natal, con reconocimiento en el mundo.
Eduardo Abela, fotografía tomada de https://www.bellasartes.co.cu
Eduardo Abela Villareal, natural de San Antonio de los Baños, hoy provincia de Artemisa, cursó estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, en La Habana, y en la Académie de la Grande Chaumière de París, Francia. Tiene una historia interesante no solo por su labor creativa que nos llega hasta hoy, también fue diplomático y trabajador tabacalero, siendo humilde su origen familiar.
Muy joven colaboró con caricaturas en medios de prensa, pero fue el dibujo humorístico su manera de expresar su inconformidad con la dictadura de Gerardo Machado que se estableció en Cuba desde el año 1925 hasta 1933. Durante ese período fue cuando creó al personaje que le otorgó prestigio popular pues retrataba y caracterizaba la sociedad que vivía con mucha ocurrencia, aparentemente de manera ingenua, pero con mensajes contundentes de crítica al sistema.
Fotografía tomada de https://www.cervantesvirtual.com
Considerado uno de los más grandes pintores cubanos del siglo XX e influenciado por tendencias europeas y latinas, Abela fue hábil con distintas técnicas y formatos, y poseyó un estilo diverso, desde lo figurativo, costumbrista, surrealista, hasta a veces abstracto. Pintó personas, la cotidianidad, la ciudad, la naturaleza, incluso los tormentos; con esto me refiero a su obra El caos (1950), posterior a la muerte de su esposa, evidencia del abismo sentimental en el que se encontraba con la partida física de su compañera en la vida.
Su legado trascendió épocas. Sus creaciones se encuentran expuestas tanto en Cuba como en el extranjero, y en la actualidad es objeto de estudio de varias disciplinas del arte. Aunque al pintar empleó técnicas distintas, Abela es fácil de identificar porque en su diversidad se distingue ese lenguaje muy personal de decir. Desde su serie Afrocubana (1928), hasta una de sus piezas más mediáticas, Guajiros (1938) —icónica a partir del propio concepto criollo—, representan todo un acervo cultural cubanísimo, digno de destacar.
Les compartimos algunas de sus obras que consideramos más notables. En esta breve selección se observa que Abela fue un artista multifacético en cuanto a la forma, el color, el estilo:
Eduardo Abela, Azoteas de La Habana (1925) https://www.bellasartes.co.cu
Eduardo Abela, En la gloria (1932) https://www.bellasartes.co.cu
Eduardo Abela, Guajiros (1938) https://www.bellasartes.co.cu
Eduardo Abela, El caos (1950) https://www.bellasartes.co.cu
Eduardo Abela, Jardín (1950) https://www.bellasartes.co.cu
Eduardo Abela, La vaca (1955) https://www.bellasartes.co.cu
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