Percepción de riesgo

Ayer, cuando iba para el trabajo, pasaba por un parque y vi a 10 estudiantes de tecnológico sentados en un banco, compartiendo cosas por sus celulares y escuchando música. ¡10 en un banco que apenas sobrepasa un metro de largo!

Cuando iba de regreso a casa, veo a dos hombres abrazándose y besándose a modo de saludo.

En los últimos días, las máximas autoridades del país han insistido en la peligrosidad de la Covid-19, un virus letal que puede transmitirse incluso cuando las personas no saben que lo tienen porque no presentan síntomas. Sin embargo, tanto el Presidente, como el Primer Ministro, como los médicos en las conferencias de prensa, terminan diciendo que no hay que crear alarma.

Me está pareciendo que esa última frase se está traduciendo por una buena parte de la población como relajamiento. No creo que tengamos que llegar a una cifra X de fallecidos para que las personas tomen verdadera conciencia del peligro de esta enfermedad.

En la intervención de este lunes, el Primer Ministro señaló que las instancias del orden público estarían más involucradas en el control de la conducta social, pero creo que hay que ir un poco más allá, porque me parece que la percepción de riesgo sigue siendo muy baja en amplios sectores de nuestra sociedad.

Con las escuelas cerradas, hay que evitar que los estudiantes deambulen por las calles, y esa labor empieza por casa y termina con las autoridades. Si no se cumplen estas medidas, hay que actuar, porque una sola persona irresponsable puede poner en peligro a miles.

No podía creer lo que contó el Primer Ministro de miles de cubanos que, después de todo lo que está ocurriendo en el mundo, y lo que empieza a ocurrir aquí, toman aviones para ir de compras a otros países como si nada estuviese ocurriendo. Pero ese es el resultado de una percepción de riesgo baja. Si no interiorizan que pueden enfermarse o quedarse varados en esos países, donde no los van a atender ni a alojar de manera gratuita, y al regreso, pasar por una cuarentena, seguirá este extraño fenómeno.

Se ha dicho y repetido, pero quizás hay que ser más enfático. Unos pocos irresponsables no pueden poner en riesgo a millones de cubanos, pero ahora es el momento de evitar llegar a la etapa de pánico que se vive en otros países.