PENSANDO Y PENSANDO: Usa nasobuco en el Prado
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El Prado repleto este sábado por la noche.
Esto no se ha acabado, aunque a algunos les parezca que sí, aunque el Prado de la noche del sábado esté lleno de jóvenes, aunque estén abiertos los teatros y los restaurantes, aunque los ómnibus vayan repletos, aunque las cifras de los partes oficiales sigan siendo discretas. A la pandemia le queda un buen trecho y convendría no perderlo de vista.
Afortunadamente buena parte de la población ya está vacunada, pero tampoco esa es una razón para relajarse del todo. La enfermedad sigue siendo peligrosa. No olvidarlo tendría que ser la constante en esta nueva normalidad.
Han sido demasiados meses de aislamiento impuesto, es natural que las personas busquen espacios de recreación e interacción social. Las ciudades despiertan tras el receso, se animan las rutinas, la vida se va pareciendo a lo que fue. Pero esto no se ha acabado. Y hay que evitar recaídas dolorosas.
Por eso hay que insistir en el uso del nasobuco, por eso hay que cumplir estrictamente los protocolos de las autoridades sanitarias. Es la ley. Hay que acatarla. Y las medidas de control son imprescindibles.
Voviendo al Prado habanero: cada noche de sábado se reúnen ahí cientos de personas, la mayoría jóvenes. No hay indisciplinas notables, el ambiente es generalmente apacible. Es lugar de encuentro de los amigos, el punto de partida para otros lugares. Muchos sencillamente se sientan en los bancos a conversar.
Pero aquí y allá se pueden ver personas a cara descubierta, aprovechando los momentos en que los agentes del orden público miran a otro lado. Con tanta gente reunida, con las dinámicas sociales correspondientes, es imposible mantener las distancias aconsejables. Por eso habría que ganar conciencia de la necesidad de usar mascarilla, algo por lo demás obligatorio.
La nueva normalidad impone nuevos desafíos. Y en buena medida la responsabilidad la tienen los ciudadanos. Llevar un nasobuco puede ser incómodo, pero es la mejor garantía en los tiempos que corren.
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Ida
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