Paralímpicos: La estela de un mensaje de inclusión y esperanza al futuro (+Fotos y videos)

La inclusión como premisa, el esfuerzo como atuendo ceñido a la medida, la esperanza de un mundo mejor para todos, incluidos los 1 200 millones de personas con algún tipo de discapacidad el mayor compromiso…

Cae el telón de los Juegos Paralímpicos de Tokio, pero la cruzada por un mundo diverso y más unido continúa. No solo en el plano del movimiento deportivo paralímpico universal, también en todas las esferas de nuestras sociedades, para darle continuidad al legado de Ludwig Guttmann y derribar todas las barreras que nos separan.

Hoy me descrubrí con los ojos enjugados mientras disfrutaba del colorido y las notas en Do mayor de la ceremonia de clausura de esta XVI cita paralímpica.

Cuanta voluntad para enfrentar y sortear los embates de la vida, para regalarnos una sonrisa capaz de sanar, cual bálsamo divino, cualquier herida o sombra de pesar y dolor. Cuanta falta le hace al mundo que todos asumamos una postura de solidaridad y humanismo como la que nos han regalado los deportistas en disímiles pictogramas de Tokio.

Especialmente en un escenario pandémico causado por la Covid-19 en el cual la filosofía de la equidad y el poder extenderle al prójimo deben primar.

Dancé con cada acorde o pentagrama desde mi sillón, tomé nota de ese mensaje, el puño cedió a las emociones y los latidos en ocasiones. El despertar de mi pequeño Enzo Samuel fue con una lectura paternal en favor de la igualdad, por la vida. Por eso, ese Arigato especial a atletas, voluntarios comité organizador, y Comité Paralímpico Internacional (IPC en inglés), por la apuesta a la esperanza, por el mensaje de confianza y superación constante, por ayudarnos a vislumbrar un mundo mejor e intentar materializarlo en esta cruzada perenne de nombre vida.

Arigato por impulsarnos a embestir y derribar los molinos de las dificultades. Hay palabras que cual los tres agitos (en latín significa me muevo), de la bandera del Comité Paralímpico Internacional

muevo") alrededor de ese punto central que habla de coordinación y posibilidad de atraer a atletas de todos los rincones del mundo para competir.

…"El Agitos Paralímpico es un símbolo inspirador, uniendo atletas y gente de todo el mundo. Los atletas representan la culminación de miles de horas de entrenamiento y el logro del más alto nivel en el deporte", dijo Sebastian Coe, presidente del Comité Organizador de Londres 2012…

Así, con los tres colores más representados en los pabellones nacionales de todo el planeta, debemos continuar de manera permanente atrayendo, con un concepto en favor de aglutinar, de luchar codo a codo por los sueños, de triunfar en la vida, de premiar ese alirón por resurgir de sus golpes y hacerlo con motivación, luz y sonrisa…

Justamente la presentación de la cubana Omara Durand como miembro de la Junta Directiva del Comité de Atletas del Comité Paralímpico Internacional, es una viva expresión de cada uno de estos mensajes en nuestra sociedad, perfectible y con mucho que ganar aún en estos frentes, pero con el deseo y la voluntad de involucrar.

Ya lo diría Seiko Hashimoto, presidenta del Comité Organizador de Tokio 2020: “Ustedes representan el espíritu indomable de quiénes se han levantado de tantas adversidades, sin ponerse límites, el impacto de su mensaje de voluntad, respeto mutuo y solidaridad, y la decisión de construir juntos un mundo diverso e inclusivo, trascenderá. Gracias a todos los que han tenido que ver con estos Juegos, con esta obra de amor por el esfuerzo y la vida”.

A lo que Andrew Parsons, presidente de IPC destacó: “Amamos a Tokio y a todos ustedes. El Comité Paralímpico Internacional siempre les estará agradecido. Nuestro viaje no termina aquí, esta es una ceremonia de apertura en el camino hacia eliminar todas las barreras sociales y psicológicas que nos separan, una exhortación a seguir buscando la excelencia deportiva, esa que ya poseen con la medalla del sacrificio brillando en sus pechos” …

Tokio le entregó la antorcha a París con el listón del triunfo colectivo bien alto. La bandera del IPC ondeó en un holograma en la torre Eiffel, en el corazón parisino, protagonistas franceses de hazañas paralímpicas comenzaron a albergar como suyo una quimera que a la vuelta de tres años habrá que cantar en palabras nuevamente.

Los dedos se alentan, las letras se rehúsan a fluir, Enzo se para a mi lado y me dice: “papi, no trabajes demasiado”. Este homenaje hijo mío, es también para ti, para contribuir a que seas un hombre de bien. Así, entre colores, el negro de una pizarra humana trenzada por lazos de unión, con Tokio y París en calidad de capitales del humanismo y la diversidad me despido, por ahora, caprichosamente una vez más con los ojos enjugados.