DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Alejandro Crespo del fildeo y el bateo a la metalurgia

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DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Alejandro Crespo del fildeo y el bateo a la metalurgia
Fecha de publicación: 
25 Marzo 2025
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Siete de marzo de 1942. Agapito Mayor está dominando a los Dodgers de Brooklyn. A pesar de toda esa aureola de ser ases de las Grandes Ligas, en un juego de exhibición frente a una selección cubana en territorio estadounidense. Cuatro a dos está por los visitantes. Se le complica la entrada. Dos hombres en base. Lanza. El bateador le engancha la curva... ¡Qué clase de batazo! La bola se va, se va... Puede arrancarle la victoria a nuestro equipo, caraj... Mas el jardinero central es rayo e impone su afán: la bola está dentro del guante de Alejandro Crespo Quiñones.

Aquella jugada defensiva floreció en cintillos crónicas y comentarios en los medios de prensa de Usa. Dos paisanos del autor, Eladio Secades y Fausto Miranda, imitan a los novelistas para narrar la proeza y hasta se abrazan a lo exageración. Secades: “Este será el fildeo del siglo, el béisbol no había visto ni aquí, ni en ninguna parte jugada tan inverosímil, tan irreal, tan fantástica, ni jamás se verá en el futuro”. Miranda opina parecido. Años más tarde alabará la calidad del citado guardabosque y lo clasifica como “...el mejor jardinero cubano de todos los tiempos. Crespo lo tenía todo. Un derecho con velocidad, agilidad y un tremendo brazo, que lo mismo conectaba extrabases que lograba buenos promedios y además podía jugar la posición de receptor”.

Alejandro estaba entre los grandes de la pelota de su época tan herida por el racismo y con tantos obstáculos en el país. Nacido en Güira de Melena el 26 de febrero de 1915, eran tantos los golpes de la pobreza contra su familia que el padre, la madre y los cuatro hijos, una hembra entre ellos, tuvieron que establecerse en la capital. No les fue fácil tampoco acá: la muchacha, en la más conocida Casa de Beneficencia que ocupaba el espacio donde está ubicado el hospital Hermanos Ameijeiras actualmente. Los restantes, en la Beneficencia de Lawton.

Trabajar temprano para aporta algo a la casa. Dificultades en los estudios. No obstante, Alejandro, Bibi y Segundo disfrutaban del béisbol. Ni pensar en la Liga Amateur, tan racista que, hasta con las puertas abiertas en las Mayores, marginaba a quien no fuera o, al menos, pareciera blanco. Los dos primeros actuaron con el Cienfuegos de 1943 y en la Liga Mexicana. Solo Alejandro se mantuvo en nuestro deporte nacional. Después de refulgir en los semipro, tremendo inicio en la Liga Profesional: subtitular de bateo en 1939; solo superado por Tony Castaño 340 por 339.

Los scouts del gran circo encantados con Silvio García y él. “Pero esa piel... vamos a ver”. Con Silvio hablaron primero. Como no tenía nada del Tío Tom; esclareció que a improperios, golpes y escupidas respondería a puñetazos. Crespo pensaba igual. Los mercaderes se mudaron para Jackie Robinson. Alejandro presentó credenciales ante conjuntos de Grandes Ligas. En 1940 la sacó del parque con las bases llenas para decidir frente a los campeones del Cincinnati. Dos años después, la atrapada tan divulgada frente a los Dodgers.

Éxitos con Habana, Cienfuegos y Marianao; también en Nicaragua, Venezuela, México, Colombia y la República Dominicana. Polifacético y corajudo se ponía los arreos si urgía y lo hacía bien. Terminó su carrera en Estados Unidos con el Hobbs y el Charlotte.

LAS ESTADÍSTICAS: Alejandro promedió más de 320 en las Ligas Negras norteamericanas y en la tierra azteca; 279 en la Cubana. Debido a la cortesía de Nelson, uno de sus 6 hijos, puedo ofrecer estos números. En la Liga Profesional de su país: campeón de bateo dos veces: 1942-1943(337) y 1948-1949(326); tres en hits conectados: 42-43(63), 44-45(59) y 45-46(72); tres en dobles: 41-42(12), 42-43 (12) y 43-44 (11), y dos veces señor de las impulsadas: 44-45(29) y 45-46(35) y máximo jonronero 40-41(3) Jugador más valioso: 45-46. Siete veces en el conjunto todos estrellas. De por vida: primero en tubeyes (130), empatado con Héctor Rodríguez; segundo en empujadas (415); cuarto en oportunidades oficiales al bate (2 886) e incogibles (794); sexto en anotadas (369) y triples (39), en estos batazos, igualado con Cristóbal Torriente.

Al retirarse, fundador y trabajador de vanguardia del centro Ceballo-Brito, donde laboró hasta su último suspiro: 6-11-1980 (Aquel sitio lo ocupó después el Instituto de Desarrollo Aeromotor, de Boyeros.) Entre sus grandes remembranzas, su inclusión junto a un grupo de luminarias: Ramón Fonst, Kid Chocolate, Miguel Ángel González, Conrado Marrero, en un homenaje que les brindó Fidel en el Estadio del Cerro, hoy Latinoamericano.

Su hogar principal está en Lawton: E entre 10 y 11, donde habitó con toda la calidad de su señorío, después metalúrgico, un caballero siempre. Una placa fue colocada en la pared de aquella casa durante el centenario del nacimiento del atleta cuando, allí mismo, se realizó un emocionante acto en el que hablaron dos de sus diez nietos: Alca, entrenadora de patinaje, y Nelson Alejandro, licenciado en computación, un jardinero central de las filas infantiles, un funcionario deportivo del municipio y Nelson Crespo uno de sus seis hijos, el bastión en la lucha por evitar que el padre se nos deslice hacia el olvido. Placa y acto debido al esfuerzo familiar.

 

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