Los ParaPanamericanos, donde juega la vida

Acostumbrados a ver el deporte casi siempre en su aspecto más competitivo, uno de sus principales elementos, muchas veces dejamos de lado las historias de vida que van acompañadas a las grandes hazañas.

Sucede en el deporte de elite, y mucho más en el no convencional, donde miles de seres humanos dignifican su existencia con la práctica del deporte, sin supeditarlo todo a los veleidosos resultados.

Claro que quieren ganar; todo el que sale a este ruedo caprichoso llamado vida en cualquier ámbito quiere imponerse, pero no a toda costa, y desde el prisma de los aficionados, a veces se menosprecia el esfuerzo hecho por algún atleta si no termina siendo el mejor en su especialidad.

Estamos a las puertas de los Juegos ParaPanamericanos de Santiago de Chile 2023 y el escenario es ideal para ver en acción a estas personas con alguna discapacidad física superándose a sí mismos, más que a cualquier marca o rival.

Transformarse en una persona de bien y útil a la sociedad ya entraña de por sí el mayor premio a todo aquel que, ya sea por nacimiento o por un accidente, perdió la máxima potencialidad en su visión o su desplazamiento.

Tenemos muchos ejemplos de campeones, desde el legendario Enrique Cepeda hasta la fenomenal Omara Durand, pero antes de comenzar una justa multideportiva como la que se avecina prefiero llevarles el abrazo cálido y la confianza de que no defraudarán, suceda lo que suceda en cualquier recinto deportivo.

En el caso de Cuba, es de destacar también la variedad de deportes en los cuales se desempeñan nuestros enviados, pues si en un principio prácticamente todo se limitaba al atletismo y la natación, ya logramos llevar representantes en bádminton, tenis de mesa, tiro, ciclismo, taekwondo y hasta el debutante tiro con arco.

Para todas estas personas la práctica del deporte va mucho más allá de un torneo o una medalla, pero el peso de una presea se multiplica enormemente por todo lo que lleva consigo.

Algunas vez muchos de ellos sufrieron de depresión y se sintieron frustrados por el traspié que le puso la vida, pero levantarse y dedicar empeño a la práctica de una disciplina los recuperó para la sociedad, para su familia y para su propia existencia, cuando pudieron pensar en tirar la toalla.

Los veremos en Santiago en breve, disfrutando, sufriendo y compitiendo como lo hicieron sus pares convencionales hace unos días, y seguro también sumaremos medallas, aunque sea lo menos importante.

Si en un deporte juega la vida es precisamente en el deporte para discapacitados, donde incluyo a quienes tienen deficiencias auditivas y congnitivas, que tienen sus certámenes aparte a estos ParaPanamericanos.

Con todos ellos, somos un tilín mejores.