Giselle González: «Yo veo la actuación como un juego serio»

Dicen sus compañeros de Tras la huella que Giselle es «la atómica» del equipo, la que les saca una sonrisa y hasta una carcajada cuando las tensiones de un día largo de rodaje llegan al tope. 

Giselle es la alegría, eso lo comprobé durante los días que pasamos juntas en la reciente edición del Festival Piña Colada, pero quién puede imaginarlo cuando la ve dentro de Isabel, la experta criminalista que recibimos en casa cada noche de domingo.

—¿Qué retos te ha planteado este rol?

—Isabel es un personaje que tiene características muy marcadas, y me refiero a toda esa parte técnica que domina, en cada capítulo que, por cierto, cada caso es diferente y lleva técnicas diferentes, pero son aspectos por los que tengo que regirme muy estrictamente, que no me puedo salir del guion, son palabras técnicas; hay muchas personas que lo ven y están pendientes siempre de cómo se dicen, entonces es muy difícil salirse del guion y querer aportar cosas, cuando realmente tienes todo ese vocabulario. Yo creo que de todos los personajes habituales es el que tiene más tecnicismos en el vocabulario, después de la médico forense, pero bueno, ella no aparece en todos los capítulos. Esa es una de las particularidades de Isabel.

«Parece sencillo, pero no lo es. Además del lenguaje verbal, tiene muchos detalles físicos: cómo caminar, cómo tocar, cómo manipular, o sea, que es un plus para el personaje que no es nada fácil».

—¿Has tenido alguna preparación específica para afrontar estas exigencias del personaje?

—Me he preparado muchísimo. He participado en conferencias, en talleres... De hecho, muchas personas piensan que realmente soy perito. Hay muchos estudiantes que me dicen: «yo quiero estudiar Criminalística, como tú» y, de alguna manera, me causa orgullo que de pronto me puedan ver así; significa que creen en lo que están viendo en pantalla.

—Y tú, ¿pensaste alguna vez en la vida estudiar esa carrera?

—Me encanta el mundo de la criminalística, me gusta en realidad, mucho. Cuando yo era niña, adolescente, yo veía ese tipo de escenas en policíacos y siempre me llamaba la atención. Yo veo la actuación como un juego serio, y si le sumo estos elementos que te he dicho que son un plus del personaje en cuestiones técnicas, pues es una cosa que yo disfruto muchísimo.

«La maleta que usa el personaje, por ejemplo, cuando yo la abro y está todo el instrumental ahí, todas las cosas que voy a usar para resolver los casos —bajo ficción, claro está—, me gusta muchísimo, tiene un encanto muy particular para mí».

—Si pudieras transformar en algo el personaje de Isabel, ¿qué cambiarías?

—A mí me gustaría que se viera un poquito más su parte humana. Ser criminalista es su profesión, la que defiende el personaje, pero me gustaría que tuviera escenas en las que se mostrara un poquito más su sensibilidad. Se ha tocado, pero muy poquito. Siento que el público lo agradece y yo, como actriz, agradezco mucho cuando esto sucede porque me da la posibilidad de jugar un poco más con las emociones, con los sentimientos, con todo ese diapasón de colores que se le puede poner a un personaje. 

«Isabel, como normalmente está escrito y como me llega a mí, es bastante limitado con ese tipo de cosas, entonces me gustaría, de alguna manera, que se vieran circunstancias donde toquen fibras que yo sé que están en ellos como seres humanos, en quienes hacen este trabajo en la realidad».