Felicitan a los bomberos cubanos por su creación hace 325 años

Felicitan a los bomberos cubanos por su creación hace 325 años
Fecha de publicación: 
13 Noviembre 2021
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Foto: archivo CubaSí

El General de División Lázaro Alberto Álvarez Casas, ministro del Interior (MININT), felicitó al Cuerpo de  Bomberos de Cuba por cumplirse hoy el aniversario 325 de su fundación “con una historia llena de hechos heroicos y derroche de valentía que conforman páginas gloriosas”.

   Mientras más complejos son los desafíos y disímiles las circunstancias, mayores son las exigencias a la capacidad de respuesta y las habilidades de ustedes, afirma el también miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

  Sostiene que bomberos profesionales o voluntarios tienen la alta responsabilidad social de prevenir y extinguir los incendios, rescatar y salvar vidas, prestar auxilio u otras acciones humanitarias en condiciones difíciles.

  Sin embargo, considera que el mérito mayor radica en la confianza, el cariño y el respeto de su pueblo.

  En esta nueva conmemoración, los felicito por la entrega cada día y la garantía de que contamos con una fuerza capaz, valiente y preparada, que siempre vencerá, concluye el titular del MININT su mensaje de congratulación  al Cuerpo de Bomberos de Cuba.

  Los orígenes de su accionar datan de finales de 1696 en la  ciudad de Santa Clara, donde los vecinos organizaron los servicios de extinción  por los numerosos incendios que estallaban en sus almacenes.

  Una primera formación de carácter voluntario se organiza el 13 de noviembre de 1696, detrás de la Ermita de la Virgen de la Candelaria, en esa urbe, en la que adiestraban hasta a los esclavos en el llenado de agua en barriletes destinados al comercio de ron y miel, que hacían llegar al lugar del siniestro de mano en mano.

  Aunque ese hecho marca el nacimiento oficial del Cuerpo de Bomberos en Cuba, cuando se celebra su día nacional, en junio de 1832 se fundó el primero  de Santa Clara, que sería oficializado en 1856 por la Capitanía General, y en forma  paulatina surgieron en otros lugares del país.

   En el caso de La Habana su creación se remonta a 1835, por decisión del Capitán General Miguel Tacón e integrado por blancos, "pardos" y "morenos", que a su vez se agrupaban en brigadas de albañiles, carpinteros y herreros, y a los cuales se les llamó popularmente Bomberos Municipales y después del Comercio No. 1.

  Un significativo progreso en las técnicas de extinción ocurrió el 6 de junio de 1865 con la llegada a La Habana de la primera Bomba de vapor, la cual era tirada por caballos para trasladar dos mil 700 galones de agua por minuto.

   Pero la mayor catástrofe de la época ocurrió  por noche del 17 de mayo de 1890, cuando se incendió el almacén de la ferretería de Juan Isasi, ubicada en la esquina de las calles Mercaderes y Lamparilla, en La Habana Vieja.

  Allí perdieron la vida 38 personas, entre ellas, 25 bomberos, agentes del orden público, marineros y espectadores, con un  saldo de numerosos heridos y mutilados.

  Con la intervención estadounidense de 1902, disminuyó el entusiasmo de las personas que lo integraban y los problemas de dirección mellaron la seriedad y la disciplina, pero el 5 de febrero de 1916 entró en vigor la proposición de elevar su gestión al nivel del servicio.

   En 1935 se instituyeron nacionalmente, bajo el nombre de Cuerpo Nacional de Bomberos, que abarcaba las entonces seis provincias, los ocho municipios de La Habana y solo 16 términos municipales correspondientes a otras regiones del país, aunque con débil desarrollo de la actividad preventiva.

  Tras el triunfo de la Revolución Cubana, el 1ro. de enero de 1959, el Estado asume la dirección y se originan cambios en la organización, funcionamiento y objetivos del Cuerpo de Bomberos, lo cual posibilita la unidad e indispensable coordinación de sus servicios en el país.

   Hasta 1964, el Cuerpo de Bomberos de Cuba —con excepción de La Habana— se subordinaba a las comisiones municipales y su órgano rector.

  El Gobierno Revolucionario, el 18 de mayo de 1964, dictó la Ley 1156, que transfirió  al Ministerio del Interior los servicios de prevención y extinción de incendios.

   La decisión obedeció al incremento de los sabotajes organizados desde Estados Unidos en hoteles, círculos infantiles, centros comerciales y económicos, que provocaron múltiples incendios, numerosos muertos, heridos y cuantiosas pérdidas.

 

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