Dámaso Pérez Prado, legado del rey del mambo
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El músico y compositor cubano José Dámaso Pérez Prado, falleció el 14 de septiembre de 1989 en la capital mexicana, dejando atrás una prolífica obra musical que lo convirtió en uno de los músicos más importantes de la primera mitad del siglo XX en América Latina.
A pesar de la presión de sus padres porque estudiase medicina, desde pequeño Pérez Prado tuvo una gran inclinación por la música e inició sus estudios de piano clásico. Comenzó su andanza musical en su ciudad natal, Matanzas, en la banda de Senén Suárez.
Al inicio de los años 40 del siglo pasado, Pérez se mudó a La Habana y comenzó a tejer un sueño que terminaría regalándole el apodo por el que es recordado: El rey del mambo.
Formó parte de varios grupos entre ellas los Hermanos Palau y Cubaney hasta que en 1946 fundó su propia orquesta, con la que consolidaría su piano y agregaría varios instrumentos de viento, el bajo y la percusión afrocubana. Así nació el mambo, y con él su baile característico.
Sin embargo, arriba a México en 1949 y sería allí donde nacerían la mayoría de sus canciones más conocidas algunas de las cuales serán presentadas a continuación junto a datos de la vida y obra del excelente artista.
Patricia
En el tema Patricia, Pérez Prado introduce el órgano en la música popular contemporánea y se acerca al rock.
Lupita
En 1951 se instituyó en México el premio Disco de Oro y la agrupación de Dámaso Pérez Prado ganó el galardón como mejor orquesta.
Que rico el mambo
En 1955 la Asociación de Críticos Norteamericanos declaró a la orquesta de Pérez Prado la más popular del año.
Mambo #8
Dámaso Pérez Prado dejó de existir físicamente el 14 de septiembre de 1989 en México. Sus restos mortales descansan en el Panteón de Dolores del cementerio de Ciudad de México.
Mambo #5
¡Ahhhh Uh! La repercusión del mambo de Dámaso Pérez Prado llega hasta nuestros días. Un hecho que lo demostró fue cuando el japonés Akira Miyagawa presentó en 2010 un espectáculo, donde sus alumnos de la orquesta filarmónica de Osaka combinaban a la Quinta Sinfonía de Beethoven con el Mambo Número 5 de Pérez Prado.
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