Armando Suárez del Villar en la memoria

Este domingo cumpliría 85 años el maestro Armando Suárez del Villar, uno de los más grandes directores teatrales cubanos, profesor de generaciones completas de teatristas, animador cultural, hombre culto y afable, muy querido por sus contemporáneos...

La suya fue una vida de entrega al arte y sus aportes fueron reconocidos por  grandes galardones: el Premio Nacional de Enseñanza Artística en 2008, y el Premio Nacional de Teatro en 2010. Era una personalidad indiscutible de las artes, pero él se lo tomaba sin aspavientos. Su sencillez, su accesibilidad le abrieron siempre puertas.

Su pasión por el teatro de siglo XIX pudo parecerles a muchos regodeo en el pasado, pero en sus puestas renovó muchas de las concepciones del momento en Cuba. Textos de autores cubanos que otros directores consideraban menores, puros remedos del romanticismo español, alcanzaron en sus montajes un vuelo y una intensidad asombrosos. Y lo mismo hizo con grandes autores del siglo XX cubano: Carlos Felipe, Brene, Piñera.

Era un apasionado por la cultura esencial de su país, y siempre pretendió resaltar sus valores en su creación. Fue también un reconocido director de espectáculos para la ópera.

Armando Suárez del Villar dejó el legado inmenso de su obra, pero también hizo escuela: muchos de sus alumnos han definido caminos del teatro cubano de las décadas más recientes. En una entrevista con este redactor, unos días después de recibir el Premio Nacional de Enseñanza Artística lo valoraba: "Para la muchos de los artistas la manera más efectiva de trascender es enseñar. Puede que la semilla parezca pequeña, pero grande puede ser el árbol y maravillosos sus frutos. Sin la semilla, no hay árbol".