Alina Rodríguez en la memoria
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¿Qué significa la popularidad para una actriz? Es perfectamente legítimo que se asuma con satisfacción, un halago a la vanidad. Pero para Alina Rodríguez era un compromiso. Se lo comentó una vez a este cronista: Si tanta gente canalizan sentimientos y aspiraciones con tu trabajo, hay que intentar hacerlo lo mejor posible.
Alina Rodríguez nunca se sintió una diva, siempre se supo una mujer de pueblo, y eso era motivo de orgullo. Ser una mujer de pueblo, para ella, era vivir con los pies bien puestos en la tierra y con la cabeza soñando el cielo. Sus personajes, decía, vivían esos dos ámbitos, las dos caras de la moneda: carne y espíritu, realidad y ensoñación. No le bastaba aprender la línea, ella tenía que recrearla. Decía que trataba de cumplir con un director, pero también tenía que cumplir con ella misma.
Inolvidables sus caracterizaciones en el teatro cubano. Inolvidable su Justa, personaje inmenso. Entrañable la maestra de Conducta, que caló en tantos cubanos. Muy temprano nos dejó Alina Rodriguez, hace hoy cinco años, pero como fue actriz pródiga, la sentimos todavía cercana. Sigue siendo referencia del buen hacer, en la escena y en la vida.
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hector
Li@
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