Abriendo puertas, pero no al riesgo

Abriendo puertas, pero no al riesgo
Fecha de publicación: 
27 Octubre 2020
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Foto: Internet

El profesor Manuel Calviño lo explicaba en su más reciente programa «Vale la pena», y puede resultar complicado, pero hay que asumirlo, y hacerlo como él sugería.

Dentro de esta nueva normalidad que los habaneros y una parte del país estamos transitando, hay que empezar a retomar ciertos caminos, pero con andares diferentes. Así puede inferirse de lo explicado por Calviño, quien abundó en el tema de cómo retomar las relaciones con familiares y amigos.

Porque estuvimos cerca de medio año añorando y evitando a la vez esas visitas, y ahora llegó el momento de abrirles las puertas.

Claro, hay quien las abrió hace rato, quien empezó a compartir celebraciones y almuerzos en familia a lo mejor desde antes que se flexibilizaran las medidas sanitarias; pero aquellos que las acataron por responsabilidad y precisamente por amor a esas personas queridas, ahora es que van, poco a poco, relajando cerraduras.

La población ha sido informada de las insoslayables y diversas razones que han sustentado el tránsito por cada una de las fases en la bien pensada estrategia gubernamental, y también de cómo proceder para evitar riesgos.

Se ha señalado la necesidad de volver a esta socialización —en los territorios donde es posible— también en beneficio de la salud mental, y varias voces autorizadas lo han apuntado, argumentando sobre daños colaterales que en ese orden han tenido o pueden tener lugar a consecuencia de un prolongado aislamiento social.

Para este presente de reencuentros en casa que vive una parte de los cubanos, Calviño sugería determinadas previsiones: preferiblemente, de ser posible, que se abrieran las ventanas para que circulara aire fresco y limpio, lavado de manos del visitante en cuanto llegue, y mantener nasobucos y distancias.

Sin dudas, ha de ser difícil tener frente a uno a ese ser querido que estuvo meses alejado, y no poderlo abrazar y besar, pero siempre será mucho mejor tenerlo así, al alcance de la mano, de la mirada, que solo tras una línea telefónica o una pantalla.

En la moderación, la previsión y la responsabilidad parecen estar las claves para continuar avanzando por esta normalidad diferente.

Quienes «se tiraron con la guagua andando» hoy lo están lamentando. Obsérvese, si no, el caso de España, donde, luego de un rápido desescalamiento, ahora se ven asolados por un rebrote de tal magnitud, que ubicó a ese país como el primero de la Unión Europea en alcanzar el millón de contagios, y les ha valido dictar ahora un nuevo período de estado de alarma, incluyendo toque de queda, que el gobierno pretende extender hasta marzo, aunque tendrá una vigencia inicial de 15 días.

En general, toda Europa vive cada semana cifras récord de contagios, y los gobiernos vuelven a endurecer medidas intentando aplacar esta segunda ola. Ello, mientras que Estados Unidos se lleva las más negras palmas del mundo entero, rebasando los ocho millones de contagios y más de 225 mil fallecidos. Aunque doloroso, es de esperar que así pase cuando Trump sigue reiterando, como lo hiciera el sábado último en un mitin electoral en Carolina del Norte, que es «estúpido» que su país haga tantas pruebas para detectar la COVID-19, y se burló de los medios de comunicación por «no parar de hablar de la COVID».

Ese señor que aspira a ganar las elecciones presidenciales el venidero noviembre, y todos los que, de una u otra forma, en el mundo han pretendido y pretenden minimizar los riesgos del SARS-Cov-2, no solo hacen como el avestruz para no saber de la cantidad de contagios y fallecimientos, sino que también pretenden ignorar —o lo ignoran, quién sabe— las secuelas que deja esa enfermedad en aquellos que la sufrieron.

Sin embargo, la comunidad médica sigue buscando respuestas a dichas consecuencias a largo plazo, que no repercuten únicamente en el sistema respiratorio, sino se extienden al cardiovascular y al sistema nervioso central, incluyendo efectos psiquiátricos y psicológicos. No por gusto la Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS) emitieran el pasado 12 de agosto una Alerta Epidemiológica sobre Complicaciones y Secuelas.

Todos estos datos y reflexiones han tenido un único objetivo: subrayar lo indicado por el profesor Calviño e invitar, una vez más, a la autorreflexión, a mantener las medidas de bioseguridad indicadas, y a sopesar si vale la pena jugar con tantos peligros.

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