EN FOTOS: Bejucal, donde la historia tiene un lugar
especiales
Bejucal está “ahí mismito” dijo un habitante en medio del camino cuando todavía faltaban algunos kilómetros para llegar. Después de la loma que deja atrás el Cacahual, el poblado se abre como una gran sabana y aun en pleno siglo XXI muchas cosas nos recuerdan que se trata de un terruño tricentenario.
Casas de portones y ventanas antiguas, de tejados de barro rojo; calles alineadas; un parque, una iglesia y un monumento al coronel Juan Delgado. A simple vista eso es lo primero que uno encuentra.
No obstante, la fama de Bejucal viene desde el siglo XIX, cuando en 1837 quedó inaugurado el primer tramo del ferrocarril (Habana-Bejucal), que un año después cubriría el trayecto Habana-Güines.
Patio del emblemático restaurante El Gallo, el cual se distingue por
ofertar comida criolla de muy buena calidad.
Como en todos los pueblos, la iglesia ubicada en el centro del parque.
En la actualidad está en fase de reparación.
Monumento al Coronel Juan Delgado.
Bejucal también tiene un boulevard.
Hoy la estación guarda el encanto de aquellos tiempos pues todavía mantiene varios elementos de su estructura original, aunque Oneida González Hernández, la jefa de ese espacio, aclare que este no fue el lugar original.
Bejucal enlazaba a través del ferrocarril ciudades y pueblos del sur de la Isla. El 14 de mayo
del presente año se recorrió por aquí el último tramo Habana-Batabanó.
La estación de Bejucal conserva casi toda su infraestructura. En la imagen Oneida González
Hernández en la taquilla donde se vendían los boletines.
Placa que rememora la historia del ferrocarril en Bejucal.
Según lo que ha escuchado, la primera estación de ferrocarril quedaba a unos pasos, muy cerca del terreno de pelota, frente a la calle Real. Pero más que esa historia a Oneida le interesa el presente, sueña con escuchar de nuevo el sonido ensordecesor de los trenes que llegan y parten, y esta estación (hoy desactivada) se convierta, quizás, en uno de los lugares más atrayentes de ese municipio de la actual provincia de Mayabeque.
A unos 30 kilómetros de La Habana, el territorio es un sitio emblemático de Cuba. Son famosas las Charangas de Bejucal, donde los bandos del Gallo (representado por la Espina de Oro) y del Alacrán (por la Ceiba de Plata) se ponen de galas cuando el pueblo baila sus fiestas.
Bejucal necesita de su ferrocarril, del arreglo de sus calles, de los nuevos aires de la modernidad, sin perder —por supuesto— la mayor atracción que es su “edad”. Por ello las autoridades del territorio tienen la responsabilidad de trabajar por su esplendor; quizás de aquí a unos años sea un lugar de atracción turística. ¿Quién lo niega?, historia tiene para ello.
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