El enumerador no tendrá que llamar dos veces

El enumerador no tendrá que llamar dos veces
Fecha de publicación: 
3 Septiembre 2012
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Entre el 15 y el 24 de septiembre, todos, absolutamente todos los hogares de la Isla, recibirán una visita bien singular: el enumerador censal. Estará aconteciendo en esos días el cuarto Censo de Población y Vivienda de la etapa revolucionaria, y el número 18 en la historia de Cuba.

Tras cada ventana alienta una familia. A diez años del censo anterior, ¿cuánto hemos cambiado en términos demográficos?

 

Sobre esa investigación estadística, la más importante que realiza un país, el doctor Rolando García Quiñones, representante auxiliar del Fondo de Población de las Naciones Unidas en este país, opina en exclusiva para Cubasí que por el momento en que se realiza, cobra aún mayor importancia esa indagación, pues «dará la plataforma informativa para todas las transformaciones que el país quiere hacer».

 

Amplía que en el caso de las políticas de salud y educación, por ejemplo, estas tendrán una información de primera mano para hacer ajustes; a la vez que este censo levantará muchos datos para procesos novedosos, como el trabajo por cuenta propia.

En cuanto a ese último tema, García Quiñones precisa que las referencias obtenidas en materia de empelo, ocupación y trabajo por cuenta propia en específico, no tienen precedentes. Y ello, apunta, va a ser muy útil para conducir las estrategias al respecto. A la vez, el funcionario refiere que esta investigación de investigaciones también ratificará tendencias como el envejecimiento poblacional, lo cual advierte que no ha de ser visto como problema, sino como resultado de una política exitosa.

 

Todos contamos

A diferencia de otras latitudes donde existen habitantes que ni siquiera aparecen asentados en los registros de nacimientos y, por tanto, no existen, «En Cuba contamos todos». Ese es precisamente el lema que rige la investigación censal, sustentada, por tanto, en la misma visión inclusiva y de respeto a cada ciudadano que rige el alentar de esta Isla.

El censo es una de las operaciones estadísticas que no trabaja sobre una muestra, sino sobre la población total, y en cuanto a ella podrán ajustarse rumbos asociados a su calidad de vida

 

No en balde, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, había asegurado durante las celebraciones del Día Mundial de la Población, el pasado 11 de julio, precisamente dedicado a los censos, que «al ser contados, nos hacemos visibles». Y ello es condición imprescindible para hacer uso de derechos y para exigir deberes.

Justamente por lo valiosa que es esa indagación demográfica, ha sido preparada al detalle. Desde el 29 de agosto del pasado año tuvo lugar un ensayo en los municipios de Candelaria, en la provincia de Artemisa, y en el de Segundo Frente, Santiago de Cuba. Entre el 10 y el 19 de septiembre de 2011 se aplicó en ambos lugares un cuestionario diseñado al efecto y además, se enumeró a la población residente. Las peculiaridades de los dos territorios los convirtieron en la mejor base de operaciones para probar las metodologías y organización de lo que será el gran despegue de este septiembre.

Ya dieron comienzo los seminarios que, del 4 al 11 de septiembre, capacitarán a unos 50 mil estudiantes de la Enseñanza Técnica y Profesional y de Educación Superior, así como a alrededor de diez mil profesores, quienes laborarán como enumeradores y supervisores en el próximo censo, cuyas más de mil 500 áreas censales ya están operativas en toda la Isla. En sus oficinas trabajarán durante un trimestre cerca de 15 mil 700 personas a cargo de la preparación, ejecución y control del estudio.

El personal involucrado en la realización de esa indagación portará credenciales, gorras y pulóveres que los identificarán ante los pobladores, de quienes se espera la habitual cooperación en esos procesos, porque, al decir de Juan Carlos Alfonso Fraga, director nacional del Censo de Población y Viviendas, las respuestas se tomarán por declaración y no se pedirá ninguna prueba documental, ni se realizará verificación o inspección alguna para comprobar la veracidad de los datos sobre las personas y las viviendas. Queda garantizada la confidencialidad de los datos ofrecidos a esta investigación estadística, que no otorga ni quita legalidad en cuanto a propiedades ni estatus de los habitantes.

Las respuestas al cuestionario que lleva el enumerador tendrán como referencia el llamado Momento Censal: las doce de la noche del 14 de septiembre. Así quedó fijado por el Decreto 291 de 2011. En consecuencia, no se tomarán en cuenta los nacidos, fallecidos, u otras variaciones que tengan lugar después de esa hora en las viviendas y unidades de alojamiento visitadas.

Las cuentas claras de Cuba

El censo que ya casi llama a las puertas de los cubanos, queda incluido en la Ronda de Censos 2010, según la llama la comisión de estadísticas de las Naciones Unidas, y comprende a más de 220 países que realizan investigaciones estadísticas de este tipo entre 2005 y 2015.

En Cuba, desde el primer censo, de 1774, no se contabiliza por raza, sino por color de la piel, y se espera confirmar que alrededor de la cuarta parte de la población es   mestiza, según indicó el censo de 2002; a la vez que también se subrayará la baja taza de fecundidad

 

Si bien fue harto rudimentario el empadronamiento poblacional realizado en la Isla, allá por 1774, cuando éramos 171 mil 670 los pobladores de esta Antilla Mayor, el censo al que ahora estamos abocados se distinguirá, entre otras singularidades, por contar con una red computarizada que garantizará el flujo informativo.

Según el jefe del Grupo Nacional de Procesamiento del Censo, Juan Carlos Fernández Suárez, dicha red sumará unas 200 PC, repartidas de acuerdo a la densidad poblacional de cada territorio. En el caso de la capital, Santiago de Cuba y Holguín, donde se concentran más de un millón de habitantes, respectivamente, ha sido reforzado el soporte tecnológico y los recursos humanos.

Una red BPN cerrada y privada, integrada por 16 puntos de enlaces o servidores, transmitirá los datos desde cada uno de los territorios hasta ser finalmente recepcionados en la sede de la Oficina Nacional de Estadística e Información. En total, se espera procesar aproximadamente 15 millones 250 mil registros digitales, y de ellos, más de tres millones se relacionan directamente con las características de las viviendas y 11 millones 200 mil con datos sobre las personas.

Ya las computadoras que componen el soporte digital del censo se encuentran en los territorios, y se encuentran a prueba en tiempo real los subsistemas. Todo ello será posteriormente utilizado en las elecciones municipales que tendrán lugar en octubre.

A través de un cuestionario de casi 40 preguntas, los pobladores aportarán información acerca del estado de las viviendas, la composición de la familia, el acceso al agua, al empleo, con qué combustible o energía cocinan y se alumbran, así como los electrodomésticos y otros equipos de que disponen. En esta oportunidad se especificará también sobre las personas discapacitadas física o mentalmente, y también podrá conocerse con precisión sobre el número de personas que ocupan plazas laborales afines a sus especialidades, cuántas trabajan o buscan trabajo. A la vez, igual podrá tenerse precisiones acerca del número de doctores y másteres con que cuenta el país.

 

El censo permitirá una fotografía de cuántos somos y cómo vivimos

 

Si en la novela de James M. Cain, el cartero siempre llama dos veces; este septiembre el enumerador censal seguramente no tendrá necesidad de llamar dos veces a la puerta de la familia cubana, convencida de la importancia de esa investigación estadística y de su contribución al buen rumbo de las estrategias y políticas que hoy Cuba despliega.

 

Fotos: Vladia Rubio

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