Caracol gigante africano: ¡Y sigue caminando! (+ Infografía)
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Fotos: De la autora
Desde hace unos años, el ritual mañanero de Nelia —una vecina del reparto Poey, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo— comienza con “la recogida del caracol”. Al narrar su faena cotidiana omite que se trata del llamado “Gigante Africano”, pues considera que mucho se ha hablado sobre el tema y resulta conocido.
La recogida del caracol africano es un "ritual" cotidiano para Nelia.
“Lo tengo en todas partes, se cuela en las matas de plátano, en las plantas ornamentales, y ¡qué decir cuando llueve! Si es de noche, al otro día cuando me levanto tengo el patio inundado. Ya no sé qué hacer. Por lo pronto, me consuelo al saber que no soy la única que convivo con estos `visitantes dañinos`, pues otros vecinos también reciben sus nefastas consecuencias”.
Ciertamente, los primeros reportes de la aparición de este molusco datan de junio del 2014 y fue, precisamente, en esta barriada donde se vio por vez primera. Según ha sido reconocido se introdujo en el país para cuestiones religiosas.
¡Un gran peligro!
El caracol gigante africano —tal y como su nombre indica— procede de este continente. No ofrece ventaja alguna para la agricultura y, por el contrario, resulta en extremo dañino para los seres humanos y la vida en sentido general, pues devora cultivos y jardines.
Se trata de una especie altamente invasora y grandes colonias de caracoles africanos pueden formarse a partir de un solo individuo.
El hecho de ser una especie hermafrodita (ambos sexos se encuentran en un mismo individuo)
facilita su reproducción y, por tanto, una rápida propagación.
Su presencia es notable en otros países, entre estos Colombia, Venezuela, República Dominicana, Guadalupe, Trinidad y Tobago y Estados Unidos.
En relación con la salud humana, este molusco es un foco transmisor de parásitos, como el strongyloides stercorialis, que produce enfermedades como la meningitis, la bronquitis, la estrongiloidiasis, entre otras.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn), está considerado entre las 100 especies exóticas invasoras más destructivas y dañinas del mundo. Ello se debe a que sus características fisiológicas y morfológicas le confieren resistencia para sobrevivir en cualquier ambiente y alimentarse especialmente de materia fecal, animales en descomposición y basura.
Formas para combatirlo
Por la importancia del tema, CubaSí dialogó con el Máster Ariel Castillo Rodríguez, subdirector de la dirección nacional de Sanidad Vegetal, entidad adscrita al Ministerio de la Agricultura; organismo de la Administración Central del Estado (OACE) que es el coordinador del grupo de trabajo para el enfrentamiento y control del caracol. Lo integran, además, los ministerios de Salud Pública, Educación, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y las organizaciones políticas y de masas.
Explicó que la propagación del molusco no se ha enmarcado en áreas agrícolas, sino en asentamientos poblacionales, sitios albañales, en laderas de ríos, o sea en lugares húmedos, donde están creadas las condiciones para su hábitat.
Asimismo, comentó que en nuestro país hay reportes de afectación en 12 provincias y el Municipio Especial Isla de la Juventud, aunque todavía los daños no son considerables.
Precisó que La Habana tiene la situación más compleja, pues está presente en todos sus municipios, por lo que existe un plan de acción abarcador, debido principalmente a cómo se puede diseminar su población.
“Hoy la Agricultura —expresó— tiene las condiciones creadas en caso de que el caracol apareciera en zonas agrícolas extensas”, y precisó que los productos que pudieran manejarse en ese contexto no deben emplearse en patios y casas, pues son contaminantes.
Recomendó evitar el contacto, no tocar con las manos, porque es un vector de enfermedades tanto al ser humano como a la salud animal y vegetal.
El especialista señaló que constituye una necesidad realizar labores integradoras de saneamiento y recogida del caracol, el cual puede enterrarse, sumergirse en agua caliente o en cal. De igual manera, puede aplicársele sal, aunque esta variante es una alternativa debido al déficit del alimento.
A la pregunta de si hoy su presencia puede considerarse una plaga agrícola, afirmó que este término está relacionado con daños, y en la actualidad —según monitoreos realizados— el caracol no ha producido afectaciones en grandes extensiones agrícolas, ya que se ha limitado a zonas urbanas. Sin embargo, no descartó la posibilidad de que pueda convertirse en una plaga en algún momento.
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