Ausente muy presente: Correísmo con resultados en comicios de Ecuador
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Pese a que su partido, Revolución Ciudadana, fue prohibido por el presidente Lenín Moreno, quien trata de extraditarlo de Bélgica para encerrarlo en prisión, en un evento similar al que le hicieron a Lula en Brasil, el exmandatario Rafael Correa demostró que sigue siendo una figura importante en el acontecer de la vida política de la nación suramericana.
Aún sin conocerse los cómputos finales de los comicios municipales celebrados este domingo, Fuerza Compromiso Social, organización que acogió a los candidatos del correismo, fue vencedora en Pichincha y Manabí y la mayoría de concejalías en Quito, pese a que se detectaron ciertos manejos de acta que le perjudicaban la votación en algunas circunscripciones.
Los comicios, a los que estaban convocados 13,3 millones de ecuatorianos para designar 5 675 cargos municipales, incluidos 221 alcaldes y 23 prefectos (gobernadores) provinciales, fueron suspendidos en una pequeña población costera del noroeste, cercana a Colombia, por "alguna dificultad que se ha presentado en cinco juntas receptoras del voto".
Luego, se reportaron actos vandálicos en Manabí, pero se presume que fue un fuego fatuo para desestabilizar a la entidad que apoya al correísmo.
Ante el récord de candidatos (81 278 de 278 partidos) se presumen resultados muy divididos entre la resquebrajada izquierda y la derecha, que se recupera después de la década del gobierno de Correa (2007-2017, quien ganó inobjetablemente 14 elecciones consecutivas.
Nada de muerto político
El actual alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, no considera una sorpresa que el movimiento Fuerza Compromiso Social, lista 5, que auspicia el ex presidente Rafael Correa, haya liderado varias prefecturas, algunas de ellas muy importantes.
Nebot, opositor a Correa, considera que Moreno y otros muchos se equivocan, al pensar que el ex mandatario es un muerto político. “Correa no es un muerto político, es un hombre importante todavía en la vida política del país, muy disminuido respecto de lo que fue, pero no es el cuco ni el muerto", expresó.
El líder del Partido Social Cristiano (PCS) - Madera de Guerrero (MG) también se refirió al logro de la organización política de derecha. “El triunfo no es del PSC y sus aliados, sino de un pueblo que privilegia la ideología de la prosperidad de un partido del Ecuador sobre cualquier otra ideología y sobre cualquier otro partido".
El domingo también fueron elegidos los siete miembros de un criticado consejo creado por el correismo para la integración de entes estatales de control, electorales y judiciales.
Ante reclamos sociales para proteger el agua, además se realizó un referendo en un área minera del sur andino sobre las actividades de explotación, cuyo resultado -que es vinculante- podría afectar las labores de la canadiense INV Metals Inc.
Los comicios revisten importancia para Correa, quien al dejar el poder se vio involucrado en una pugna con Moreno que fracturó al movimiento oficialista Alianza País y a la izquierda.
Después de que en 2018 fuera eliminada en referendo la reelección indefinida, el exmandatario intenta recuperar el poder a través de sus partidarios frente a lo que calificó de traición de Moreno, a quien acusa de aliarse con la derecha y de perseguirlo.
En esa consulta, el correismo obtuvo un 30% de la votación, oponiéndose a la iniciativa presidencial.
El Ejecutivo marcó distancia de los comicios. Moreno insistió el domingo que "trabajaremos (...) con los candidatos triunfadores, los que ustedes seleccionen. Sabremos respetar la voluntad del pueblo y estaremos siempre atentos a trabajar con ellos para sacar adelante a sus localidades".
El lenguaje de la reacción
Sin diplomacias ni medias tintas, los discursos del presidente Lenín Moreno se han ido cargando de palabras densas para su predecesor, para el régimen de Nicolás Maduro y para prácticamente todo lo que esté ligado a la corriente de izquierdas que imperó en América Latina en la última década.
El socialismo del siglo XXI pasó con Moreno de ser el programa ideológico con el que ganó las elecciones en mayo del 2017 a un modelo “perverso” y “corrupto”, como ha repetido en sus comunicados la presidencia de Ecuador. Lo único que aún persiste de aquellos dogmas es la promesa a las clases populares de que todo lo que se decide tiene la prioridad de protegerlas.
Cuando gobernaba Rafael Correa, Estados Unidos era el peor enemigo y el FMI, un prestamista usurero. “Por ser malos alumnos del FMI, nos va bien en Ecuador”, llegó a decir el exmandatario. Para él, además, Venezuela, Hugo Chávez y Nicolás Maduro eran un ejemplo a seguir en cuanto a liderazgo, autoridad y políticas populares. Como socio regional era preferible tener a la Comunidad Andina, al Alba (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) y a la Unasur. Ni oír hablar de la Alianza del Pacífico. “Yo entraré a la Alianza del Pacífico (integrada por Chile, Perú, Colombia y México), cuando Alaska y Siberia tengan también un tratado porque están cerquita los dos”, dijo con ironía en su momento.
Pero Lenín Moreno ha dado un vuelco en prácticamente todos los aspectos, incluidos los simbólicos. La salida de la Unasur y la insistencia en retirar la estatua de Néstor Kirchner de la sede de Quito es una forma de borrar aquella foto emblemática en el edificio de la Mitad del Mundo en la que aparecen Evo Morales, presidente de Bolivia, Dilma Roussef, entonces al frente de Brasil, Cristina Fernández por Argentina y Nicolás Maduro por Venezuela. Todos invitados por Correa.
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