Opinión: Cuba blanqueó a Holanda y se cruzará con Estados Unidos

Séptima oportunidad que enfrentaremos a Estados Unidos en un lapso de tres semanas. El final para este suspense no podía generar mayor expectativa. Tras el triunfo 4-0 sobre Holanda, los cubanos culminaron terceros en la etapa clasificatoria con tres éxitos y dos fracasos, por detrás de la sensación Puerto Rico (5-0) y los estadounidenses (4-1) y delante de los anfitriones, el cuarto semifinalista con (2-3).

Justamente el tres parece ser el número de orden, pues abrazados a esa cantidad de éxitos aparecen las novenas antillana y norteña, tomando en cuenta lo acaecido en La Habana y en el choque particular de esta XXVI edición de la semana beisbolera de Haarlem. Claro, si me preguntaran, hubiera preferido medirme nuevamente a los boricuas por el pase al oro, que a la armada norteña, con todo y el dominio que sobre las potencialidades y fisuras que sobre esta última tenemos.

Si mis conocimientos beisboleros y hasta un poco de intuición no fallan, nuevamente se estaría midiendo Yadier Pedroso a los derechos Jonathan Crawford o Adam Pltko, o al zurdo Marco Gonsalez. Dos excelentes actuaciones frente a Cuba avalan al primero, además de que le toca por rotación.

En el desafío dominical, ganado por los norteños 5-2 Crawford permitió 5 hits y una limpia, para dar fe de que su performance anterior frente a los nuestros no fue casualidad. Velocidad, slider cortante y cambio oportuno son los argumentos del diestro de 1.85 mts y 205 libras.

Recordemos que en el Latinoamericano limitó a la batería antillana en, estrucando a seis en 6 y un tercio de innings, apoyado en su recta, ― osciló entre las 93-96 millas. El mencionado Crawford, en su segundo año colegial con la Universidad de la Florida trabajó para 3.13 limpias por juego, ganó seis y perdió dos, con 73 ponches y 24bases por bola en 77 capítulos, promediándole los rivales para apenas 260. Únicamente no fue eso, en sus siete capítulos iniciados retiró al primer hombre en turno, tres los caminó de uno, dos y tres y en los otros cuatro dominó a los dos primeros hombres, sumado todo eso a un porcentaje de strike que frisó el 60%.
Esperemos el desenlace de mañana.

De vuelta al desafío de hoy, y no porque parezca un arrullo la ofensiva sigue por debajo de lo esperado, y de su nivel habitual. Otra vez fallaron con hombres en circulación, al punto de dejar 12 en las almohadillas y en par de ocasiones los ángulos cuajados. Si bien conectaron 11 inatrapables la efectividad sigue decaída, en buena medida debido a la anémica productividad de José Dariel Abreu y Alfredo Despaigne, apenas tres remolques en la etapa regular. Esa apatía también se apoderó de Cepeda ante los lanzadores de los tulipanes, en blanco en cinco ocasiones.
 
Por fortuna Yulieski Gourriel, jugador del partido con dos cañonazos, otros tantos remolques y tres boletos; y Erisbel Arruebarruena, tres imparables, descollaron madero en mano.

Desde el box Vladimir García retomó su rol de abridor (como sucede en nuestros clásicos) y estuvo intratable durante ocho episodios. Inmaculado su casillero de carreras permitidas, espació cuatro hits y estrucó a cinco rivales, para ello empleó 112 pitcheos.

Menos mal que salimos airosos pues todavía frescas en el recuerdo están las dos derrotas sufridas a manos de los holandeses en la Copa Mundial de Panamá, primero en la segunda vuelta (4-1 adverso) y luego 2-1 en la final.

HURGANDO EN LOS NÚMEROS

No hay que viajar a Haarlem para saber que Estados Unidos, nuestro rival de mañana, nos superó en los indicadores de pitcheo a pesar de su juventud. Permitieron menos limpias 1.02 por 1.67, poncharon más 43 por 36, aunque también concedieron más boletos 21 a 18.

Aunque en los números la ofensiva cubana se mostró superior cabe señalar que el despertar antillano se produjo en el nocao ante Japón, representado por el elenco Kyushu Daigaku, perteneciente a una de las 26 regiones que participan en la liga universitaria japonesa. Ante los nipones friolera 15 indiscutibles con 12 anotaciones, fue el saldo de los comandados por Víctor Mesa. ¿La defensa? Pudiera parecer contradictorio por las diferencias de edades, pero eso no determina el oficio y la mecánica de juego: tres errores y 983 colectivo para la tropa de Dave Serrano y 4 con 978 para los nuestros.

Así, tras este coctel estadístico, queda la escena lista para el crucial desafío semifinalista. Una vez más la grama del estadio Pim Mulier se encargará de mantener o levantarle el hechizo a una armada de Cuba.