El fascismo va cubriendo la faz de Europa

El fascismo va cubriendo la faz de Europa
Fecha de publicación: 
6 Julio 2018
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Si Francia sigue emergiendo, una gran parte del pueblo francés, permeado por el racismo, no se sentirá representado y pienso que hasta se alegraría de la debacle de un equipo de buenos futbolistas, muchos de los cuales se sienten marginados, porque no han tenido la “suerte” de nacer blancos.

Así, de una manera u otra, se expresa equivocadamente la amargura por la debacle de la socialdemocracia y el cada vez mayor auge de las ideas fascistas, todo un caldo de cultivo en la culta Francia.

Pero no solo Francia es protagonista lamentable de este fortalecimiento fascista, sino que la ultraderecha se hace visible en muchas parte del llamado Viejo Continente, que en otra época era sinónimo de prosperidad, pero que ahora sigue abandonando políticas sociales y migratorias dignas que le evitarían seguir por ese escabroso camino.

Hace unos días, el secretario general del movimiento progresista español Podemos, Pablo Iglesias, alertó de que Europa puede volver a caer en manos del fascismo, durante el curso Cambio Político y acción parlamentaria, que ha ofrecido en los Cursos de verano de El Escorial, que organiza la Universidad Complutense de Madrid.

Iglesias, que ha compartido conferencia con el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ha dedicado gran parte de su discurso a alertar de los riesgos que afronta Europa desde "la crisis del neoliberalismo" del 2008, que ha llevado, a su juicio, al hundimiento de la socialdemocracia en la mayoría de los países europeos.

"La socialdemocracia se hunde, al tiempo que emerge la extrema derecha en buena parte de los sistemas políticos europeos que saltan por los aires", ha señalado, antes de poner de ejemplo al nuevo ministro del Interior de Italia, el líder del partido de ultraderecha La Liga, Matteo Salvini.

Según Iglesias, ha sido precisamente "la crisis de la gobernanza neoliberal en Europa" la que "ha abierto las puertas al fascismo aunque en España esa crisis tuvo como traducción política el surgimiento de Podemos, y no de una fuerza de extrema derecha.

En este contexto, el Secretario General de Podemos ha identificado los tres desafíos que debe afrontar Europa para evitar el riesgo de caer de nuevo en manos del fascismo: el de la soberanía, el de la democratización de las instituciones europeas, y el de garantizar el estado del bienestar.

En cuanto al primer desafío, Iglesias ha defendido, por un lado, que el proyecto europeo pasa porque cada Estado tenga soberanía para tomar sus propias decisiones y, por otro, en el plano geopolítico y militar, por que Estados Unidos no controle la política europea en este sentido.

"Se decía que Europa era un gigante económico, un enano político y un gusano militar. Nosotros hemos dicho que hay que superar la estructura de la OTAN. Un patriota no puede defender que haya bases militares de una fuerza política extranjera como Estados Unidos definiendo la política de seguridad de nuestro continente", ha reivindicado.

Asimismo, ha urgido a democratizar las instituciones europeas, para que el Parlamento Europeo, que es el órgano formado por los representantes elegidos por los ciudadanos europeos, no siga siendo una cámara colegislativa, sino que tenga capacidad y autonomía para marcar el rumbo de la política europea.

En tercer lugar, Iglesias ha vuelto a hacer hincapié en la necesidad de situar como prioridad el desarrollo de políticas sociales de cohesión, porque si no, "el proyecto europeo no va a ninguna parte". "El vector histórico de cohesión fue el Estado del Bienestar", ha recordado.

APARTHEID

Es bueno citar ampliamente lo anterior para destacar la necesidad de desarrollar una política migratoria digna que respete los derechos humanos, porque detrás de las expresiones de la extrema derecha de que no quiere inmigrantes, lo que desea es que se implante un sistema de apartheid.

Es decir, como sucede en estratos laborales en Alemania, muchos de ellos funcionado en forma soterrada, sin que se perciba externamente, que lo que quieren los fundamentalistas de la ultraderecha es que haya seres humanos sin derechos laborales, que no puedan votar, sin acceso a la sanidad y la educación, es decir, que no sean ciudadanos.

Por su peso en la arena continental, Alemania y Francia pueden hacer que esta ola fascista se expanda rápidamente al resto de Europa, y ya se vaticina un presidente aún más de derecha en territorio francés en los próximos comicios, en Austria es probable que, luego de un intento fallido, elementos fascistoide asuman “democráticamente” el poder y xenófobos de la extrema intensifican sus ataques por doquier, principalmente en la todavía española Cataluña.

En fin, podemos señalar, a manera de epílogo, que Europa viene sufriendo un desplazamiento a la derecha desde los años 80 por dos motivos: la inseminación de la derecha clásica por el llamado neoliberalismo, que ha dado lugar a su vez al neoconservadurismo, en un contexto de inseguridad e incertidumbre creciente; y la incapacidad de la socialdemocracia y de la izquierda para dar respuesta al desamparo de las clases medias y populares hundidas por la crisis.

Esto ha hecho que elementos fascistas canalicen fácilmente el enfado de muchos sectores de la población y conseguido arrastrar a buena parte de la derecha -e incluso a la izquierda en algunos casos- para hacer su propia agenda.

De ahí que los grupos ultraderechistas hayan utilizado la crisis de los refugiados para determinar los chivos expiatorios que población buscaba delimitar. Como consecuencia, se han ido desplegando todos los tópicos del discurso de estos movimientos, que tratan de hacer olvidar que todo el embrollo forma parte de una política colonizadora y neocolonial utilizada por los grupos de poder de diversas banderas en Europa y todo lo que responda a los intereses imperiales.

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