Perú-Vizcarra: La derecha empolvada

Martín Vizcarra dejó su cómodo puesto como embajador en Canadá, y regresó a Perú para tomar el del presidente renunciante Pedro Pablo Kuczynski, tras lo cual, en pocas horas, hizo lo que PPK  no abordó durante su año y medio de gobierno, visitando hospitales, orfanatos y centros laborales,  al tiempo que prometía acelerar la reconstrucción y la atención a las víctimas de desastres naturales.

Vizcarra, a quien se le sobreseyó una causa por supuesta corrupción, es considerado, un hombre de trabajo y deseoso de aprovechar este momento de cierto optimismo por la salida de PPK para distanciarse del que fuera su presidente, nombrando un gabinete sin aparentes manchas corruptas y sin vínculos empresariales - contrario a lo que hizo desde el principio PPK-, pero con algunos elementos vinculados al fujimorismo y sin que se detuviera en algún momento a rechazar el indulto al ex mandatario condenado a 25 años de prisión, por crímenes de lesa humanidad y corrupción.

Empero, decidió no contrariar la decisión de su  ex jefe, ordenada  por el Imperio, de no invitar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la Cumbre de las Américas, que sesionará durante los días 13 y 14 en Lima, donde estará presente Donald Trump y el “manto protector” de la Organización de Estados Americanos.

Por decisión propia, el presidente entrante de Costa Rica, Carlos Alvarado, tampoco asistirá al evento, alegando que el momento es de trabajar para su país, aunque quizás lo haga el saliente, Luis Guillermo Solís.

Y volviendo a Vizcarra, no hay que olvidar que tanto PPK como él, figuras del Partido Por el Kambio llegaron a ganar las elecciones en Perú, gracias al apoyo del centro y la izquierda, con el fin de que el fujimorismo no regresara al poder, tras vencer en la primera vuelta de la anterior cita presidencial.

Asimismo, Vizcarra tiene la oportunidad de fabricarse una mejor imagen, aprovechando que el pueblo está cansado de continuados presidentes corruptos y de un Parlamento que tiene la antipatía de más del 80% de la población.

Su asunción del poder trata de evitar elecciones generales anticipadas y hacer llegar su presidencia hasta el 2021, y durante este tiempo la izquierda tendrá que aprender que las instituciones no deben ser un punto de llegada y capaz de liderar procesos, así como expresarse en el lenguaje normal de la gente común y corriente, porque mantener distancia es el peor error, que se paga en las urnas, aunque sea una elección transparente.

Es indispensable para evitar que siga el dominio de los mismos de siempre, quienes aprovechan el momento para maquillar la situación actual y evitar que las cosas cambien.

Para la peruana Laura Ibarra, quien forma parte del partido Podemos –la tercera fuerza política de España- “Vizcarra tiene historia, empezando porque ha sido hasta hace menos de una semana el vicepresidente del mismo que ahora es un paria justificado. En su discurso no hace mea culpa, como si no hubiera formado parte del gobierno. Lo único por lo que podemos felicitarnos es por haber sacado a PPK y colocado a Vizcarra siguiendo los cauces democráticos y constitucionales. Pero el aplauso optimista, casi cómplice y amnésico nos lleva directamente a tropezar con el mismo iceberg. Mientras más tiempo pasa, la piedra se hace más grande”.