Perú: Kuczynski se va, crisis queda
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PPK, como se le conoce, asumió un cargo sin tener la simpatía popular, porque nunca intentó llegar al pueblo, además de que accedió debido al voto de castigo a su principal oponente, Keiko, la hija del expresidente Alberto Fujimori, a quien indultó, echando al basurero una condena de 25 años por corrupción y crímenes de lesa humanidad.
Quizás ocupe la celda que dejó Fujimori, debido a que la Fiscalía General le prohibió salir del país, con vistas a iniciarle un proceso por tener vínculos corruptos con la empresa brasileña Odebrecht.
Otro acápite doloroso para el imperialismo ha sido la renuncia del artífice visible de la Cumbre de las Américas, que iba a tratar en Lima nada menos que el problema de la corrupción, a la que ha sido invitado Donald Trump y negado el acceso a Nicolás Maduro y su «molesta» Venezuela.
Pero esto de que PPK esté ligado a la corruptela no es algo nuevo, porque ya tenía malos antecedentes como director de una de las importantes ramas del Banco Central durante la presidencia de Fernando Belaúnde Terry, y tuvo que renunciar al cargo que ocupaba en la de Alejandro Toledo, sospechoso de corrupción.
Su renuncia fue un alivio tanto del oficialismo como de la oposición, que lo presionaron para que diera «un paso al costado», luego de conocerse los videos que mostraban la compra de votos para evitar su destitución.
Esto ocurre un día antes de la votación en el Parlamento de la vacancia presidencial, en la cual la oposición buscaba la destitución de Kuczynski, argumentando que ha faltado a la probidad, al supuestamente mentir sobre sus vínculos con la constructora brasileña Odebrecht, envuelta en casos de corrupción tanto en Perú como en el resto de Latinoamérica.
Se trataba de la segunda moción de vacancia presentada contra el mandatario, luego de que en diciembre pasado no se consiguieran los votos suficientes para aprobar la salida del gobernante, en parte gracias a la abstención del congresista Kenji Fujimori y otros nueve militantes de Fuerza Popular (FP), el partido opositor, liderado por la excandidata presidencial Keiko Fujimori.
Esta acción del hermano menor del clan Fujimori fue interpretada como el fruto de una presunta negociación con el gobierno para lograr la liberación de su padre, a cambio de la permanencia de PPK. Pero un nuevo escándalo se desató el martes, luego de que la propia FP revelara dos videos, en los cuales se muestra a Kenji Fujimori, junto a otros legisladores, realizando una supuesta «compra de votos» a otros colegas para impedir la destitución del mandatario.
En este sentido, el destino era claro: o Kuczynski renunciaba, o su destitución este jueves era inminente, dado que varios legisladores de su propio sector ya habían anunciado que votarían a favor de esta. No obstante, PPK reiteró que fue víctima de una manipulación política para desacreditarlo, lo que se vio manifestado con estas imágenes que, aseguró, fueron editadas «deliberadamente» para esgrimirlas en su contra.
Ahora, falta que el Congreso acepte la renuncia de PPK, y posiblemente asuma la presidencia el actual primer vicepresidente y embajador de Perú en Canadá, Martín Vizcarra, cuya llegada al máximo cargo ya ha sido prevista.
Clavo ardiente
Algunos analistas expusieron en la madrugada de este jueves por Telesur que Vizcarra no tiene que seguir necesariamente la línea de PPK, es más responsable y puede enfrentar la situación hasta el 2021, fin del mandato regular, del que PPK solo cumplió año y medio.
No obstante, a Vizcarra se le va a entregar un clavo ardiente y sin guantes, ante las combativas manifestaciones de protesta, debido a los incumplimientos del gobierno, el aumento del desempleo, la implementación fallida de políticas neoliberales que entregan las riquezas a quienes más tienen y las enormes desigualdades de una nación que tiene el lugar 13 en los servicios sociales de la región y uno de los menores salarios mínimos del planeta.
Huelgas magisteriales de más de tres mees y la pésima política sanitaria, que tiene en continuado maltrato a la abandonada población indígena, completan el triste cuadro de una nación con grandes riquezas naturales y, según se afirma, es poseedora de una buena reserva de oro, pero con tanta corrupción pasada y presente no es extraño que no quede nada para el futuro.
En este contexto han proseguido los disturbios que confirman el creciente malestar de mineros y estudiantes ante las ya mencionadas promesas incumplidas, en tanto el geofaguismo minero y la presión de diversos medios financieros conspiran contra los sectores más trabajadores y humildes.
Todo este tejemaneje precedió a las protestas por inconsultas concesiones mineras a empresas transnacionales que ponen en peligro el medio ambiente y la calidad de vida de una porción del territorio peruano.
Pero, repito, esto no ha sido la situación sólo bajo PPK, porque el incumplimiento y la corrupción han estado también pululos en anteriores gobiernos.
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